La Argentina despojada

¿Somos un país pobre y sin futuro? Mentira. Nada de eso. Somos un país históricamente despojado de sus riquezas y de su esperanza: dos cosas que hay que defender y recuperar

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Salar del Hombre Muerto, en Jujuy
Salar del Hombre Muerto, en Jujuy

Desde la época en que el riojano Facundo Quiroga echó a los ingleses de su provincia, por el oro que se llevaban del cerro Famatina, hasta la actualidad, han pasado años, siglos incluso, y no hemos mejorado en nada.

El litio, del que tanto se habla en la actualidad por su utilización en la fabricación de baterías para celulares, entre muchos otros usos esenciales para el consumo moderno, se explota desde hace 30 años en el Salar del Hombre Muerto en la provincia de Jujuy pero no se sabe a dónde va a parar.

El oro y la plata de Bajo de la Alumbrera en Catamarca va por un tubo hasta Puerto Gaboto en Santa Fe y de ahí es cargado en barcos cuyo destino también se ignora.

Es obligación del Congreso, de acuerdo a lo que establece nuestro Código de Minería, el control de la explotación y comercialización de estos recursos argentinos. Pero bueno, no se ha hecho.

La pesca es otro ejemplo del despojo que sufrimos. Las fotos que muestran, en la oscuridad de la noche, las luces de los barcos extranjeros que pescan en la milla 200 -tal es la extensión que cubre que a lo lejos parecen verdaderas ciudades iluminadas- revelan otra triste realidad. El actual gobierno siguió adelante con la política de incorporar patrulleros oceánicos, lo que me parece correcto.

Pero además de eso es esencial que tengamos Fuerzas Armadas poderosas, no para atacar a nadie, sino para defender nuestros intereses. Para disuadir a quienes depredan nuestras riquezas. Nuestra debilidad manifiesta en esa materia es, a la inversa, una incitación al saqueo.

¿Cuánto cereal sale de nuestras fronteras de contrabando? ¿No habrá llegado el momento de devolver a la Gendarmería y a la Prefectura su función original de control de fronteras y sacarlos de las grandes ciudades donde han perdido, en muchos casos, sus virtudes y su entrenamiento?

Hay mucho más para decir. Como que es más cómodo echarle la culpa al gasto político, excesivo e ineficiente, lo que es verdad y es cierto que éste tendría que reducirse, pero todo cambio estructural lleva tiempo.

Entretanto, y en primer lugar, recuperemos la esperanza y junto con eso luchemos por lo nuestro.

*El autor es geólogo

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