
“La verdad es que nos sorprendió. Esperábamos ganar, pero no por esta diferencia”, decían al lado del gobernador bonaerense, Axel Kicillof, cerca de las 22 horas cuando la victoria de Fuerza Patria ya estaba confirmada. Un rato antes, cuando desde el centro de cómputos ubicado en Monte Grande, el ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, daba a conocer los resultados oficiales, en La Plata el búnker del peronismo se fundió en un grito en el lobby del hotel que reunió a los candidatos y al gobernador. Allí, ministros, funcionarios y colaboradores festejaron. Afuera, sobre la avenida 51 entre 9 y 10 de la capital bonaerense, la música ya era de fiesta y la militancia arengaba la victoria. El gran ganador había resultado Kicillof.
El mandatario provincial se jugó buena parte —o casi todo— de su capital político. Salió airoso de la prueba de fuego a la que se sometió desde el momento en que decidió desdoblar la elección el 7 de abril de este año. Exactamente, cinco meses después celebró la victoria electoral sobre el presidente Javier Milei. Si bien ni el gobernador ni el mandatario eran candidatos, ambos sumaron elementos para nacionalizar los comicios. “En su momento, nosotros miramos de costado la decisión, la verdad. A nosotros nos llevó a un debate interno”; admitió una dirigente del Frente Renovador presente en el búnker. Sinceró: “Con el diario del lunes te digo que fue una buena decisión”. Desde el traumático cierre de listas provinciales, el Frente Renovador de Sergio Massa se mostró receptivo a la propuesta de Kicillof. De hecho, el propio Massa participó en lo que fueron las últimas actividades del mandatario provincial en plan electoral.

Este domingo no fue la excepción; legisladores, ministros, intendentes y funcionarios que forman parte del Frente Renovador estaban desde bien temprano en el búnker. Massa también se hizo presente y rápidamente se empezaron a difundir las fotos de los festejos entre ambos dirigentes. También estuvo Juan Grabois y La Cámpora mandó sus enviados.
Hubo algunas señales que empezaron a marcar cómo sería la dinámica de la jornada. Los números que llegaban desde los municipios de la Primera Sección Electoral mostraban un escenario distinto al proyectado hasta el viernes último. Hasta ese momento, el peronismo creía que una buena elección en esa región —la de mayor peso electoral— iba a ser una diferencia promedio de dos puntos a favor. El resultado terminó con Fuerza Patria 11 puntos por encima de La Libertad Avanza.
En la Tercera el resultado fue el esperado. Allí, los intendentes —tanto los que responden a Kicillof como los que forman parte de La Cámpora— garantizaron sus territorios con holgura. El gobernador se encargó de felicitarlos en el escenario, al igual que lo hizo la ex presidenta Cristina Kirchner en el audio que envió para reproducir en el escenario montado afuera del hotel elegido como locación para el búnker peronista.
En La Matanza, Espinoza ganó con el 56% de los votos. En Quilmes, Mendoza con el 48% y la foto se repitió en Ensenada, Almirante Brown donde Cascallares le sacó más de 15 puntos de diferencia a La Libertad Avanza con un nivel de participación del 65 por ciento. La tendencia se tornó irreversible después de las seis de la tarde del domingo.
Hasta La Plata llegaron intendentes de distintos puntos de la provincia. Además del local, Julio Alak; Fernando Espinoza (La Matanza), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Fernando Moreira (San Martín), Blanca Cantero (Presidente Perón), Mariel Fernández (Moreno), Mayra Mendoza (Quilmes), Julián Álvarez (Lanús), Fabián Cagliardi (Berisso), Diego Nanni (Exaltación de la Cruz), Alberto Gelené (Las Flores), Andrés Watson (Florencio Varela), Gastón Granados (Ezeiza), fueron algunos de los que acompañaron al mandatario en el escenario.

En su discurso, Kicillof volvió a pedirle una reunión a Milei. La victoria en el distrito más poblado del país lo posiciona indefectiblemente en un lugar expectante para las ofertas opositoras. En el correr de la noche del domingo, Kicillof fue recibiendo las felicitaciones de distintos gobernadores no alineados a Milei. “Dijimos también que veníamos a demostrar que había otro camino posible y a construir una alternativa. Por eso digo que este es un triunfo de los bonaerenses para todo el país y este es un triunfo del peronismo para todos los argentinos y argentinas”, planteó Kicillof.
Antes, durante y después del acto, la militancia coreó: “Es para Axel, la conducción…”. Distintas agrupaciones llegaron hasta las inmediaciones del búnker. En la calle se había montado un escenario de considerables dimensiones, con una fuerte puesta en escena; con pantallas por doquier, torre de luces y sonido y drones sobrevolando. La victoria electoral habilitó la liturgia triunfalista que incluyó fuegos artificiales y Kicillof llevándose toda la atención. En el entorno del mandatario intentaron bajarle la espuma a los cánticos, pero reinaba un diagnóstico: nadie iba a preparar un escenario de tales dimensiones, movilizar tanta gente si los guarismos eran desfavorables.
En el plano provincial, el resultado electoral le da más espalda en el terreno legislativo. El peronismo recuperó el quorum propio en el Senado y sumó dos bancas en la Cámara de Diputados. Pero lo que miran los armadores políticos de Kicillof es hacia adelante: 2027.

“El peronismo, para tener una oferta electoral en el 27 a nivel nacional, tiene que hacer un trabajo grande. Yo creo que venimos de haber perdido una elección nacional, de haber perdido con Milei, que no es poca cosa. Me parece que en ese sentido hay un proceso de repensar, de reconstruir, de reformular, de revincularse también con la sociedad y es un país que tiene diferentes realidades también”, había dicho Kicillof en una entrevista con Infobae la semana pasada ante una eventual candidatura en 2027.
En el búnker, el mandatario provincial recibió el acompañamiento de la cúpula de la CGT, intendentes propios y la presencia del Frente Renovador y algunas referencias del cristinismo. El resultado contundente pone a Kicillof en una condición natural de conducción. A sus modos, el mandatario dio otro paso y con un resultado efectivo. El peronismo volvió a ganar una elección legislativa en la provincia de Buenos Aires después de 21 años. La última victoria en este segmento había sido de Cristina Kirchner, cuando en 2004 se impuso a Hilda Chiche Duhalde, por la senaduría nacional.
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