De los 164 millones de estadounidenses vacunados, menos del 0,1% se infectó de COVID-19 y solo el 0,001% murió

Aunque los contagios posvacunación han acaparado la atención pública, las bajas cifras muestran que la pandemia es, sobre todo, una amenaza para la población no vacunada

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De los 164 millones de estadounidenses vacunados, solo 125.000 personas (el 0,077%) han dado positivo en las pruebas de COVID-19 y menos del 0,001% ha muerto, según datos oficiales de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Además, las autoridades sanitarias revelaron que menos del 0,004% de los inoculados con pauta completa experimentaron un caso de brote con resultado de hospitalización.

Cuando las personas se infectan después de la vacunación, los científicos llaman a estos casos infecciones posvacunación porque el virus rompió la barrera protectora que proporciona la vacuna.

Pero, aunque las “infecciones posvacunación” han acaparado la atención de los medios de comunicación, las bajas cifras muestran que la pandemia es -sobre todo- una amenaza para la población no vacunada.

Aunque el término pueda sonar aterrador, los datos ponen de relieve lo que los principales expertos en salud de todo el país han destacado durante meses: las vacunas contra el COVID-19 son muy eficaces para prevenir las enfermedades graves y las muertes causadas por el Covid-19 y son la mejor opción para frenar la pandemia y evitar más sufrimiento.

Pero, ¿hasta qué punto las infecciones posvacunación son comunes y peligrosas? Ninguna vacuna es 100% efectiva. La vacuna contra la poliomielitis de Jonas Salk tenía una eficacia del 80%-90% en la prevención de la enfermedad paralítica. Incluso en el caso de la vacuna estándar contra el sarampión, la eficacia fue del 94% entre una población altamente vacunada durante los grandes brotes. Comparativamente, los ensayos clínicos descubrieron que las vacunas de ARNm de Pfizer y Moderna tienen una eficacia del 94%-95% en la prevención de la COVID-19 sintomática, lo que supone una protección mucho mayor de la esperada inicialmente.

Centro de vacunación en Los Ángeles, California
Centro de vacunación en Los Ángeles, California

Así, las infecciones en personas vacunadas siguen siendo muy raras y suelen causar síntomas leves o ninguno. Por ejemplo, datos de los CDC de 46 estados revelaron que entre el 1 de enero y el 30 de abril de 2021 se registraron 10.262 infecciones posvacunación, mientras que hubo 11,8 millones de diagnósticos de COVID-19 en total durante el mismo periodo.

Desde mayo pasado, los CDC se han centrado en investigar únicamente los casos de hospitalizados o mortales entre personas totalmente vacunadas. La agencia dice que los datos se basan en “informes pasivos y voluntarios” y son una “instantánea” para “ayudar a identificar patrones y buscar señales entre los casos de avance de la vacuna”. Del estudio surgió que menos del 0,004% necesitó hospitalización y que el 74% de las infecciones posvacunación se produjeron entre adultos de 65 años o más.

Estos datos, además de la protección de los no vacunados, fue clave para que las autoridades sanitarias volvieran a recomendar el uso de mascarilla entre los inoculados con pauta completa.

El factor Delta

La variante Delta, muy contagiosa, es ahora la responsable de casi todos los nuevos casos de COVID-19 en Estados Unidos, pero varios estudios, incluidos los de los CDC, han demostrado que las vacunas siguen siendo eficaces para combatirla, especialmente contra la hospitalización y la muerte. De hecho, alrededor del 97% de las personas recientemente hospitalizadas en EEUU por el virus no estaban vacunadas, y en los condados en los que las tasas de vacunación son bajas, los casos están aumentando rápidamente, y las muertes también.

Los expertos explican que las vacunas siguen siendo el único escudo fiable contra el virus, sea cual sea su forma, porque previenen en gran medida la infección, incluso con la variante Delta, y reducen en gran medida las posibilidades de enfermedad grave o muerte en caso de infección.

El ultimo informe de las autoridades sanitarias norteamericanas es contundente y afirma que es central que los Estados y sus respectivas autoridades sanitarias comprendan que la única herramienta eficaz contra las nuevas variantes como la Delta son los esquemas de vacunación completos. En la investigación, en el que los CDC trazan una comparación entre la variante Delta del coronavirus por su alta contagiosidad con la varicela, interpelan directamente a los antivacunas y a todo aquellos que pongan en tela de juicio la trascendencia de apostar por la vacunación contra el COVID-19.

Senay Buyrucu, de 14 años, recibe su vacuna contra el COVID-19 en  Pasadena, California (Reuters)
Senay Buyrucu, de 14 años, recibe su vacuna contra el COVID-19 en Pasadena, California (Reuters)

Los modelos de los científicos, de hecho, sugieren que la vacunación puede haber salvado aproximadamente 279.000 vidas en Estados Unidos y haber evitado hasta 1,25 millones de hospitalizaciones a finales de junio de 2021. Del mismo modo, en Inglaterra pueden haberse evitado unas 30.300 muertes, 46.300 hospitalizaciones y 8,15 millones de infecciones gracias a las vacunas COVID-19. En Israel, se cree que la elevada tasa de vacunación ha provocado un descenso del 77% de los casos y del 68% de las hospitalizaciones desde el pico pandémico de ese país.

En los Estados Unidos, sólo 150 de las más de 18.000 muertes por COVID-19 en mayo fueron de personas que habían sido totalmente vacunadas. Esto significa que casi todas las muertes por COVID-19 en EE.UU. son de personas que siguen sin vacunarse.

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