Apps de citas y robosexualidad: ¿una nueva forma de prostitución?

Existen decenas de aplicaciones y plataformas que ofrecen el espacio para que se concreten todo tipo de relaciones

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OnlyFans es una aplicación con contenido sexual pago (Alamy)
OnlyFans es una aplicación con contenido sexual pago (Alamy)

¿Por qué OnlyFans es mejor que Sugar Daddy-Baby Dating? Gran parte del crecimiento de dicha plataforma tiene que ver con la desaparición del material impreso para adultos como Playboy y otras revistas que solo podían presentar a algunas modelos cada semana en sus páginas. El otro factor es la posibilidad de conexión 24/7 x 365, con una gran calidad de imagen y la participación a gran escala de mujeres jóvenes.

En el proceso de Sugar Dating online, millones de chicas jóvenes ya habían tenido una “sugar date”, antes de que llegara OnlyFans. El término “Sugar daddy” se refiere a hombres mayores de entre 30 y 65 años que ofrecen, a mujeres de distinta edad, una compensación económica a cambio de su compañía, una relación estable o un encuentro sexual. A ellas se las conoce como “Sugar babies”. Los formatos de compensación incluyen dinero en efectivo, regalos, cancelación de gastos, alquiler, estudios, viajes, etc.

Existen decenas de apps y plataformas que ofrecen el espacio para que se concreten este tipo de relaciones. Los sugar daddies deben pagar una mensualidad para acceder ilimitadamente a los perfiles de las mujeres, quienes ingresan a la plataforma gratuitamente.

Este es el caso de sitios como Seeking Arrangement, uno de los más populares, que opera como cualquier otra red de citas: el usuario abre un perfil, sube fotos y escribe sobre sus intereses, ocupaciones y gustos. La diferencia con otras aplicaciones es que, en estas páginas, normalmente se especifican el nivel socioeconómico del que paga y la pretensión monetaria de la joven. Ambas partes deben llegar a un acuerdo para comenzar la relación. Este tipo de servicios tiene presencia ya en 140 países, con más de 120 millones de miembros activos.

En la era del “amor en formato Tinder” y las “sugar dates”, el negocio mueve mucho dinero. En este contexto, cada vez que aparece un servicio que permite a las personas transferir plata a través de Internet, los estafadores se ocupan de articular la forma de quedarse con una tajada. Así, recientemente se registró un aumento en las estafas de Sugar Daddy y OnlyFans para engañar a los usuarios en sus motivantes relaciones online.

Aunque son muchas menos, también existen las “Sugar Mama”, pero el negocio Sugar Daddy cada vez se parece más a un nuevo formato de trabajo sexual online.

La evolución tecnológica que nos inunda, nos propone alternativas ante la mirada impregnada de moralina y las circunstancias higiénicas post-Covid, como la “el trabajo sexual sintético” y la “robosexualidad”. China aloja locales habitados exclusivamente por trabajadoras sexuales sintéticas, es decir, muñecas sexuales articuladas para tener un encuentro. El trabajo sexual es ilegal en China con penas de hasta 10 años, pero las trabajadoras sexuales sintéticas no son personas y el dueño tampoco está infringiendo ley alguna. Así, son furor los sistemas de voz sintética, capaces de mantener conversaciones con base en inteligencia artificial; piel con temperatura humana, ojos que se mueven, la posibilidad de configurar el carácter y también ¡bocas articuladas! Con un valor de hasta 10.000 dólares, recrean emociones y expresan placer.

La tecnología avanza en tiempos de post-pandemia y con las redes sociales dominando nuestras vidas, la forma de relacionarnos cambió dramáticamente. Desde las apps de citas hasta el sexo virtual por videoconferencia, ahora la “robosexualidad” es una tendencia a nivel mundial.

Mientras este mercado crece, también sus riesgos. Como todos los dispositivos electrónicos, tienen un peligro inherente: son susceptibles de ser hackeados y ser utilizados para mantener una “vigilancia” y propiciar al robo de datos. En el extremo de las circunstancias no deseadas, las alarmas suenan ante la eventual, pero técnicamente real, posibilidad de que puedan configurarse para dañar físicamente a su dueño.

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