Cómo ser un buen católico, según Francisco

El lunes pasado, el Santo Padre mantuvo un encuentro con seminaristas y sacerdotes que residen en el Aula Paulo VI del Vaticano

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Papa Francisco
Papa Francisco

El Santo Padre afirma: “El estilo de Dios es la cercanía. Él mismo lo dice en el Deuteronomio: «Piensa, ¿qué pueblo tiene sus dioses tan cerca como tú me tienes a mí?» (cf. cap. 4).

«Existen diversos carismas, pero el Espíritu es el mismo. Existen diversos servicios, pero el Señor es el mismo. Existen diversas funciones, pero es el mismo Dios quien obra todo en todos. A cada uno, Dios le concede la manifestación del Espíritu en beneficio de todos. A uno, por medio del Espíritu, Dios le concede hablar con sabiduría, y a otro, según el mismo Espíritu, hablar con inteligencia. A uno, Dios le concede, por el mismo Espíritu, la fe, y a otro, por el único Espíritu, el carisma de sanar enfermedades. Y a otros hacer milagros, o la profecía, o el discernimiento de espíritus, o hablar un lenguaje misterioso, o interpretar esos lenguajes. Todo esto lo realiza el mismo y único Espíritu, quien distribuye a cada uno sus dones como él quiere» (San Pablo, Carta a los corintios, 1 Co 12,4-11).

Una clase magistral para el mundo católico de hoy

En la mañana del lunes pasado el Papa Francisco mantuvo un encuentro con seminaristas y sacerdotes que residen en el Aula Paulo VI del Vaticano, Roma. Preguntas de los asistentes y respuestas del Santo Padre. Puede accederse a la versión completa en los portales vaticanos del día 26.

Por nuestra cuenta reemplazamos los términos específicos de la calidad de ese auditorio, “seminaristas” y “sacerdotes”, por el más amplio de “católicos” en general. Porque creemos que sus enseñanzas son muy ricas para los miembros del clero y también y al mismo tiempo para todos quienes formamos parte del pueblo fiel, si las sabemos adecuar a nuestra condición de laicos. Al mismo tiempo y dada la extensión del diálogo, nos vemos obligados a hacer una breve síntesis que siempre es un tanto arbitraria. Reducimos el contenido magisterial a cuatro temas: el acompañamiento espiritual, las cuatro proximidades de un católico y la cercanía, los tres lenguajes: el de la lengua, el del corazón y el de las manos y el discernimiento como camino de la armonía.

1.- El “acompañamiento espiritual”

Francisco reemplaza la expresión “dirección espiritual” por la de “acompañamiento espiritual”. Esta consiste en la acción que ejerce aquel que nos ayuda para caminar. El que no permite que nos caigamos, el padre de familia, el tío, el cura, el amigo, el buen vecino, el compañero de trabajo u otro que, cuando sentimos la tentación de ir por la banquina o irnos de casa, o de la patria, o renunciar al trabajo porque el jefe nos trató mal, o somos impulsados por un de-lirio, o nos asola la idea suicida, tiene la sabiduría y el don de ayudarnos a discernir cristianamente nuestra decisión.

“Vas al director espiritual -dice Francisco -para contarle las cosas que pasan en tu corazón, las mociones espirituales, las alegrías, los enfados y lo que pasa dentro de ti.”

“El carisma espiritual no es -agrega el Papa -un carisma clerical sino bautismal”. Es la sabiduría de aquel o aquella que concretiza o adapta las enseñanzas de Dios a las circunstancias de la vida del otro, mediante gestos o palabras, consejos, actitudes, servicios.

La persona servida o acompañada

Y el Papa contestándole a la autora de la pregunta que dio lugar a esa primera respuesta le dice, “te diría…en primer lugar, (…) tengan la certeza que siempre debo estar acompañado. Porque la persona que no está acompañada en la vida genera «hongos» en el alma, los hongos que luego te molestan: enfermedades, soledad sucia, tantas cosas malas. Necesito que me acompañen” (El acompañamiento) “…aclara las cosas y siempre hay que buscar ese acompañamiento espiritual.”

2.- Las cuatro “proximidades” de un católico y la cercanía

Francisco dice que para lograr la fraternidad es preciso mantener vivas las 4 proximidades fundamentales:

a) “La proximidad con Dios: ¿rezas?”

b) “La proximidad con el (vecino, cura u) obispo: ¿cómo es su proximidad con el (cura u) obispo? ¿Eres de los que cotillean sobre el, o «cuanto más lejos mejor»? ¿O estás cerca y vas a discutir con él?”

c) “La cercanía (en los grupos)…es interesante, es una de las cosas que se encuentran (en el grupo)… La falta de una verdadera cercanía fraternal...(en el barrio, en la parroquia, en la escuela o el trabajo) Sí, todos con una gran sonrisa, pero luego se van y en pequeños grupos se despellejan…

“No hay cosa más repugnante que el comentario viajero. Los chismes de orejero y el cuereo a lo comadre son cosas que donde cuadre debe huirle al entrevero” (Herencia pa un hijo gaucho, José Larralde)

Y concluye diciendo Francisco, “…esto no es cercanía, es falta de fraternidad!”

d) “Y la cuarta: la cercanía al pueblo de Dios. Si no hay cercanía con el pueblo de Dios, no eres un buen católico. Y esa cercanía hay que mantenerla”. En esta cuarta cercanía en el pensamiento cristiano resuenan las preguntas ¿Te acercas al pueblo pobre? ¿participás de sus preocupaciones? ¿Ayudas al que tiene hambre y sed, al que no tiene trabajo o está enfermo o en la cárcel?

3.- Tres lenguajes: el de la lengua, el del corazón y el de las manos

“Hay tres lenguajes que te muestran la madurez de una persona: el lenguaje de la cabeza, el del corazón y el de las manos…Y debemos aprender a expresarnos en estos tres lenguajes: que (expresan que) pienso lo que siento y hago, siento lo que pienso y hago, hago lo que siento y pienso. Aquí utilizo la palabra equilibrio: un equilibrio entre estas cosas…”.

“¿Dónde aprendí los gestos…? Bueno -dice Francisco -la vida te enseña los gestos. Por ejemplo, una cosa que he aprendido es que cuando vas a visitar a un enfermo, que está enfermo, no debes hablar demasiado. Toma su mano, míralo a los ojos, dile unas palabras y quédate así…Si no eres humano con los gestos, incluso la mente se engarrota…”.

Alguien dijo, agrego, que “el gesto sabe ser la voz del corazón que te hace cercano al otro necesitado”. “La cercanía -dice el Santo Padre -es el estilo de Dios. El se hizo cercano en la encarnación de Cristo. Está cerca de nosotros. Siempre la cercanía.”

4.- El discernimiento como camino de la armonía

“El correcto discernimiento –en primer lugar te lo digo– no consiste en un equilibrio... eso lo hace la balanza. La situación sobre la que tienes que discernir es (naturalmente) desequilibrada, porque tienes emociones de este lado, emociones de este lado, emociones de aquel lado… El discernimiento correcto es buscar cómo este desequilibrio encuentra su camino –no «encuentra el equilibrio»– porque siempre se resuelve, el desequilibrio, en un plano superior, no en el mismo plano. Y esta es una gracia de la oración, una gracia de la experiencia espiritual. Te presentas ante el Señor con un desequilibrio, ayudado por un hermano si quieres (acompañamiento espiritual), y la oración (acompañamiento de Dios), la búsqueda de hacer la voluntad de Dios, te lleva a resolver el desequilibrio, pero en otro plano…”

Una parte, la otra y una nueva situación…. “esta es la gracia del acompañamiento espiritual que nos ayuda a encontrar el camino para resolver los desequilibrios. El camino de la armonía. "

“Ipse harmonía est” (Él es la armonía, San Basilio)

Del “desequilibrio necesario” al “equilibrio dinámico”

“…la vida -dice el Santo Padre -es un desequilibrio constante, porque la vida es caminar y encontrar, encontrar dificultades, encontras cosas buenas que te lleven adelante y aquellas que te desequilibran, siempre.”

“La vida cristiana es un continuo caminar, caer y levantarse. Caminar un poco solo con los demás: no hay hoja de ruta. Claro, sólo tienes que poner el navegador en el coche y salir. Hay consejos para rezar, cosas que te ayudan a crecer. Ese es el desequilibrio. De hecho, yo diría lo contrario: cómo vivir en desequilibrio, en el desequilibrio diario. No tengas miedo del desequilibrio: somos humanos. Y en el desequilibrio (hay que) hacer discernimiento.”

“Una persona «equilibrada» no puede hacer discernimiento, porque no tiene movimientos espirituales. En el desequilibrio hay mociones de Dios que te invitan a algo, a la voluntad de hacer el bien, a levantarte después de caer en el pecado… Saber vivir en el desequilibrio: ahí traes un equilibrio diferente. Yo hablaría de un equilibrio dinámico, que no soy yo quien lo sostiene: lo sostiene el Señor. Él te mueve, con la unción del Espíritu. Se trata de equilibrio y desequilibrio.”

Ver la desolación y ver la consolación

Y entonces, ¿cuál es el resultado de un correcto discernimiento? Consuelo espiritual. El Espíritu Santo, cuando te da armonía, te consuela. Por el contrario, cuando estás con un problema, no estás en la consolación, estás en la desolación. Debemos aprender a utilizar en nuestra vida las emociones del Espíritu, la consolación y la desolación: “esto me hace bien”, “esto me alegra”, “esto me quita la paz”. Lo que hace el Señor en el corazón y lo que hace el diablo. ¡Porque el diablo existe! San Pedro dice que da vueltas, vueltas, vueltas buscando a quién comer. Él es nuestro peligro. Pero el Espíritu es la guía. Y este es el camino: “seguir al Espíritu Santo”.

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