La Iglesia de Bariloche protestó porque mientras se habilitan bares y restaurantes, siguen prohibidas las misas

En la provincia de Río Negro, los locales gastronómicos pueden funcionar puertas adentro con turnos previos y hasta el 50% de su capacidad. Entretanto, los cultos con presencia de fieles siguen vedados

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La Iglesia de Bariloche pidió la vuelta de las misas con fieles y advirtió sobre una “discriminación religiosa” (Adrián Escandar)
La Iglesia de Bariloche pidió la vuelta de las misas con fieles y advirtió sobre una “discriminación religiosa” (Adrián Escandar)

A medida que se fue flexibilizando la cuarentena, los distintos cultos religiosos se fueron preparando para reanudar sus actividades. A principios de mayo, el gobierno autorizó la apertura de templos e iglesias pero sin celebraciones; a mediados de julio habilitó la presencia máxima y simultánea de hasta 10 personas para el rezo individual y a partir de septiembre ese número se elevará a unos 40 en la Ciudad de Buenos Aires, pero dependiendo de la capacidad de cada ámbito.

Sin embargo, el clero de Bariloche advirtió sobre una “discriminación religiosa” en la provincia y exigió que las iglesias puedan funcionar con el 50% de su capacidad cumpliendo con todos los protocolos de seguridad.

A diferencia de la Ciudad de Buenos Aires, donde se pueden realizar deportes y actividades al aire libre todos los días, en Bariloche sólo están permitidos los fines de semana de 9 a 21 horas. Pero también a diferencia de lo que sucede en Capital, que recién ayer habilitó la permanencia de clientes en el exterior de bares, restaurantes y cervecerías, en la provincia de Río Negro, los locales gastronómicos pueden funcionar puertas adentro con turnos previos siempre y cuando no sobrepasen el 50% de su capacidad. Y eso es, justamente, lo que reclaman los sacerdotes locales.

Este año, la traidicional misa de San Cayetano se transmitió de manera virtual (Adrián Escandar)
Este año, la traidicional misa de San Cayetano se transmitió de manera virtual (Adrián Escandar)

Con el aval del obispo diocesano, monseñor Juan José Chaparro, los sacerdotes le enviaron una carta a la gobernadora de Río Negro, Arabela Carreras, para que contemple su solicitud: “Desde hace más de un mes, hemos visto con asombro que se permitió la apertura de bares y restaurantes (lugares cerrados más chicos que la mayoría de nuestros templos) con la posibilidad de ingreso de hasta el 50% de su capacidad; al mismo tiempo que de parte de las autoridades no hemos recibido respuesta alguna a nuestras demandas”.

En la nota, deslizan también un reproche, al subrayar que otras tareas de la Iglesia, en particular las vinculadas a la asistencia social, sí están permitidas por el Gobierno provincial, a pesar de que congregan a mucha gente. “No vemos por qué no se ponen obstáculos a las actividades referentes a la acción social a través de Cáritas en nuestras parroquias (en las que participa una cantidad numerosa de gente) y sí la imposibilidad de ejercer libremente nuestras actividades religiosas”.

Los 16 sacerdotes firmantes de la misiva afirman, no sin cierta ironía, que no creen que “haya motivos objetivos que supongan más peligroso para la salud la participación en celebraciones religiosas que la apertura de bares y restaurantes, piscinas o gimnasios” y recordaron que ya le habían presentado al intendente de Bariloche, Gustavo Gennuso, el protocolo correspondiente elaborado por la Conferencia Episcopal Argentina que ya está vigente en varias provincias.

“En diversas ocasiones hemos dialogado con el intendente de San Carlos de Bariloche sobre nuestra preocupación por la realidad social y al mismo tiempo hemos presentado un protocolo para poder comenzar a realizar nuestras celebraciones religiosas con una apertura paulatina a la participación de fieles “, recordaron.

En algunas provincias, se pueden realizar misas bajo estrictos protocolos (foto ilustrativa)
En algunas provincias, se pueden realizar misas bajo estrictos protocolos (foto ilustrativa)

Además, hicieron hincapié en que “en la ciudad de Buenos Aires, a partir de septiembre, estará autorizada la celebración de las misas con presencia de fieles de hasta 40 personas”. Por esta razón, a esta altura de la cuarentena, “(sentimos que) la prohibición que pesa sobre nuestras actividades corresponde más a una discriminación religiosa, que a motivos objetivos; y si no es así solicitamos que se nos dé una explicación clara y objetiva”, dicen.

El reclamo consiste en que a partir del 1° de septiembre también les permitan realizar las celebraciones “con la participación de fieles hasta el 50% de la capacidad de los templos”.

Los sacerdotes barilochenses aseguraron que cada día son más los fieles que les reclaman su necesidad de participar del culto, como así también la realización de las ceremonias de bautismos y matrimonios, suspendidas hace más de cinco meses. “Son parte de las necesidades espirituales básicas de los creyentes. Creemos además que la contención espiritual es parte esencial en la vida de las personas que asisten a nuestra iglesia”, advirtieron en la misiva.

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