Laurita Fernández luego del debut: “Cada día veo más gente en Mardel, va a ser una temporada movida”

La actriz arrancó la temporada con La cena de los tontos en el teatro Neptuno. Habló con Teleshow de sus expectativas con la obra, cómo superó sus diferencias con Martín Bossi, la decisión de congelar óvulos y su incipiente relación con el polista Matías Bouquet

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Guillermo Francella sorprendió a Martín Bossi, Laurita Fernández y Gustavo Bermúdez en Mar del Plata

En plena previa del estreno de “La cena de los tontos” en el Teatro Neptuno, Laurita Fernández alterna nostalgia y entusiasmo. “Esta es la quinta temporada que hago en Mar del Plata”, lanza entre risas y cierta incredulidad, como si el tiempo se le escurriera entre los dedos. “La última vez que estuve acá fue con ‘Sugar’, en la temporada 2018-2019, en el mismo teatro y en el mismo camarín”, agrega, dejando ver que cada regreso es también una cita con la memoria. Que no se limita a los escenarios. En esta ciudad, por ejemplo, tuvo su amanecer mediático y soportó sus primeras guardias periodísticas cuando tuvo un romance de verano con Gastón Soffritti en 2014. “¡No! Me muero que recuerdes eso. En ese momento te cachaban en la playa (ríe). Yo, cada vez que vengo y recorro Mardel, me acuerdo de momentos. Paso por una rotisería y digo: ¡guau!, yo compraba acá. O por una heladería… y ahí, a través de ir pasando por los lugares, me voy acordando”, sostiene quien hoy se encuentra acompañada por su perrita Miel.

“Tenemos muchas ganas de que empiece a rodar de vuelta este espectáculo”, confiesa sobre la obra, donde comparte cartel con Martín Bossi y Gustavo Bermúdez y es dirigida por Marcos Carnevale. No escatima elogios para la comedia, que fue la más vista del 2025, con 140 mil espectadores: “La gente se ríe cada diez segundos. Es tremendo. Es la comedia más divertida de todas las que participé y de todas las que he visto”.

El saludo de Laurita Fernández en el comienzo de la temporada con La Cena de los Tontos en el teatro Neptuno de Mar del Plata

—¿Hay nervios o ya lo tienen muy aceitado?

—Hay más ansiedad que nervios. Hablo por mí y por todo el equipo, porque ya venimos haciendo la obra desde marzo en Buenos Aires y más de ciento cincuenta mil espectadores ya la vieron. Es una comedia recontra probada, recontra aceitada, que tiene un ritmo espectacular y sabemos que funciona de una manera tremenda.

—Más allá de la obra, ¿qué expectativas tenés sobre cómo será la temporada en Mar del Plata?

—Yo le tengo mucha fe, primero porque la ciudad está hermosa, cada vez hay más opciones de actividades para todos los que vienen. Además, como estoy desde el 20 de diciembre, voy viendo cómo día a día hay más cantidad de gente en la playa. Eso es un termómetro: se espera mucha gente en Mardel. Vienen muchos medios además, de televisión, streaming, gráficos… Eso habla de que va a ser una temporada movida. Estamos con muchas ansias y, sobre todo, expectativa, porque sentimos que va a estar buena la temporada, que la gente va a venir. Quizás no por quince o veinte días como antes, pero sí por tres, cuatro días, un fin de semana, seguro se dan una vuelta por Mardel.

—En esta obra, tu rol no es el de una comedia musical, sino que tenés un desafío actoral muy marcado. ¿Cómo lo vivís?

—A mí me representa un desafío enorme en cada función, porque me desdoblo en dos mujeres, juego a ser dos personajes completamente distintos y opuestos. Es como Jekyll & Hyde, dos alter ego, dos personalidades opuestas. Ese juego de irme a los dos extremos es un desafío desde el momento en que Marcos Carnevale me propuso hacer estos personajes. En ninguna otra versión del mundo los interpreta la misma actriz, siempre son dos distintas. Acá me dijeron: “Lo interesante para vos va a ser eso”. Sabíamos que iba a ser un trabajo grande, pero estamos felices con el resultado. Hay gente que termina la función y no se da cuenta que soy la misma, y decimos: “Misión cumplida”. A veces hasta piensan que falta saludar a una actriz. Me cambio el pelo, el maquillaje, el vestuario… hasta me pongo prótesis en la cara. Hay un gran trabajo de maquillaje, vestuario y técnico detrás para generar eso. Me divierte muchísimo ese cambio durante la función.

El estreno de "La cena
El estreno de "La cena de los tontos" en el Teatro Neptuno de Mar del Plata contó con la visita de Guillermo Francella

—¿Cómo es para vos trabajar con Carnevale?

—Es un director que tiene muy claro el timing de la comedia, para mí es buenísimo. Todos los días siento que absorbo algo nuevo. Me encanta hacer reír, me parece dificilísimo. La comedia tiene una música, un timing, una precisión especial. Vengo de hacer comedia, pero esta es comedia pura y requiere una concentración muy grande. Después salimos a divertirnos.

—Este año te tuviste que ausentar de algunas funciones y lo viviste con muchísima angustia. ¿Por qué?

—Es que a mí me cuesta muchísimo faltar. Me había separado, venía de congelar óvulos hacía una semana, y todo eso me movilizó mucho. Sumado a que me enfermé y no pude hacer la función, que para mí es fatal. Yo siento un compromiso fuerte con la gente que viene al teatro, no me gusta fallar. Los que hacemos teatro tenemos que amar hacerlo, porque es un compromiso al que no se puede faltar ni posponer. Trabajamos cuando los demás descansan, es algo que realmente te tiene que gustar.

—Nunca habías faltado antes, ¿verdad?

—Hasta el año pasado nunca había faltado a ninguna función y lo decía con orgullo. Vine a trabajar con fiebre, hice funciones igual. El año pasado me agarró un virus haciendo Legalmente Rubia, tenía mucha responsabilidad y por primera vez tuve que suspender. Este año se me juntó todo y, además, empecé a recibir mensajes de gente que había viajado desde el interior para verme. Eso me hizo sentir peor, sentí que fallaba. Entiendo que no es tan grave, que puede pasar porque soy humana, pero me cuesta mucho la idea de faltar a un compromiso así.

Laurita Fernández con su perra
Laurita Fernández con su perra Miel en Yes! la playa canina del parador Nye

—¿Cómo fue el ensamble con Gustavo Bermúdez y en qué se diferencia de la etapa anterior con Mike Amigorena? ¿Es cierto que ahora se ciñen más al guion y hay menos improvisación?

—A Gustavo ya lo conocía de haber trabajado hace poco juntos en la serie “Los protectores” para Star+, con Adrián y él. Tenía todas mis escenas con ellos, y descubrí un compañero espectacular. Cuando me dijeron “viene Gustavo”, me puse feliz porque es un gran profesional y, más allá de lo que representa para la gente y su vuelta al teatro después de tantos años, descubrí que es superatento y siempre está pendiente de que todo salga bien. Le puso otra impronta al espectáculo, otro estilo. Mike (Amigorena) había compuesto un tipo de personaje, y Gustavo hizo otro que es muy funcional a la obra, más alineado con lo que había hecho Adrián Suar en la versión con Francella. Gustavo llegó con todo aprendido, se sumó al espectáculo y vino a sumar, a aportar, y con el tiempo le fue agregando cosas propias. Además, Gustavo es un verdadero rockstar: la gente lo ama, le llevan carteles, le gritan cosas en plena función. Es muy loco, porque a veces hasta me contestan a mí y gritan “¡yo también lo amo!” cuando le digo algo romántico en escena.

—¿Y tu vínculo con Martín Bossi? ¿Cómo dieron vuelta la relación? Porque hace cuatro años él contó que lo acompañó a Fede Hoppe cuando eran novios hasta tu casa para ver si iba Fede Bal…

— (Risas) Él me dice que eso fue inteligencia artificial.

—Pero vos respondiste: “El machismo en su máxima expresión”.

— Sí, si… Mirá, yo con Martín tengo un vínculo... Ayer hablábamos justamente de esto. Si nos tenemos que decir algo, nos lo decimos en la cara, siempre. En ese momento, puse eso públicamente porque lo había sentido y lo de él había sido público, entonces yo contesté de la misma manera. Pero tuve una charla personal con Martín, una charla privada en la que hablamos de todo. Yo le dije un montón de cosas, él me escuchó y listo. Quedamos con un vínculo así, somos dos personas que tenemos mucho diálogo y si hay algo que no nos gusta o que nos incomoda, lo que sea,nos lo decimos. Y listo. Es como muy honesto y muy adulto, sumado a que siempre hubo una admiración mutua desde un punto de vista artístico. Siempre lo fui a ver a sus espectáculos, él vino a verme a los míos. Más allá de ser expareja de su mejor amigo, siempre hubo respeto y buena onda. Y siempre estuvo para mí.

Un momento de reflexión de
Un momento de reflexión de Laurita Fernández en el atardecer marplatense

—¿En qué circunstancias?

— Recuerdo cuando me llamaron para el homenaje a Mirtha Legrand, donde tenía que hacer de Mirtha en distintas épocas. Lo primero que hice fue llamarlo a él para que me ayude a sacar algún gesto, alguna cosa de Mirtha. Me dijo: “Olvidate, contá conmigo, pero comprame unas palmeritas”. Entonces esa noche, después de la doble función, nos encontramos en mi departamento a las tres de la mañana y nos pusimos a practicar todos los detalles. Me ayudó muchísimo y salió bárbaro. Mirtha después me felicitó y valoré mucho ese gesto de Martín. Cuando él necesitó algo, yo también estuve para él. Así que cuando me llamaron para este proyecto y me dijeron que era con Bossi, me alegré mucho, porque es un comediante increíble. Somos parecidos trabajando y tenemos un vínculo que trasciende cualquier cosa negativa que haya pasado en el medio. Imaginate lo que son nuestras cenas: él me cuenta todo lo que pasaba y nos morimos de risa. Yo le digo “contame todo con detalle”. Él insiste en que es inteligencia artificial todo ese mito, pero nos morimos de risa. Hay muchas anécdotas dando vueltas, muchas cosas que voy descubriendo ahora y que ni sabía.

—¿Te animás a contar alguna?

—(Ríe) No, ya está, olvidate. ¡Y menos mal que no las supe en ese momento y me las enteré recién ahora!

—Congelaste óvulos este años. Alguna vez dijiste que ser madre estaba lejos de vos, ¿cómo cambió ese sentimiento?

—No era que estaba lejos en el sentido de no saber si quería. Siempre tuve certeza de que quería formar una familia, pero no me imaginaba mamá joven, a los veintitantos. Yo estaba muy enfocada en mi carrera, en lo que quería lograr, y no tenía ese deseo ya. Con el tiempo, después de los treinta y tres, sentí que esta era la década en la que me gustaría formar una familia. Empecé a averiguar por el tema de congelar óvulos simplemente porque siento que es un avance de la tecnología y la ciencia. Por suerte lo pude costear y lo hice para tener esa tranquilidad, nada más.

—¿Creés que antes de los cuarenta vas a ser mamá?

—Qué sé yo, la vida dirá. No soy de planificar tanto lo personal, no pienso “quiero casarme, convivir, tener hijos”, dejo que la vida fluya. En lo profesional sí soy más de planificar, pero en lo personal dejo que la vida me sorprenda. Me gustaría, sí, pero intento no sobrecargarlo de expectativas porque también podés prepararte para una frustración grande. Ojalá sea de manera natural, ojalá nunca tenga que usar esos óvulos, pero si no se da así, tengo esa posibilidad y hay muchas formas de ser madre. Obviamente me gustaría compartirlo con una pareja, un compañero.

—Bueno, me das pie para que te pregunte cómo está tu relación con Matías (Bouquet)…

—(Ríe) Bien, bien, tranqui. Es una persona increíble que estoy conociendo, una gran persona. Así, tranqui. (vuelve a reír) Nunca me lo habían preguntado con el nombre propio. Me mataste.

Laurita Fernández en el concierto de Shakira con Matías Bouquet

—¿Cómo se conocieron?

—Él me había escrito hace varios años, vino a ver una obra mía y me mandó un mensaje, pero ni le contesté, no sabía quién era. Quedó ahí. Hace poco nos cruzamos en una carrera de running y ahí me volvió a escribir. Vi que era el mismo que me había escrito hace tres años y pensé: “Guau, mirá cómo la vida nos volvió a cruzar”. Empezamos a hablar y se dio.

—¿Fuiste a correr con la idea de encontrarte con él o fue casualidad?

—Nada que ver. Fui a correr con mis amigas, nos anotamos a último momento como plan para hacer ejercicio. Y bueno, después de la carrera me llegó el mensaje y ahí empezó todo. No lo esperaba, fue un reencuentro en un evento totalmente random al que casi ni voy.

—Me imagino que tu primera pregunta fue quién le había dado tu teléfono.

—Obvio. Y también, como no lo conocía, pedí referencias a gente de su ámbito que conozco. Y no se equivocaron, me hablaron muy bien de él.

—Se los vio juntos por primera vez en un recital de Shakira. ¿Te costó mostrarte públicamente?

—Fue toda una decisión. Hablé con él sobre eso. Antes, si salía con alguien, siempre era puertas adentro, no salía en público hasta que la relación no era formal. Pero ahora pensé: “No le debo nada a nadie, puedo salir a conocer a quien quiero”. Así que decidimos disfrutar como dos personas normales que salen y se conocen, sin presiones, sin esconderse.

—¿Sentís que esta vez es diferente?

—Sí, porque es alguien completamente ajeno a mi mundo. Siempre me había relacionado con gente del medio, pero Matías no tiene nada que ver con esto. Entiende con quién está saliendo, pero yo respeto mucho su intimidad.

—¿Se ven seguido o prefieren los planes tranquilos?

—Ya habíamos salido varias veces antes de ese recital, pero habíamos tenido suerte y no nos habían visto. De hecho, después de la fiesta de Gente terminamos comiendo una bondiola en los carritos de la costanera. Me vino a buscar y nadie nos vio, zafamos.

—¿Y vacaciona en Mar del Plata o Punta del Este?

—(Ríe) Puede ser en cualquiera.