El fiscal Alejandro Ferlazzo, uno de los que investiga el doble crimen del jefe de la barra brava de Rosario Central Andrés “Pillín” Bracamonte y su ladero Daniel Raúl “Rana” Attardo, pidió un informe a la Municipalidad para saber por qué no funcionaban las luminarias públicas en el lugar donde fue el ataque a tiros.
Según Ferlazzo, recibió imágenes de cámaras de videovigilancia de la zona donde fue la emboscada, pero se analiza la calidad de las mismas, ya que el tramo de boulevar Avellaneda entre Reconquista y Del Valle Iberlucea estaba a oscuras.
En conferencia de prensa desde el Centro de Justicia Penal, Ferlazzo precisó que “no había luz” en 200 metros por Avellaneda, tanto en el momento previo al partido entre Rosario Central y San Lorenzo, como en la salida de los hinchas del Gigante de Arroyito. Añadió que el día anterior también había ocurrido algo similar, pero la electricidad había regresado en la madrugada del sábado.
“Pedimos informes sobre el desperfecto, que pudo ser aprovechado por los autores para atacar en ese lugar. No descartamos ninguna hipótesis”, afirmó.
El fiscal también indicó que Rosario Central ya le informó que no funcionaban las cámaras internas ni externas del estadio desde el 31 de octubre pasado, cuando el Canalla jugó de local ante Barracas Central. “No tienen registros fílmicos”, remarcó.
A su vez, comentó que hubo “muchos testigos presenciales” del doble crimen. “Llamamos a la colaboración, sabemos que hay muchos audios dando vueltas. Hacemos un llamado a que se presenten a colaborar para dar información sobre la mecánica del hecho. Garantizamos la extrema reserva y seguridad para hacerlo”, concluyó.
“Hay gente que dice que (los atacantes) estaban en moto. Son versiones. El ataque, por lo que tenemos, fueron tres que estaban caminando. Cómo se retiraron a partir del cúmulo de gente, no lo sé. Lo que pudimos confirmar es que todo el material balístico pertenece a una misma arma calibre 9 milímetros”, finalizó.
El caso
El doble crimen de Bracamonte y Attardo ocurrió durante la noche del sábado 9 de noviembre, tras el partido de Rosario Central contra San Lorenzo. Los barras se trasladaban en una camioneta Chevrolet S10 blanca cuando fueron interceptados por atacantes a pie, que les dispararon a corta distancia. El ataque tuvo lugar en la intersección de las calles Avellaneda e Ibarlucea, en las inmediaciones del estadio Gigante de Arroyito, mientras muchos hinchas abandonaban el lugar.
Las primeras informaciones señalan que el alumbrado público de la cuadra donde ocurrió el crimen no funcionaba; sin embargo, las cámaras de seguridad registraron el hecho y actualmente están bajo análisis.
El domingo por la noche se conocieron los primeros resultados de las autopsias. “Creemos que se acercaron por la ventanilla y los remataron”, señalaron fuentes judiciales. Un aspecto llamativo fue la distribución de los impactos: fueron diez proyectiles que se alojaron en el tórax, los brazos y las piernas, sin que ninguno alcanzara la cabeza, a pesar de la proximidad de los disparos.
Tres semanas antes de ser ejecutado, Bracamonte había advertido durante una entrevista: “Si me matan, la ciudad se incendia”.
“´Los Menores´ se quieren quedar con parte de la ciudad. Cuando me dispararon en el parque Alem, Los Monos me ofrecieron hacer una cacería esa misma noche. Me ofrecieron diez autos con gente armada para salir a buscar a los que me habían disparado. Yo los paré porque no quiero volver a la cárcel. Yo soy distinto. Vivo bien, no me drogo, no tomo, no fumo. Tengo todo en blanco. Mi empresa de baños químicos está impecable. Me cuido para vivir una buena vida”, dijo “Pillín” en diálogo con Aire de Santa Fe.