Los finalistas habían bailado los tres ritmos y aguardaban ansiosos la resolución del público. Laurita Fernández, Flor Vigna y Chano Moreno Charpentier, cada uno con su talento, habían deslumbrado a todos en el estudio y en cada casa y las sorpresas todavía flotaban en el ambiente. La visita de su histórica compañera Marcela Feudale, ausente este año por motivos de fuerza mayor, había marcado el punto más alto del emociómetro, que no dio abasto, entre las palabras de gratitud del jurado y de los participantes, que dejaron todo hasta el último aliento
La gala final de La Academia transcurría inexorablemente hacia su fin, cuando Marcelo Tinelli puso una pausa en la adrenalina del estudio, pero no en la emoción. Bajó la música, la cámara lo enfocó en primer plano y el conductor se tomó unos minutos para hacer un balance de un año muy particular.
“Ha sido muy atípico este año, la pandemia nos dejó muchísimos obstáculos. Tuvimos que trabajar muchísimo para ajustarnos a todos los protocolos santiarios. Llegamos a hacer 400 hisopados por día. Quiero felicitar a la producción, creo que tenemos a la mejor producción de la Argentina”, afirmó, y puntualizó en Federico Hoppe y Pablo Chato Prada.
“A pesar de tantas dificultades económicas que sufrimos con la pandemia, hay algo positivo en conservar tantos puestos de trabajo. Me siento orgulloso de eso, de cuidar puestos de trabajo de bailarines, camarógrafos, coreógrafos y tantos trabajadores y trabajadoras”, agregó en medio de aplausos.
Marcelo continuó hablando de la alegría que le produce hacer televisión: “Nada nos sacó las ganas de hacer el programa, disfruté cada noche y disfruto la tele como cuando arranqué en el ‘83 con Badía y en el ‘90 en Telefe. Me encanta brindar entretenimiento”; aseguró, y fue más allá: “Amamos lo que hacemos, estamos enfermos de amor porque nos llena el alma”, enfatizó.
Continuando en modo balance, afirmó: “No importa el horario, hemos llegado al final de otro año, estamos poniendo el barco en el muelle y no se cayó ningún pasajero. Y entramos otra vez con el barco a la casa de todos ustedes. Siento que los conozco a ustedes y ese es el mejor premio que podemos tener”, reconoció, antes de reflejar los momentos más duros de la pandemia.

“Nos tocó ver el sufrimiento de los seres queridos, se nos fue mucha gente querida y muchos no pudimos llegar a despedirlos. Y en estos tiempos de mierda y complicados, salió lo mejor de mucha gente: los médicos, terapistas y enfermeros, la solidaridad de los argentinos; y también sacó lo peor de mucha gente, y es entendible. Porque no sabíamos qué era esto, qué era una pandemia”, analizó.
“Es lógica la bronca, empiezan a aparecer las mentiras, las falsedades y el odio, y por otro lado el amor. Y aparece la grieta. ¿Por qué estamos viviendo esto? Y cuestionamos los liderazgos y a las personas, desde Ángela Merkel hasta el tipo que vendía choripanes hoy en la Plaza de Mayo. Y todos esos ruidos conviven con uno, diariamente, y nosotros en este momento, tan complicado queríamos estar transmitiendo buena energía”, aseguró, y evitó entrar en polémicas: “No me gusta contestarle a nadie aunque me agredan de la manera que lo han hecho. Y si lo hice, les pido disculpas. Y con el elogio me pasa lo mismo, son ruidos que van pasando, y con la pandemia nos dimos cuenta que lo más importante es cuidarnos”, destacó.
A continuación, Marcelo habló de su propia historia personal. “Será porque sufrí de muy pequeño la pérdida de mis viejos, que siempre quise estar bien. Ante cada insulto, siempre digo ‘vean lo lindo, lo positivo. Respondan la muestras de amor, que están siempre. Miren las sonrisas de la gente, los ojos vidriosos, la emoción. ¿Para qué nos vamos a quedar con las mentiras?’”, se preguntó, y reflexionó sobre las redes sociales “Nos parecen que la vida es algo virtual, pero hay tanto amor alrededor, que me pregunto ¿no lo vemos?”, agregó.
Con un coro de aplausos, llegó el turno de los agradecimientos. Al jurado, especialmente a su esposa Guillermina Valdés. A sus hijos Mica, Juanita, Fran y Lolo, presentes en el estudio y a Cande, que no pudo estar. A Lionel Messi, en quién reconoció inspirarse su look. A sus hijos del corazón, Dante, Palo, Hele. Y se despidió con un mensaje en el que resumió sus palabras para el que citó a Feliz Domingo: “Gracias por dejarnos entrar en las casas. Este es un programa hecho con amor”, para dar paso a un clip resumen de sus años en televisión.
Con estas palabras, y antes de anunciar al ganador, Marcelo puso fin a su año televisivo que había arrancado el 18 de mayo con la apuesta por La Academia, un formato de baile, acrobacias y demás destrezas que tuvo en su comienzo a 24 parejas. Algunas fueron quedando en el camino, otras se sumaron, algunas abandonaron y solo dos llegaron a la final.
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