Las pruebas de saliva también pueden detectar el coronavirus, según dos nuevos estudios

La ventaja principal de este sistema de diagnostico es que libera tiempo al personal médico y evita una posible exposición al virus, reduciendo el riesgo de transmisión. Además puede ser tolerada mejor por niños y pacientes de riesgo

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Un trabajador sanitario realiza una prueba PCR a un hombre en París, Francia. (REUTERS/Gonzalo Fuentes)
Un trabajador sanitario realiza una prueba PCR a un hombre en París, Francia. (REUTERS/Gonzalo Fuentes)

Las pruebas de saliva para detectar el coronavirus son tan confiables como las pruebas PCR que requieren una muestra tomada con un hisopado en la parte posterior de la nariz, según dos nuevos estudios de reciente publicación.

En el primer estudio, publicado en el New England Journal of Medicine, un equipo de la Universidad de Yale identificó a 70 pacientes hospitalarios con Covid-19 cuya positividad se había confirmado con los hisopados nasofaríngeos tradicionales. Cada vez que un trabajador de la salud realizaba pruebas adicionales con hisopos nasales, los investigadores pedían a los pacientes que también se hicieran una prueba de saliva.

Al comparar los dos test, los investigadores hallaron que las pruebas de saliva fueron más efectivas a la hora de detectar el SARS-CoV-2. Los resultados no dejaron dudas: en los primeros cinco días después del diagnóstico, el 81% de las pruebas de saliva resultaron positivas, en comparación con el 71% de las pruebas nasofaríngeas. Una brecha similar permaneció hasta el décimo día después del diagnóstico.

“Dada la creciente necesidad de realizar pruebas, nuestros hallazgos respaldan el potencial de las muestras de saliva en el diagnóstico de la infección por SARS-CoV-2”, escribió el equipo de Yale.

Además, los investigadores detectaron más copias del material genético del virus en la saliva de los pacientes que en las muestras tomadas en sus cavidades nasales.

La investigación mostró una mayor eficacia de las pruebas de saliva incluso para detectar a los casos positivos asintomáticos. Los científicos reclutaron a 495 trabajadores de la salud sin signos de Covid-19 para comparar las pruebas entre las personas con infecciones asintomáticas: trece de los test de saliva dieron positivo, frente a dos que dieron positivo el mismo día tras un hisopado tradicional. Sin embargo, las 13 pruebas de saliva se confirmaron posteriormente también mediante pruebas nasofaríngeas adicionales.

En el segundo estudio, publicado el viernes en Annals of Internal Medicine, investigadores de Canadá reclutaron a casi 2.000 personas con síntomas leves compatibles con Covid-19 o que no tenían síntomas pero tenían un alto riesgo de infección. El diseño del estudio estaba destinado a simular las condiciones de la detección masiva, escribió el equipo de la Universidad de Ottawa, la Universidad de Dalhousie y el Laboratorio Nacional de Microbiología de Canadá.

Los participantes se sometieron a una prueba de hisopado nasal estándar y también recolectaron las respectivas muestras de saliva. De los 1.939 pares de pruebas, 34 dieron positivo por infección por coronavirus. También hubo 14 casos en los que se detectó el virus en la muestra de saliva pero no en la muestra nasal, y 22 casos en los que ocurrió lo contrario.

Aunque la prueba de hisopado nasal detectó más infecciones que la prueba de saliva, esta última funcionó lo suficientemente bien como para merecer la consideración como herramienta de detección.

Los dos estudios destacaron como ventaja de las pruebas de saliva el hecho que, al contrario del hisopado, la recolección de muestras no requiere personal capacitado o equipo de protección personal, se puede realizar fuera de los centros de pruebas y puede ser tolerada mejor por niños y pacientes de riesgo.

Otra ventaja es que libera tiempo al personal médico y les evita una posible exposición al virus, reduciendo el riesgo de transmisión.

Al menos cinco pruebas de saliva han recibido autorización para el uso de emergencia por parte de la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos, incluida una desarrollada en Yale.

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