La prefecta Marcela Aguiñaga oficializó su salida del correísmo en medio de un conflicto abierto con Rafael Correa

Anunció su desafiliación en un mensaje público marcado por tensiones internas, reproches de la dirigencia y el quiebre definitivo de su relación política con el ex presidente sentenciado por corrupción

Guardar
La prefecta del Guayas, Marcela
La prefecta del Guayas, Marcela Aguiñaga.

La salida de Marcela Aguiñaga, prefecta del Guayas, de la Revolución Ciudadana (RC) marcó un punto de inflexión en la historia reciente del movimiento que encabezó Rafael Correa durante casi dos décadas.

Tras 18 años de militancia, la prefecta anunció la noche del 3 de diciembre su desafiliación mediante un video difundido en sus redes sociales. En un mensaje cargado de emotividad y referencias al desgaste interno que terminó por fracturar a una de las figuras más visibles del correísmo: “Hoy doy un paso difícil y doloroso”, afirmó entre lágrimas, antes de confirmar que iniciaría de inmediato el trámite formal para abandonar el movimiento.

La decisión se produce después de semanas de tensión entre la prefecta y la cúpula correísta, particularmente con el expresidente Correa, quien respondió con dureza a las declaraciones de Aguiñaga sobre la necesidad de diálogo y la afirmación de que “el Ecuador de hoy no es el Ecuador de Correa”.

Foto de archivo del expresidente
Foto de archivo del expresidente ecuatoriano Rafael Correa. EFE/ Miguel Gutierrez

El distanciamiento que ya se venía evidenciando escaló rápidamente hacia un conflicto público, luego de que la prefecta mantuviera un encuentro con la prefecta de Cotopaxi, Lourdes Tibán, el 20 de noviembre, reunión que Correa consideró un quiebre de línea política. La propia Aguiñaga relató que desde hace meses no mantenía comunicación con el exmandatario, una señal clara de la ruptura interna que se gestaba.

El anuncio de salida también estuvo acompañado de una frase que resume el punto central de su quiebre con la RC: “Hoy me despojan del movimiento en el que milité 18 años de mi vida, con absoluta convicción”. Con estas palabras, Aguiñaga atribuyó a la dirigencia del movimiento la responsabilidad directa por su salida.

Aunque agradeció a Correa y a la militancia, sostuvo que el “castigo” que recibió lo enfrenta “con serenidad”, pero con la determinación de seguir trabajando por la provincia del Guayas, donde mantiene un fuerte respaldo político. En su mensaje afirmó que pueden apartarla del movimiento, pero no de sus “convicciones, sueños y luchas”, y anticipó que un “nuevo capítulo” está por comenzar.

El video que molestó a
El video que molestó a Rafael Correa.

El ex presidente Correa respondió casi de inmediato. En un mensaje cargado de ironía, señaló que Aguiñaga era “demasiado importante y sabia” para la RC, y que con el apoyo de Tibán y su capital político podría ganar la reelección. Concluyó con una frase que profundizó la distancia: “Con nosotros no cuentes: más vale un gramo de principios que toneladas de trabajo”. Ese mensaje confirmó que la relación había llegado a un punto de no retorno y que la prefecta ya no formaba parte del círculo considerado confiable dentro del movimiento.

Poco después, intervino también Luisa González, presidenta de la RC, quien se dirigió sin mencionar nombres a las autoridades electas que, como Aguiñaga, han buscado espacios de diálogo con otros actores políticos. Su declaración fue explícita: “Vayan por su partido propio o busquen otro acorde a sus principios”, un mensaje que alineó a la dirigencia con la postura del expresidente y que terminó por cerrar cualquier posibilidad de reconsideración sobre la permanencia de la prefecta en el movimiento.

La salida de Aguiñaga adquiere relevancia por el peso político que acumuló dentro del correísmo. Fue una de las dirigentes encargadas de sostener la estructura del movimiento durante los años más difíciles tras la implosión de Alianza PAIS y se convirtió en una figura clave para el renacimiento organizativo de la RC. Su llegada a la prefectura del Guayas en 2023 significó uno de los principales triunfos territoriales del correísmo en esa elección, lo que incrementó su visibilidad nacional. Esa trayectoria, sumada a su capacidad de gestión y a su alto nivel de reconocimiento, explica la dimensión de la fractura que se ha hecho pública.

La desafiliación ocurre además a pocas semanas de la convención nacional del movimiento, prevista para enero de 2026, donde se renovará su conducción. Aguiñaga, por su parte, evitó anunciar su próximo paso político, aunque dejó claro que no renunciará a su agenda de trabajo en Guayas. Su mensaje final, en el que subraya que las causas que defiende “no se abandonan”, sugiere que su salida de la RC no marca un retiro, sino el inicio de una nueva etapa que redefine el mapa interno de la política ecuatoriana y reconfigura las fuerzas dentro de un correísmo que enfrenta ahora una de sus mayores crisis de cohesión.