Andrés Beltramo: “Si el Papa incluyó el tema del aborto en la exhortación es porque lo considera una de sus prioridades”

“Pensar que se había etiquetado a Francisco como alguien que no quería jugarse en estos temas”, dice este corresponsal que cubre el papado de Bergoglio desde el inicio y cree que una de las dificultades para entenderlo es la “sociedad líquida”

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El periodista argentino Andrés Beltramo es corresponsal de medios latinoamericanos en Roma –Notimex, Radio La Red-, y redactor en el influyente Vatican Insider, el sitio especializado del diario La Stampa. Testigo de casi todo el pontificado de Benedicto XVI y de los cinco años del papa argentino, Jorge Bergoglio, es autor de La reforma en marcha Emoción y desconcierto en tiempos de Francisco (Stella Maris, 2015).

De paso por Buenos Aires, hizo para Infobae un análisis de este pontificado que ya ha cumplido cinco años, de cómo ve el mundo la "peculiar" relación del Papa con los argentinos y viceversa -"la pregunta no es solo cómo juzgará la historia al Papa, sino cómo juzgará la historia al pueblo argentino en relación a su Papa", dice- y la dificultad para analizar los papados con las categorías usuales de la política por la complejidad de su tarea y el peculiar estatus de un Papa. "La Iglesia ciertamente es un poco presa" de esa "sociedad líquida" que, como explicó Bauman, tiene pocos "anclajes históricos" y conceptuales.

— ¿Cómo evaluás estos cinco años de pontificado?

— Después de cinco años creo que ya se sabe claramente lo que Francisco ha querido marcar como líneas de su pontificado, lo que ha querido para la Iglesia, una amplitud de mirada, una mirada de misericordia, y una Iglesia que va directo a los problemas de la gente, a la cercanía. En cada Semana Santa, el Papa martilla sobre los mismos temas, los mismos problemas. Tiene una gran preocupación por una mirada religiosa espiritualista que no tiene ningún tipo de manifestación social. Cree que rezar está muy bien, pero que eso se tiene que manifestar en ayudar a los pobres, a los necesitados. Cotidianamente en sus discursos va desarrollando estos temas, y al mismo tiempo tiene gestos, como lavar los pies en una cárcel de Roma el día de Jueves Santo y habló muy específicamente del rol que tiene que tener la Iglesia de acompañar sin juzgar a estas personas a pesar de que han cometido delitos. Lo mismo pasa con el medioambiente, la pobreza, la paz. El cambio que la Iglesia debe hacer en su interior.

El impacto del pontificado de Francisco creo que se va a ver dentro de algunos años

— Él inicia su pontificado en un tiempo de fuerte secularización en los países donde el catolicismo es mayoritario. Es entendible su empeño en convertir a la Iglesia en un hospital de campaña, en volverla a insertar en la sociedad. ¿Qué respuesta está teniendo ese mensaje?  

— El impacto del pontificado de Francisco creo que se va a ver dentro de algunos años. Porque él está planteando una mirada que si bien es intrínseca al mensaje cristiano, de la Iglesia como un agente de cambio social, se encuentra con una estructura y una mirada muy arraigadas; muchos de los fieles están arraigados en esta forma de ser Iglesia que es más bien sentirse el resto fiel, los últimos, los que tienen que resistir contra el mundo, cuestionarlo y criticarlo, señalar y de alguna manera denunciar sin sentirse parte y agente de cambio; desmontar esta mirada, que está sedimentada en la Iglesia, para encontrar el camino que él está proponiendo, genera resistencias. El mensaje de Francisco, tan incisivo, tan de conversión, tan radical, encuentra resistencias. Hay mucha gente que tal vez no está en contra del Papa, pero no comprende por qué él tiene esta mirada distinta. Por ejemplo cuando él ve a alguien denostado, cuestionado, criticado, sin importar si esta persona ha cometido los peores pecados, se siente naturalmente llevado a encontrarse con estas personas.

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— Como ir a buscar a la oveja descarriada…

— En el Evangelio, Jesús llama a Zaqueo. Era el recaudador de impuestos. Era el más corrupto. Pero Jesús le dice "quiero entrar a tu casa". La casa donde entró Jesús habrá salido del dinero que Zaqueo había exaccionado. Sin embargo Jesús estuvo con él y no le dijo ahora vas a hacer así y yo la próxima vez te voy a ver, tenés que haber vendido todo. No, le dio su tiempo hasta que hubo una conversión, y así vemos que el Papa va al encuentro de estas personas que uno no entiende por qué. En las cárceles están los ladrones, los violadores, los asesinos. Y si el Papa va y les besa los pies yo no sé si la persona o la familia que sufrieron afrenta se sentirán muy a gusto. Pero es el mensaje cristiano que el Papa pone en evidencia y que nos cuestiona, nos desafía. Uno puede estar de acuerdo o no, pero entiende que tiene una lógica desde su mirada. Será un incomprendido de su época. A Jesús tampoco lo comprendieron los de su época. El Papa mismo ha dicho públicamente que tiene errores y ha pedido perdón por ellos, pero también es un hombre que siente que tiene que actuar de cierta manera y lo ha hecho así toda su vida; el encuentro entre el pastor y la persona que quizás está siendo motivo de gran contradicción y de gran dolor para una comunidad o para otra persona. Ocurrió con muchísima gente que ha visto al Papa, algunos que conocemos, otros no.

Al papa Francisco le ponen la de pauperista, populista, cuando las cosas que hace, de cercanía a los pobres, también las hacían Benedicto XVI y Juan Pablo II

— A muchos políticos y observadores les cuesta entender la lógica de toma de decisiones de un pontífice, no solo de éste. Mauricio Macri, por ejemplo, dijo: "Qué raro que el Papa no fue a España, porque hay muchos católicos". Es el criterio de un político ir donde tiene más "votos".

— A veces cuesta darle una mirada completa a la figura del Papa. Pasaba también con Benedicto XVI, yo cubrí casi todo su pontificado, y si bien aquí no había el mismo interés porque era un Papa alemán, no tenía tanto carisma…

— …estaba categorizado como muy conservador…

— Tan conservador que renunció. Una cosa que la Iglesia no había visto en 500 años. Están los pontificados reales, completos y multifacéticos, y están los pontificados mediáticos. Es decir, las etiquetas. Al papa Francisco le ponen la de pauperista, populista, cuando las cosas que hace, de cercanía a los pobres, también las hacían Benedicto XVI y Juan Pablo II. Suele pasar mucho que nos quedamos con una mirada superficial de los pontificados, porque los Papas hacen tantas cosas que solo aquellos que tenemos la fortuna de seguirlos, de todos los días tener ciertas explicaciones, leer sus discursos y sus mensajes y entender la gran complejidad del pontificado, podemos ver que las etiquetas que se le han adosado al papa Francisco, como antes a Benedicto, son injustas y reduccionistas. No dejan ver que en definitiva el camino que toma el Papa tenía un antecedente en la Argentina y que no ha cambiado mucho. Incluso aquí ya era denostado, por lo tanto no me sorprende que también lo sea ahora.

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— Hay un deseo de comparar, incluso contraponer, a los Papas. Hace poco se cumplió otro aniversario de la última visita de Juan Pablo II a la Argentina y en Infobae Roberto Bosca recordaba que Juan Pablo se había reunido con Carlos Alderete, ministro de Trabajo y dirigente sindical, con el que tenía una amistad personal. Y que eso no causó escándalo en ese momento…

— Sí, hay cuestiones que tienen que ver con la tradición de la Iglesia y en las que se ve mucha más continuidad que ruptura. Que la Iglesia hable de los pobres… hace muchos siglos que lo hace. Y que alce la voz contra las injusticias también…

La Iglesia nunca ha sido ajena al mundo sindical

— Que hable sobre el mundo del trabajo…

— Y sobre el sindicalismo. Uno de los actores políticos y sociales más importantes, que fue el espejo de Juan Pablo II en Polonia en su lucha en favor del humanismo occidental, y por qué no cristiano, fue Solidaridad, que era un sindicato. La Iglesia nunca ha sido ajena al mundo sindical. Las dos grandes vertientes del sindicalismo en Europa fueron, por un lado, el comunismo o el socialismo, los sindicatos rojos, y por el otro la Iglesia Católica o el mundo cristiano, los sindicatos blancos. Hay toda una serie de sindicatos que nacen de ese reclamo humanista cristiano de igualdad y de respeto a la persona humana. Entonces ¿por qué nos sorprende tanto que haya relación? La Iglesia es un actor en la comunidad y es natural que tenga relación con las diferentes organizaciones, sindicales, sociales, económicas, políticas. Es parte de la fisiología de la Iglesia. A veces interpretamos todo desde un laicismo donde la Iglesia solamente sirve para estar en las sacristías y se critican los vínculos que puede tener con diferentes campos de la sociedad. Pero si vemos que la Iglesia son los hombres es natural que exista ese vínculo. Otra cosa es que la Iglesia o los Papas avalen cada cosa que hacen las personas que tienen vínculos con ellos.

— Y sí, cierta sorpresa de algunos analistas por cosas que hace o dice el Papa parecen resultado de la ignorancia, como cuando les llama la atención que hable del "diablo" o critique la masonería. No sé si pasa también en Italia.

— Es un fenómeno a nivel internacional, producto de nuestra sociedad líquida, fluida. Bauman lo explicó: para que existan estas interpretaciones fluidas de la actualidad tiene que haber poco conocimiento histórico, pocos puntos de referencia que te impidan pasar de un lado al otro sin ningún tipo de rémora intelectual. Y entonces vale lo mismo, según las circunstancias, una idea que otra. El todo o su contrario. La Iglesia ciertamente es un poco presa de esa sociedad que está constantemente influida por la sorpresa. En el pontificado de Francisco parecía que todo era una sorpresa. Es evidente que muchas de las cosas que él hacía eran distintas a las de sus antecesores. Primero porque es argentino, y el contexto cultural de un argentino no es lo mismo que el de un alemán o un polaco. Pero otras cosas que fueron vistas como novedosas no lo eran. También Juan Pablo II dejaba a veces de lado el discurso preparado e improvisaba. De hecho, en 1978, cuando fue elegido Papa, fue el primero en dar un discurso tras el anuncio del "habemus papam". No estaba previsto; tanto que se ve cómo los ceremonieros tratan de evitar que el papa hable. Y tras la primera audiencia de su pontificado, Juan Pablo II quiere acercarse a la multitud, los ceremonieros del Vaticano tratan de impedirlo, entonces él toma su báculo y lo pone por delante y avanza. Muchas cosas que parecen nuevas, distintas, no lo son tanto.

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Francisco es el papa más monitoreado de la historia

— Es que ahora todo se ve en vivo y todo el tiempo.

— Francisco es el Papa más monitoreado de la historia. La multiplicación de los medios de comunicación a raíz de las redes sociales hace que sea muy fácil que un pequeño video, una pequeña frase, se comunique y se saque de contexto o se convierta en una especie de magisterio cuando a veces solo es un comentario, una broma o una reflexión en un momento muy específico. Los medios somos muy dados a ver el episodio y no toda la secuencia. Entonces decimos recibió a este y no al otro. Y en realidad recibió a este, al otro, al otro, al otro. Pero vimos la foto, no vimos toda la complejidad.

A nadie puede sorprender la posición de la Iglesia de defensa de la vida y por lo tanto de oposición al aborto

— En la última, fresca, reciente, exhortación apostólica –Gaudete et Exultate– de Francisco, hay un llamado a la defensa del niño en gestación. ¿Está dirigido específicamente a la Argentina?

— En esta exhortación el Papa habla sobre la necesidad de que en la Iglesia se defienda la vida del inocente no nacido, con fuerza, con pasión y según la tradición más arraigada de la Iglesia. Porque si hay un actor en el mundo que tiene una posición clara, diáfana, y que a nadie puede sorprender, con respecto a la defensa de la vida y por lo tanto de oposición al aborto, es la Iglesia Católica. Hay otros actores a nivel social y político que no sabemos bien qué opinan sobre este tema, pero si de alguien sabemos qué opina sobre el aborto es de la Iglesia Católica. Que el Papa, que es el jefe de la Iglesia Católica, reafirme este valor a mí no me sorprende. Ni creo que sea un mensaje a la Argentina, simplemente porque lleva mucho tiempo preparar una exhortación apostólica; es uno de los documentos más importantes del papado. Cuando escribe una exhortación apostólica, el Papa está pensando en las grandes preocupaciones de su pontificado. Y estas no surgen de la noche a la mañana, ni son un mensaje específico para una coyuntura política, sino para toda la Iglesia universal. Lo que es interesante es que el Papa, al que se había etiquetado como alguien que no quería jugarse en estos temas, demuestra en su exhortación que decidió incluir este tema porque lo consideraba una de sus prioridades. El mensaje vale para toda la Iglesia universal, por lo tanto quien en la Argentina sigue al Papa obviamente lo tomará como una inspiración.

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También en Europa, el discurso del Papa tiene un impacto político, pero hay un gran respeto, no se llega a la denostación personal

— ¿Es verdad que en Italia a veces es tema de debate el porqué los argentinos "no quieren" al Papa?

— Ciertamente a los observadores del Vaticano les sorprende esta relación tan peculiar del Papa con la Argentina. Afuera lo ven como algo extraño. Sobre todo porque en Italia la figura del papa es muy, muy, muy querida. Es muy popular, se ha ganado a la gente común, de la calle. A pesar de que ha tocado temas delicados también en el campo político, porque toda su cruzada a favor de los refugiados es molesta para muchos. Y también en Italia hay políticos que le han respondido cuando él ha pedido apertura, cercanía, con los refugiados. Por lo tanto, también en Europa, el discurso del Papa tiene un impacto político, pero hay un gran respeto, no se llega a la denostación personal. Ese es un fenómeno que solo lo veo en la Argentina para el cual no tengo una respuesta; creo que vos me podrías dar más bien una respuesta a mí. La crítica me parece muy sana, muy loable, pero siempre dentro de un marco de respeto, de comprender la figura y apreciar que es una figura representativa de la Argentina.

— Tal vez eso explica cómo nos va a los argentinos. Tiene que ver con nuestra forma de ser. No pasa solo con el Papa.

— Es bueno pensar que la figura del Papa es tan relevante que requiere la atención de todos nosotros. Es un fenómeno, para bien y para mal, debemos hacer cuentas con eso, no nos pasa inadvertido, es uno de nosotros que está ahí, cumpliendo una labor. Y creo que es un gran desafío pensar no sólo cómo juzgará la historia al Papa, sino cómo juzgará al pueblo argentino en relación a su Papa ¿no? Porque no es solamente una relación del papa y la Argentina, no, son los argentinos y el Papa. Y en vez de preguntarnos por qué el Papa no viene a la Argentina preguntarnos qué le vamos a ofrecer. ¿Cómo lo voy a recibir? ¿Todos peleados entre nosotros, enojados? ¿Escribiéndole mails, insultándolo antes de que venga? O quizás podemos pensar en una especie de tregua, un momento de encuentro que ponga la pauta para que todos, de izquierda, de derecha, de centro, de arriba, de abajo, todos, cada uno, podamos encontrar un camino para reencontrarnos con este hombre que está ahí y que si estamos enojados porque no viene es porque lo queremos. Es lo más paradójico; creo que la gente lo critica porque lo quiere. Porque realmente le interesa que venga. Si no le interesara, sería un tema sin importancia. Más allá del uso que algunos le pueden dar a la figura del papa.  

— Aunque mucha gente debe desear sinceramente verlo, quizás los que con más virulencia critican que no venga, en el fondo no desean que lo haga….

— Siempre hay intentos de instrumentalizar la figura del Papa pero eso no es propio de la Argentina, sino del mundo, porque la figura del Papa hace una diferencia. No ocurre con ningún otro líder religioso. Por eso, no me sorprende que en todas partes quieran los políticos y otras personas de interés utilizar la figura del Papa. Me refería más bien a la gente en general, que por ahí se siente dolida por no haberse reencontrado aún con su pastor. Pero el motivo por el cual no viene solo lo sabe él. Ni los que estamos en Roma ni sus amigos saben las razones de la decisión que el Papa ha tomado. Por lo tanto todo son especulaciones.

La figura del Papa no solo suscita reflexiones espirituales católicas sino que es una voz de unidad y de paz en un mundo fragmentado, y también la Argentina está fragmentada

— Claro, a veces olvidamos que desde que es Papa, Bergoglio no nos pertenece más, ahora es del mundo. Es evidente que tiene otras prioridades. Los argentinos lo tuvimos acá muchos años y muchos de los que hoy le reclaman que venga no escuchaban sus homilías, y lo que decía era fuerte, profundo. Cuando Juan Pablo II fue a Polonia, la respuesta fue impresionante; acá tenemos un papa argentino y no se nota mucho, no hay una reconciliación, sigue habiendo odio social.

— Tal vez sería bueno que en vez de preguntarnos por qué no viene nos preguntemos para qué queremos que venga, si queremos escuchar su mensaje. ¿O solamente es el fetiche, la persona, la figura que llega a la Argentina? El Papa cuando sienta que es el momento va a venir. No sabemos cuándo ni en qué circunstancias. Pero algo que sí podemos hacer es empezar a sembrar esas semillas de encuentro con respecto al mensaje que él nos da, a todos los argentinos y al mundo, de la unión, de no criticarnos entre nosotros, de no bombear para abajo, la unidad para encontrar soluciones a nuestros problemas. Todas esas cosas que están en la predicación diaria del Papa son muy útiles para la actualidad argentina y no necesitamos esperar a que venga él a decírnoslas. Son cosas que no tienen que ver solo con una mirada religiosa, sino con una mirada del mundo. Y de nuestro lugar en el mundo. La figura del Papa no solo suscita reflexiones espirituales católicas o cristianas sino es una voz de unidad y de paz en un mundo fragmentado, enfrentado, y también la Argentina está fragmentada. Entonces cambiando esa mirada, yendo más allá de la satisfacción de decir vino el Papa, acá lo tenemos, ir a la búsqueda de una unidad, de un entendimiento. Intentar una unidad, o aunque sea a un entendimiento, una comprensión mutua, haciendo menos de todo aquello que nos enfrenta, nos divide, nos complica.

— ¿Has visto últimamente al Papa? ¿Cómo está?

— Lo vimos en los oficios de Semana Santa, por ejemplo, en el Vía Crucis del Coliseo. El Papa no tiene enfermedades graves. Lo único que pasó últimamente es que tiene cataratas, es muy normal. Camina un poco con achaques pero se lo ve bien, muy activo. Y llegamos a 5 años de su pontificado cuando hace poco decíamos que su pontificado sería corto porque él lo había dicho y sin embargo su pontificado va adelante y yo creo que va a tener varios años más.

— ¿Roma sigue siendo un "casino" cada miércoles de audiencia general?

— Ha bajado por varios motivos. Siempre hay un boom al inicio de un pontificado; todos quieren ver al nuevo papa. La participación se ha estabilizado más o menos entre 4 y 5 millones de personas cada año. No conozco ningún líder que convoque cada año 4 o 5 millones de personas en sus actividades públicas. Y ha bajado también porque Roma prácticamente se ha militarizado. Siempre hay policías y gente del Ejército, siempre hay alertas terroristas y mucho control. A pesar de todo se ha mantenido el interés, porque el Papa genera revuelo y tiene influencia y creo que va a seguir dando sorpresas y generando debates porque es un hombre que va al hueso de las cosas.

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