Tres consejos para ayudar a hacer realidad tus metas de año nuevo

Los balances de fin de año suelen llenar de frustración a quien no tachó los pendientes que tenía en su lista. ¿Es posible planificar objetivos que no lleven a la desilusión? Especialistas dijeron cómo hacerlo

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Santellán: "No está bueno poner
Santellán: "No está bueno poner balanzas a esta altura del año, ya que esos balances van a depender bastante de las circunstancias actuales y por lo tanto pueden llegar a ser capciosos en esto de ser justos" (Getty)

Como si además de terminarse un año se acabara la vida, cada 31 de diciembre es vivido por muchas personas como el final de un tiempo en el que deben haberse alcanzado los objetivos planteados el 1 de enero pasado. Y según cuántas o de qué envergadura hayan sido las metas, la frustración por lo no logrado no tardará en llegar.

Todo, cuando lo único que cambia entre el último día de un año y el primero del siguiente son numeritos en un calendario, una medida de tiempo totalmente externa a los ciclos personales que cada uno pueda tener, y que pueden durar más o menos que 365 días.

¿Por qué, entonces, las personas gustan de hacer balances de fin de año, que muchas veces terminan volviéndose en contra? ¿Cuál es la mejor manera de poner en la balanza pros y contras sin “autoflagelarse” por lo no alcanzado? Sobre estas cuestiones, Infobae consultó a especialistas.

Hacer balances a fin de
Hacer balances a fin de años puede ser un gran impulso, o una palanca de freno, de acuerdo al contexto personal de cada individuo (Getty)

1. Ser precavidos con las listas imaginarias de nuevos proyectos

“Vivimos en una época en la que permanentemente hay que ponerse objetivos y alcanzar logros y superarse. Creo que es simbólico esto de que a fin de año se haga el balance. Evidentemente el final de un año es un corte cultural, que nos marca un principio y un fin, pero me parece que se le da demasiado valor a estos recortes, que no dejan de ser un análisis un poco arbitrario de un periodo de tiempo”. Así comenzó a analizar lo que a muchos le sucede por estos días la licenciada en Psicología María Laura Santellán (MN 18841).

Para ella, “esto de empezar el año con proyectos y que en ese año se tienen que cumplir no es más que un análisis de la secuencia de los hechos que uno ha tenido en su vida durante el año, que es un poco arbitrario y puede llegar a ser frustrante porque los acontecimientos vitales no necesariamente se rigen por el calendario”. “Y entonces -continuó- a veces estos balances terminan siendo procesos que frustran más que lo que estimulan o motivan”.

En la misma línea, el médico psiquiatra Juan Eduardo Tesone (MN 44190) y miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) opinó que “los fines de año suelen ser para muchas personas un momento bisagra en los proyectos no realizados o por realizar”. Así, según él, “se gestan listas imaginarias de nuevos proyectos o aquellos que se han postergado”.

Y si bien resaltó que puede ser encomiable fijarse nuevos propósitos en la vida, dado que la vida es dinámica y móvil, sostuvo: “No me parece que dichos cambios deban necesariamente sentir el auspicio del fin de año para ser proyectados. Me parece que los tiempos de cambio son internos y no están fijados por fechas predeterminadas. El cambio, o el proyecto será hecho cuando llegue el tiempo interno de cada uno, coincidente con la emergencia con fuerza del deseo, y esto puede darse en cualquier momento del año. Pienso que no vale la pena hacer una larga lista de ‘buenos’ proyectos desde la exigencia, sino desde la fecundidad de un deseo interior”.

Calvo: "Una vez que tengo
Calvo: "Una vez que tengo el objetivo claro, y sé que es medible, conviene pensar en que herramientas tengo para trazar una estrategia para lograrlo" (Getty)

“Creo que la motivación tiene que ser hecho a hecho, estando presente en cada circunstancia y tratando de superar aquellos modos y errores sistemáticos de hacer las cosas y de aproximarse al mundo y tratando de generar pequeños cambios -coincidió Santellán-. Los grandes proyectos se ejecutan en el día a día en pequeñas actitudes, aproximaciones que sean diferentes a lo que siempre se hace”. “Sinceramente no avalo esto de creer que porque comienza un año calendario renacemos. En realidad tenemos que tratar de construirnos en pequeñas acciones y no en grandes proyectos”, enfatizó.

En opinión de Tesone, “en primer lugar, conviene tener en claro si el cambio es algo que uno desea para sí mismo o si la presión del cambio viene del afuera, llámese ese ‘afuera’ pareja, padres, hijos, jefe, religión, etc. O si por el contrario es una fuerza interior”. “El éxito del cambio comienza cuando es un deseo propio, o si la propuesta viene del entorno, que la persona la haga propia. Nadie cambia para el otro -observó el especialista-. Los motivos del deseo de cambio pueden ser muy variables: dejar de fumar, o dejar cualquier adicción, cambiar de pareja, de trabajo, de ciudad, etc. Pero ante todo el cambio es un cambio al interior de uno mismo”.

2. ¿Balance sí o no?

Para los especialistas, el fin
Para los especialistas, el fin de un año es el momento justamente de tener pequeños proyectos, de conectarnos con el presente y disfrutarlo (Getty)

“Hacer balances a fin de años puede ser un gran impulso, o una palanca de freno, de acuerdo al contexto personal de cada individuo. No siempre resulta positivo hacer balances de fin de año ya que los tiempos cronológicos pocas veces van a la par con los tiempos de los procesos personales”, comenzó a analizar en este punto el doctor en Psicología y docente Flavio Calvo (MN 66869).

Y agregó: “Generalmente la puntuación que se pone a los hechos puede colaborar o no a realizar una interpretación más funcional para nosotros. Es así que si yo evalúo una historia sin saber el final, puedo estar haciendo una crítica incorrecta de esa historia, si hago un balance en el tiempo incorrecto, mis conclusiones pueden desanimarme en ese proceso”.

Por otro lado, aseguró que “muchas personas necesitan trazar objetivos al comenzar el año, en este caso es importante poder hacerlo de manera sana. A veces los objetivos están guiados por la emoción del momento quedando fuera de la realidad. Objetivos que se olvidaron en marzo y que vuelven en diciembre tomando forma de culpa a la hora de hacer el nuevo balance”.

Casi de manera automática, sin
Casi de manera automática, sin siquiera pensarlo demasiado, cuando un ciclo llega a su fin se impone evaluar lo sucedido (Getty)

Para Santellán: “no está bueno poner balanzas a esta altura del año, ya que esos balances van a depender bastante de las circunstancias actuales y por lo tanto pueden llegar a ser capciosos en esto de ser justos”. “El hombre es un ser en circunstancia y son éstas las que van determinando que a veces las acciones cobren un sentido en el aquí y ahora, y desde la vista futura, tal vez mirando para atrás sentimos que ese sentido se vive diferente desde el presente”, sostuvo la especialista, quien enfatizó que suele trabajar mucho con sus pacientes en la necesidad de “no analizar lo que se vive desde los términos del presente”.

“Siempre tenemos razones para aproximarnos a los proyectos o los cambios que queremos, y son razones que a veces nos facilitan los cambios y a veces los hacen más difíciles y esas razones son claramente circunstanciales y analizarlo de otra manera, poniendo una fecha en la que se supone que debe darse el deadline a lo que nos habíamos propuesto me parece que puede llegar a cinestar más con lo que falta que con lo que se hizo”, remarcó.

La médica psicoanalista y directora del Departamento de Psicoanálisis y Sociedad de APA, Laura Orsi (MN 43188), en tanto, señaló que “para algunos el balance es inevitable”, aunque consideró que “es un buen momento para pensar en próximas metas y proyectos y no para quedarse pensando si hay algo quedó pendiente”. “Es Importante reconocer que hicimos todo lo posible y más en esta época de post pandemia, y lo que significó convivir con el miedo, la angustia y la incertidumbre -ahondó la especialista-. Es tiempo de escuchar nuestros sueños y deseos, fortalecer nuestros afectos y red de contención, conservar la alegría mundialista, y lo que nos transmitió de la importancia del trabajo en equipo sostenido y del esfuerzo para obtener los logros compartidos y encontrar recursos ‘impensados’ en uno mismo para salir fortalecido”.

3. Planificar objetivos que no lleven a la desilusión

Quizá debería aprenderse a considerar
Quizá debería aprenderse a considerar que siempre es un buen momento para hacer balances (Getty)

- ¿Es posible planificar objetivos que no lleven a la desilusión en un contexto tan incierto? ¿Cómo hacerlo?

- Santellán: En un contexto tan incierto como en el que vivimos donde hay variables tan apremiantes para tener en cuenta tenemos que hacer uso de nuestra resiliencia, que no es ni más ni menos que poder atravesar los obstáculos saliendo más fortalecidos. Creo que no adelantarnos a los obstáculos en este contexto puede llegar a ser muy inteligente a nivel emocional porque no sirve proyectar teniendo en cuenta variables que están por fuera de nuestro alcance. Por ejemplo, proyectos que sean económicos o que de alguna manera nos someten a las variables del contexto socioeconómico actual.

Me parece que es el momento justamente de tener pequeños proyectos, de conectarnos con el presente y disfrutarlo, de conectarnos con el bienestar de las pequeñas cosas y tratar de quitarle el peso a esos proyectos que, seguramente si son muy grandes, van a depender de muchas variables que están por fuera de nuestro alcance.

- Calvo: Es muy productivo que los objetivos estén planteados por escrito y que queden en un lugar visible durante el año, para no olvidarlos y para evaluar si se están alcanzando o no, que sean medibles, para no engañarnos a nosotros mismos.

Una vez que tengo el objetivo claro, y sé que es medible, conviene pensar en que herramientas tengo para trazar una estrategia para lograrlo. Pensado todo esto, conviene dividir ese objetivo en pequeños logros mensuales, para motivarme a seguir (a veces los objetivos a largo plazo frustran) y para poder evaluar cada cierto tiempo si estoy llegando o no, de manera de continuar con la estrategia, o si es necesario cambiarla o cambiar el objetivo.

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