BAP Unión llegó a Ámsterdam e impresionó a ciudadanos de este país: así fue su impresionante llegada a tierras europeas

El rugido de los parlantes del BAP Unión rompió el aire húmedo del puerto de Ámsterdam: “Contigo Perú” y “Cuando Pienses en Volver” flotaban sobre la multitud, mientras la embarcación de cuatro mástiles y 115 metros de eslora asomaba imponente entre decenas de veleros históricos. Esta escena marcó el debut del buque escuela más grande de América Latina en el SAIL Ámsterdam 2025, uno de los encuentros marítimos más importantes del mundo, donde la tradición naval y la identidad peruana se convirtieron en protagonistas inesperados.

La nave avanzó con serenidad, luciendo su bandera peruana, ondeando con fuerza y las cubiertas repletas de uniformes que saludaban al público. El propio sonido de los parlantes se mezclaba con los aplausos y vítores de espectadores locales, turistas y sobre todo miembros de la comunidad peruana, muchos de ellos emocionados hasta las lágrimas. Cadetes y oficiales saludaban a quienes se agolpaban en los muelles y respondían a las banderas rojiblancas alzadas entre la multitud.

SAIL Ámsterdam 2025: tradición y multitud récord

El festival SAIL Ámsterdam celebró en esta edición dos hitos: sus cincuenta años de historia y el 750º aniversario de la fundación de la capital neerlandesa. Organizado cada cinco años desde 1975, el evento regresó tras una década de espera —la pandemia obligó a suspender la edición programada para 2020—, y atrajo a más de dos millones de visitantes, según datos de la organización.

Barcos llegados de 24 países convirtieron el puerto de Ámsterdam en un mosaico flotante de historias: cada embarcación aportó relatos propios, culturas y tradiciones náuticas distintas. Entre los participantes destacaron imponentes veleros históricos, como la réplica de la Nao Santa María española —la célebre carabela que cruzó el Atlántico en 1492—, y buques escuela de gran envergadura, como el polaco Dar Młodzieży o el Stad Amsterdam, orgullo de la marina local.

Navegaron junto a las naves históricas fragatas militares forjadas en acero, lujosos yates modernos y embarcaciones tradicionales neerlandesas de pesca, atrayendo tanto a veteranos amantes del mar como a familias y escolares. El ambiente en los muelles fue efervescente: los barcos desfilaban lentamente por los canales, escoltados por pequeñas lanchas y barcos de aficionados que ondeaban banderas y lanzaban vítores.

El festival, que se desarrollará hasta el 24 de agosto, permitió a miles de visitantes subir a bordo, recorrer las cubiertas, conversar con tripulantes de todo el mundo y conocer de cerca la ingeniería, los secretos y las leyendas de los grandes navíos, todo en un entorno abierto y festivo que celebró la diversidad marítima en pleno corazón de Ámsterdam.

BAP Unión: símbolo peruano y embajador cultural

Pero si hubo una silueta que capturó miradas —y cámaras— esa fue la del BAP Unión, primer representante del Perú en este festival. La llegada del barco, ondeando con orgullo la bandera nacional y al ritmo de música peruana, ofreció una postal inusual: “Nunca hemos tenido este recibimiento antes en ningún otro puerto, simplemente ha sido asombroso”, afirmó Sergio Orrego, cadete de la Escuela Naval, en una entrevista concedida a la Comunidad Peruana en Países Bajos.

“El apoyo de nuestros compatriotas fue desbordante, incluso en medio de una jornada laboral; hubo sentido de hermandad y un ambiente festivo pocas veces visto”, agregó Israel Carty, también cadete, resaltando la presencia de la diáspora peruana entre la multitud que acudió para saludar a la tripulación.

El BAP Unión destaca por sus dimensiones y por su papel como emblema flotante del país: reconocido como el mayor buque escuela de la región, su diseño de cuatro mástiles y cubierta despejada fue elaborado tanto para la instrucción naval como para funcionar como embajada itinerante.

Su presencia en SAIL Ámsterdam fue, ante todo, diplomática. Como informaron medios neerlandeses y publicaciones especializadas, las tripulaciones extranjeras y los asistentes visitaron la nave intrigada tanto por su imponente aspecto como por las señales de orgullo nacional que acompañaron su arribo.

Diplomacia y tradición textil a bordo

La función de embajador cultural del BAP Unión no se limitó al aspecto visual ni al despliegue musical. Durante los días del festival, el barco acogió un programa especial de diplomacia cultural y comercial para celebrar los 200 años de relaciones entre Perú y los Países Bajos. A bordo se realizó una masterclass sobre la tradición textil peruana, con la participación de estudiantes, periodistas de moda y diseñadores neerlandeses.

Según reportó FashionUnited, la exposición estuvo a cargo de Grace Wouters —cofundadora de KnitLab Perú—, quien explicó el valor de fibras como la alpaca y el algodón Pima en la industria global. Los asistentes conocieron la historia y las técnicas ancestrales que han hecho de los textiles peruanos referentes de sostenibilidad y lujo responsable, desde los bordados Paracas, cargados de simbolismo y misterio, hasta los tejidos producidos por comunidades andinas en la actualidad.

Esta apuesta por la cultura convirtió al BAP Unión en epicentro de diplomacia blanda. El taller evidenció cómo una nave puede ser, más allá de un instrumento militar, un símbolo vivo que lleva historias, saberes y tradiciones de puerto en puerto, dotando de contenido contemporáneo a un legado que viene de siglos. El intercambio generó nuevas conexiones entre creadores y abrió la puerta a futuras colaboraciones entre la industria de la moda neerlandesa y las comunidades productoras de fibras naturales en el Perú.

En la cubierta, cadetes y oficiales recibieron a visitantes, entre quienes se mezclaban con naturalidad holandeses curiosos, turistas en busca de nuevas experiencias y miembros de la comunidad peruana local. Juntos compartieron la degustación de productos nacionales, relatos de travesía y los sonidos familiares de la música criolla, llevando el ambiente festivo de los muelles a la calidez de la vida a bordo.

El BAP Unión abandonará Ámsterdam tras su primera escala en SAIL con la misión cumplida: exhibir la tradición naval peruana ante el mundo, pero también fortalecer lazos invisibles de cultura, memoria y futuro. La flota internacional continuará su travesía rumbo a otros puertos, pero el paso de la nave peruana ha dejado una huella imborrable y la promesa de un nuevo encuentro, ya sea en el agua o en las historias que cruzan océanos.