¿Qué es una infección por COVID-19 “irruptiva” y quiénes tienen un mayor riesgo de contraerla?

Los médicos aseguran que gracias a las vacunas estas infecciones son raras y generalmente leves. Cuáles son los síntomas y quiénes las contraen

Compartir
Compartir articulo
¿Quiénes corren mayor riesgo de contraer infecciones y casos “irruptivos”? (REUTERS)
¿Quiénes corren mayor riesgo de contraer infecciones y casos “irruptivos”? (REUTERS)

Se considera una infección “irruptiva” cuando alguien que recibió una vacuna COVID-19 contrae el virus más de 14 días después de haber sido completamente vacunado. “Estas infecciones son raras y generalmente leves. La mayoría no requiere hospitalización”, advirtió el doctor William Schaffner, profesor de enfermedades infecciosas en el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt en los Estados Unidos.

Es posible que estas personas no sepan que están infectadas, ya que algunas no muestran síntomas. Los atletas olímpicos y otras personas que se someten a pruebas con regularidad se han sorprendido con resultados positivos de COVID-19, ya que no se sentían enfermos. Para aquellas que sí se sienten enfermas, los síntomas suelen ser de menor duración y más leves que aquellos que contraen COVID-19 sin una vacuna. Esos síntomas incluyen tos, fiebre, dolores de cabeza y fatiga, según un estudio preliminar publicado a finales de mayo en el Reino Unido por investigadores del King’s College London.

¿Quiénes corren mayor riesgo de contraer infecciones y casos “irruptivos”? Los médicos dicen que los ancianos y aquellos con sistemas inmunológicos comprometidos tienen mayor riesgo de contraerlas. Según la doctora Akiko Iwasaki, inmunóloga de la Universidad de Yale, “esto se debe a que el envejecimiento afecta la capacidad intrínseca del cuerpo para adaptarse a una respuesta inmunitaria”. “Las personas inmunodeprimidas debido a una enfermedad subyacente también están en riesgo porque es posible que no puedan generar la cantidad de anticuerpos necesarios para combatir la infección por completo”, sostuvo.

Un informe de fines de mayo de los Centros para el Control de Enfermedades e Infecciones de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) encontró más de 10.000 casos de COVID-19 en personas vacunadas al menos 14 días después de su última inyección en 46 estados y territorios entre el 1 de enero y el 30 de abril de este año. Eso equivale a aproximadamente el 0.01% de los aproximadamente 100 millones de personas que estaban completamente vacunadas al 30 de abril. De esas aproximadamente 10.000 personas, alrededor del 10% fueron hospitalizadas. De ese 10%, casi un tercio no mostró síntomas o estuvo en el hospital por alguna razón no relacionada con el coronavirus; 2% —o 160 pacientes, murieron.

“Si bien el nombre parece novedoso, es una situación completamente esperable. En toda campaña de vacunación ocurre. Existe siempre un número muy reducido de casos de pacientes en quienes la vacuna no es tan efectiva. En EEUU, estos casos son mayoritariamente causados hoy por hoy por la variante Delta, la cual es altamente transmisible. Lamentablemente todavía existe un sector de la población que prefiere no vacunarse y hacer que el virus siga circulando”, manifestó en diálogo con este medio Laura Palermo, doctora en virología, especialista en la historia de las enfermedades y profesora en el Hunter College de Nueva York.

La Kaiser Family Foundation, una organización sin fines de lucro, dijo en julio que aproximadamente la mitad de los estados de los EEUU están reportando algunos datos sobre este tipo de infecciones, que muestran que la tasa de tales casos entre las personas completamente vacunadas estaba muy por debajo del 1% (REUTERS)
La Kaiser Family Foundation, una organización sin fines de lucro, dijo en julio que aproximadamente la mitad de los estados de los EEUU están reportando algunos datos sobre este tipo de infecciones, que muestran que la tasa de tales casos entre las personas completamente vacunadas estaba muy por debajo del 1% (REUTERS)

La edad promedio de los pacientes que murieron después de ser diagnosticados con COVID-19 después de la vacunación fue de 82 años, encontraron los CDC. Y el 18% de los que murieron fallecieron por razones que no estaban relacionadas con COVID-19.

Desde ese informe, los CDC dejaron de rastrear los casos de COVID-19 que no condujeron a la hospitalización ni a la muerte. Hasta el 19 de julio, registraron 5.914 casos en 49 estados y territorios de pacientes vacunados que fueron hospitalizados o murieron. De esos casos, el 74% correspondió a personas mayores de 65 años. Entre el grupo completo hubo 1.141 muertes. El 26% de esas muertes ocurrieron entre personas asintomáticas o que murieron por algo no relacionado con la enfermedad por coronavirus.

La Kaiser Family Foundation, una organización sin fines de lucro, dijo en julio que aproximadamente la mitad de los estados de los EEUU están reportando algunos datos sobre este tipo de infecciones, que muestran que la tasa de tales casos entre las personas completamente vacunadas estaba muy por debajo del 1%. Más del 90% de los casos, hospitalizaciones y muertes de COVID-19 en los estados han ocurrido entre personas que no están completamente vacunadas, dijo la fundación.

Recientemente, un estudio publicado en la revista The New England Journal of Medicine de miles de trabajadores de la salud que recibieron la vacuna de Pfizer – BioNTech develó que las personas completamente vacunadas contra el COVID-19 tienen menos probabilidades de infectarse con el coronavirus si tienen niveles relativamente altos de anticuerpos bloqueadores de virus.

El análisis se suma a un creciente cuerpo de evidencia de que los niveles de anticuerpos “neutralizantes” de una persona, que impiden que el SARS-CoV-2 infecte las células, predicen si esa persona se infectará. Un marcador predictivo robusto, conocido como correlato de protección, podría ayudar a los reguladores a aprobar nuevas vacunas sin requerir grandes ensayos clínicos. También podría ayudarlos a evaluar la necesidad de inyecciones de refuerzo para protegerse contra variantes virales emergentes. El estudio “es un paso importante en la validación adicional del uso del título de neutralización como correlato de protección”, dice Miles Davenport, inmunólogo de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Sydney, Australia.

La investigación se basa en datos de casi 11.500 trabajadores de la salud completamente vacunados en el Centro Médico Sheba cerca de Tel Aviv, Israel (EFE)
La investigación se basa en datos de casi 11.500 trabajadores de la salud completamente vacunados en el Centro Médico Sheba cerca de Tel Aviv, Israel (EFE)

La investigación se basa en datos de casi 11.500 trabajadores de la salud completamente vacunados en el Centro Médico Sheba cerca de Tel Aviv, Israel. Las pruebas exhaustivas realizadas entre fines de enero y fines de abril de 2021 identificaron a 39 trabajadores que se habían infectado con el SARS-CoV-2 a pesar de estar completamente vacunados. Todos tenían síntomas leves o ninguno, pero el 19% aún presentaba algunos síntomas 6 semanas después del diagnóstico.

Para 22 de los 39 trabajadores con infecciones “irruptivas”, los autores pudieron obtener mediciones de anticuerpos tomadas el día en que se detectaron las infecciones o la semana anterior. Los investigadores también examinaron datos de 104 trabajadores completamente vacunados que emparejaron a los trabajadores infectados por factores como la edad, pero que no se infectaron. La comparación mostró que los niveles de anticuerpos neutralizantes eran más bajos entre los que se infectaron, lo que proporciona la primera evidencia directa de este efecto, dice Davenport.

Los resultados refuerzan los datos recopilados anteriormente durante los ensayos clínicos de la vacuna Oxford-AstraZeneca. El análisis de esos datos también mostró un vínculo entre niveles más altos de anticuerpos neutralizantes y una menor probabilidad de infección “irruptiva”. Pero la diferencia en los niveles de anticuerpos entre los participantes del ensayo que tenían infecciones de este tipo y los que no las tenían no fue estadísticamente significativa.

Sin embargo, el último estudio posee algunas limitaciones. “Se basa en una pequeña cantidad de casos entre adultos jóvenes y sanos, lo que limita su aplicación”, dice Andrew Fiore-Gartland, bioestadístico del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson en Seattle, Washington. Y advierte: “Se esperan más estudios de los ensayos de vacunas pronto”. El análisis no proporciona un nivel específico de anticuerpos que esté asociado con la protección, dicen los investigadores. Ese umbral de protección “es lo que realmente necesita el campo para avanzar”, finaliza Fiore-Gartland.

SEGUIR LEYENDO: