El reciente paro de transportistas, llevado a cabo el jueves 6 de febrero de 2025, ha impactado sobre la operatividad de diversas empresas en el Perú. Según informó el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE), las dificultades en la movilidad de los trabajadores durante esta jornada han obligado a los empleadores a implementar medidas de flexibilidad laboral para garantizar el cumplimiento de las jornadas sin afectar a los empleados. Sin embargo, estas disposiciones han añadido presión a las empresas, muchas de las cuales aún no han terminado de compensar horas laborales pendientes de eventos similares ocurridos en 2024.
De acuerdo con el comunicado emitido por el MTPE el 5 de febrero, las recomendaciones incluyeron priorizar el teletrabajo, permitir tolerancias de hasta dos horas en el ingreso a los centros laborales sin aplicar sanciones y establecer mecanismos flexibles para compensar las horas no trabajadas. Aunque estas medidas buscan mitigar los efectos del paro, Eric Castro, socio del estudio Miranda & Amado Abogados, advirtió que la implementación de estas disposiciones puede ser problemática para las empresas, especialmente en un contexto donde aún se están ajustando a las consecuencias de interrupciones laborales previas.
Requerimientos de Sunafil generan presión adicional en las empresas
Además de las medidas sugeridas por el MTPE, la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil) envió cartas a los empleadores solicitando información detallada sobre la asistencia de los trabajadores durante el paro. Estas solicitudes debían ser respondidas en un plazo extremadamente corto, con fecha límite el mismo 6 de febrero a las 2 p.m.
Este tipo de requerimientos, según explicó Eric Castro, representa un desafío adicional para las empresas, ya que obliga a las áreas de recursos humanos y operaciones a desviar recursos y tiempo para cumplir con estas exigencias en lugar de enfocarse en la organización de las labores diarias.
Castro señaló que, aunque el incumplimiento o retraso en la entrega de esta información no implica sanciones inmediatas, existe el riesgo de que estas solicitudes deriven en órdenes de inspección posteriores, similares a las cartas inductivas que la Sunafil ha utilizado en ocasiones anteriores. Este panorama incrementa la carga administrativa para las empresas, afectando su eficiencia operativa en un momento ya complicado.
Flexibilidad laboral y diálogo: claves para mitigar el impacto
El impacto de los paros de transportistas y las medidas derivadas de ellos subraya la necesidad de un enfoque equilibrado entre el cumplimiento normativo y la eficiencia operativa. Las empresas deben estar preparadas para responder a este tipo de situaciones mediante la implementación de estrategias que les permitan adaptarse rápidamente a las exigencias regulatorias sin comprometer su productividad.
En este contexto, Eric Castro destacó la importancia de fomentar un diálogo más fluido entre las autoridades y el sector privado. Este intercambio podría facilitar la búsqueda de soluciones que minimicen el impacto de eventos como los paros en el desarrollo económico y laboral del país.
“Este tipo de requerimientos, los cuales además deben atenderse en un muy corto periodo de tiempo, restan eficiencia a las empresas, ya que mientras las áreas de operaciones y recursos humanos se encuentran organizando las labores del día, se ven obligadas a destinar recursos para atender estas solicitudes”, señaló.
Un desafío recurrente para las empresas peruanas
El caso del reciente paro de transportistas no es un hecho aislado. Las empresas han enfrentado situaciones similares en el pasado, lo que ha generado una acumulación de horas laborales pendientes de compensar.
Este escenario pone de manifiesto la complejidad de gestionar interrupciones laborales recurrentes en un entorno regulatorio que exige respuestas rápidas y precisas. Asimismo, se hace evidente la necesidad de revisar los plazos y procedimientos establecidos por entidades como la Sunafil, para garantizar que las empresas puedan cumplir con sus obligaciones sin afectar su operatividad.
A medida que el país continúa enfrentando desafíos económicos y sociales, la capacidad de las empresas para adaptarse a estas circunstancias será crucial. Sin embargo, como señaló Eric Castro, esto solo será posible si se logra un equilibrio entre las demandas regulatorias y las necesidades operativas de las organizaciones.
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