
El documento de la Casa Blanca denominado “Estrategia de Seguridad Nacional” (ESS) provocó una cadena de comentarios críticos por sus referencias a la “Doctrina Monroe” y sus implicancias para el alineamiento de la política exterior y el próximo acuerdo comercial del actual gobierno.
En una breve presentación de página y media que lleva la firma del Presidente Trump se asegura que las siguientes 30 carillas describen la hoja de ruta para asegurar que “América continuará siendo la más grande y exitosa nación en la historia de la humanidad”. Esta ampulosidad se presta a interpretaciones porque escapa al lenguaje formal: llama a los problemas por su nombre, adjetiva y explicita sin apocamiento sus objetivos. Si bien sorprende verlo por escrito, es cierto que hace casi ya un año que Trump recurre a esa misma locuacidad bordeando el desenfado en todas sus intervenciones las cuales se repiten a lo largo de esta presentación.
La lectura de este documento debería hacerse a partir del diagnóstico sobre la situación presente de los Estados Unidos caracterizada por crecientes déficits fiscal y comercial que han propulsado la deuda pública a 36 billones equivalentes al 120% del PBI, con una proyección progresiva que genera dudas sobre su sostenibilidad en el mediano plazo. Como respuesta a la carencia de recursos, la Estrategia enfatiza que los Estados Unidos dejarán de ahora en más de traccionar la economía mundial. La frase “los días de Atlas se han terminado” reafirma el porqué de los llamados a Europa, Japón y Corea para que afronten con sus propios recursos los gastos de defensa que demanden su seguridad. En el mismo sentido, se explaya con relación al insostenible déficit comercial donde plantea la necesidad de nivelar las reglas de juego para equilibrar la balanza comercial.

El escrito efectúa una revisión de la somnolencia europea para asumir un papel protagónico, la necesidad de encontrar “alguna” salida a la guerra de Ucrania sin condenar a Rusia, las posibilidades de desarrollo de Medio Oriente, África y una enérgica crítica al reclamo chino de soberanía sobre el Mar del mismo nombre para mantener abierta esa vía navegable. Todas estas reflexiones apuntan a Chinam señalada como el principal desafío y amenaza para el sistema de vida de los Estados Unidos por sus prácticas depredatorias que han desindustrializado a occidente.
El documento afirma que China supo adaptarse rápidamente a las restricciones tarifarias impuestas durante la primera presidencia de Trump por su control de las cadenas de valor. Si bien las exportaciones chinas hacia Estados Unidos han disminuido, las importaciones de ese origen se hacen ahora a través de terceros países incluyendo México, donde se instalaron empresas ensambladoras para sortear las barreras. También agrega que las exportaciones chinas a los países de ingresos medios o bajos son hoy cuatro veces sus exportaciones a los Estados Unidos, lo cual explicaría los motivos de los recientes acuerdos comerciales negociados con los países asiáticos con el propósito de restringir la espuria triangulación de comercio.
El punto más importante con relación a esta región, y que sorprende por sus referencias directas, es el énfasis en resguardar el hemisferio occidental por razones de seguridad. En esa línea, sostiene que pretende trabajar con gobiernos dispuestos a colaborar en la prevención de la migración, la lucha contra el narco-terrorismo y el crimen transnacional; mantener al continente libre de intromisiones de terceros países hostiles y donde se pueda desalentar el control de cadenas de valor críticas. Este planteo, denominado “Corolario Trump”, se agrega a la Doctrina Monroe que fuera enunciada en 1823 para prevenir la presencia inamistosa de flotas europeas en estos mares.
Los llamados a la colaboración distan de ser ingenuos. No ignora que a los fines de asegurarse la cooperación de los países de la región los Estados Unidos deberá colaborar en su progreso. En ese contexto, sostiene que “el objetivo para nuestros socios es desarrollar sus economías; un hemisferio occidental más fuerte y sofisticado será también un mercado atractivo para el comercio y las inversiones americanas”. Y sigue: “Debemos acelerar estos esfuerzos, incluyendo el uso del poder de los Estados Unidos en finanzas y tecnología para inducir a los países a rechazar la ayuda extraterritorial”.
El párrafo de la página 22, donde se menciona el reciclado de los superávits comerciales de China hacia sus socios comerciales, reconoce la necesidad de elaborar un plan para el “Sur Global” usando en conjunto con Europa, Japón y Corea la suma neta de 7 billones de los activos externos, a los cuales se sumarían las tenencias de 1,5 billones de las instituciones financieras y bancos multilaterales de desarrollo. Estas promesas requerirán de una efectiva implementación si se pretende sumar el apoyo de gobiernos aliados y contrarrestar las ofertas y planes del proyecto denominado “Ruta de la Seda”. También menciona la movilización de las agencias gubernamentales para apoyar las inversiones en la región.
El documento presenta una nueva visión de los Estados Unidos hacia la región al señalar la necesidad de impulsar su desarrollo porque contribuirá a su seguridad, pero también para la creación de un gran mercado con afinidades de funcionamiento para el incremento del comercio y las inversiones. El planteo reconoce que un hemisferio occidental pujante contribuirá en mayor medida a alcanzar los objetivos propuestos.
En el pasado los Estados Unidos implementaron una política similar al promover el desarrollo de Europa, Japón, Corea y Taiwán como contención a la expansión comunista, incluyendo el apoyo económico y militar a la RPC en su disputa con la Unión Soviética. En América Latina se pueden mencionar la Alianza para el Progreso (1960), la Iniciativa para las Américas (1990) y la propuesta del ALCA (2005) rechazada por los gobiernos enrolados en el Socialismo Siglo XXI.
El Secretario de Estado Marcos Rubio se comprometió a los pocos días de asumir su cargo prestar una atención especial a América Latina. Es de esperar que ahora después de un año con las recomendaciones enumeradas en la Estrategia de Seguridad Nacional los Estados Unidos efectivice sus propuestas económicas y coordine un plan de desarrollo para superar el pesimismo y las resistencias que siempre prevalecieron en las relaciones entre ambas partes.
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