Francisco y la renovación de la Iglesia en China

A través de un acuerdo celebrado el 22 de septiembre de 2018, el Vaticano fue reconocido como autoridad religiosa dentro del gigante asiático

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El papa Francisco en la plaza San Pedro del Vaticano, con una bandera china flameando de fondo
El papa Francisco en la plaza San Pedro del Vaticano, con una bandera china flameando de fondo

“En mi papado no hay nada mío inventado, lo que hice desde el principio es procurar poner en marcha lo que los cardenales dijimos en las reuniones precónclave para el próximo papa… es lo que hago… yo estoy obedeciendo a lo que se marcó en aquel momento”. Papa Francisco

En una extensa entrevista mantenida con el periodista español Carlos Herrera (COPE) el Papa Francisco reflexionó sobre algunas medidas tomadas en el curso de su papado. Nos referiremos en exclusiva a la de la nueva etapa iniciada en la relación del Vaticano con la República Popular de China.

De la ruptura al diálogo y del diálogo al acuerdo

La ruptura data de 1951 y el diálogo se institucionalizó con un tratado celebrado el 22 de septiembre de 2018. Este establece un mecanismo según el cual el Papa Francisco y los delegados designados por el Gobierno chino intervienen en la elección de los candidatos a obispos con jurisdicción eclesial en el continente chino. Como señaló el Vaticano no se trata de un acuerdo político sino de carácter eclesial y pastoral referido al reconocimiento de los obispos designados por la Iglesia católica en China.

Del acuerdo al cumplimiento de lo acordado

Por vía del acuerdo la Santa Sede es reconocida como autoridad religiosa dentro de China de forma oficial, e impulsa su interés en que la vida de los católicos chinos y sus comunidades pueda estar cada vez más normalizada en la sociedad china y procurar la unidad de todos los católicos de China.

En los dos años primeros años de vigencia del acuerdo, cinco sacerdotes chinos fueron ordenados obispos con el visto bueno del gobierno de Xi Jinping y tres obispos clandestinos (designados por el Vaticano con anterioridad al tratado) fueron reconocidos oficialmente por las autoridades chinas y estas han calificado el funcionamiento del acuerdo como “saludable”. A la cuestión de la libertad religiosa y el reconocimiento de la autoridad del Vaticano se sumaron intercambios significativos de materiales sanitarios en ambas direcciones a raíz de la COVID-19.

Obstáculos de algunos actores de la política internacional

“…algunos sectores de la política internacional intentaron analizar el trabajo de la Santa Sede principalmente según una hermenéutica geopolítica, perspectiva no compartida por el Vaticano. El diálogo iniciado por Francisco favorece una búsqueda más proficua del bien común en beneficio de toda la comunidad internacional”, dijo Mons. Parolin. Desde lo eclesiológico y pastoral.

Como es sabido China continúa políticamente dividida y los que reivindican cierto grado de soberanía en Taiwán y Hong Kong criticaron el acuerdo y su renovación.

El gobierno de Donald Trump

Así también se posicionó Estados Unidos durante el gobierno de Trump, lo que quedó de manifiesto en declaraciones del Secretario de Estado, Mike Pompeo en Roma, a quien Francisco no recibió.

Algunas voces disonantes y las necesidades de la Iglesia en China

Por su parte, el Cardenal emérito de Hong Kong, Chen Rijun (más conocido como Cardenal Zen), veterano opositor al Partido Comunista de China y que representa el sacrificio de quienes sufrieron los enfrentamientos con el régimen fue recibido por el Santo Padre a quien entregó una carta con los comprensibles fundamentos contra la prórroga (o el inicio de la paz con sus enemigos).

Como lo ha destacado el Cardenal Parolin “hay mucha gente en Occidente que no comprende el interés de la Santa Sede por entenderse con el gobierno chino. Perciben esa voluntad de diálogo como movimiento legitimador del Partido Comunista Chino. Sin embargo prima -como dijimos- el realismo por encima de las ideologías. En China, según las cuentas del Vaticano, existen 115 diócesis y 31 regiones administrativas, pero hay sólo apenas 78 obispos que por razones de edad están activos, habiendo una urgente necesidad de que sacerdotes locales puedan ir cubriendo esas sedes vacantes”. La falta de pastores y de unidad son grandes obstáculos en el camino de la renovación de la evangelización para la marcha de la Iglesia católica china.

Otras cuestiones de las relaciones con la RPC

Claro que como reconoce el Santo Padre hay otras cuestiones bilaterales que deberán ser objeto de un diálogo futuro más amplio. El gobierno chino solo reconoce 98 diócesis y 69 obispos (62 activos) mientras que los demás serían para Pekín obispos clandestinos aunque tolerados por las autoridades del Partido Comunista Chino no podrían integrar oficialmente a lo que sería la Conferencia Episcopal de China cuando sí son obispos regulares para el Vaticano.

En cambio desde la firma del acuerdo, con los nuevos obispos no se darían esas situaciones ya que mediando consenso se evita la clandestinidad y la disensión política asociada a la resistencia religiosa. Y se evita también la intervención de la Asociación Patriótica, ente creado por el gobierno chino para incorporar obispos a una iglesia paralela.

“El martillo de la paciencia” (Casaroli) es el camino

" …La cerrazón nunca es camino -le dijo el Papa Francisco a Herrera -lo que se ha logrado hasta ahora en China fue al menos dialogar… alguna cosa concreta como el nombramiento de nuevos obispos, lentamente... Pero también son pasos que pueden ser cuestionables y los resultados por un lado o por el otro. Para mí la figura clave de todo esto y que me ayuda y me inspira es el cardenal Casaroli. Casaroli fue el hombre al que Juan XXIII le encargó tender puentes con Centroeuropa. Hay un libro muy lindo, ‘El martillo de la paciencia’, donde él cuenta un poco sus experiencias allí. O se cuentan las experiencias de él, el que compiló todo. Y era pasito pequeño tras pasito pequeño, creando puentes. A veces teniendo que dialogar al aire libre o con la canilla abierta en momentos difíciles. Lentamente, lentamente, fue logrando reservas de las relaciones diplomáticas que en el fondo suponían nombramiento de nuevos obispos y cuidado del pueblo fiel de Dios. Hoy en día, de alguna manera tenemos que seguir esos caminos de diálogo pasito a pasito en las situaciones más conflictivas. Mi experiencia en el diálogo con el Islam, por ejemplo, con el Gran Imán Al-Tayeb fue muy positiva en esto, y se lo agradezco mucho. Fue como el germen de ‘Fratelli Tutti’ después. Pero dialogar, dialogar siempre o estar dispuestos a dialogar.” Dijo Francisco a Herrera.

El acuerdo es un punto de llegada y es un punto de partida

La estipulación del Acuerdo constituye -como se dice en el documento emitido por Parolin tras la renovación del acuerdo- el punto de llegada de un largo camino emprendido por la Santa Sede y la República Popular China, pero es también y sobre todo el punto de partida de acuerdos más amplios y con mayor visión de futuro.

Un largo camino señalado por los cardenales

“En mi papado no hay nada mío inventado, lo que hice desde el principio es procurar poner en marcha lo que los cardenales dijimos en las reuniones precónclave para el próximo papa…es lo que hago…yo estoy obedeciendo a lo que se marcó en aquel momento”, dijo el Papa en la entrevista que citamos.

Eso es lo que el Papa hace y en los pasos dados a favor del diálogo tanto con China como con el Islam y otros credos, con los organismos internacionales y las naciones de todo el mundo, dejando en claro dos cosas fundamentales: la línea seguida no es sino una continuidad con las decisiones de sus predecesores y también una decisión de los cardenales plasmadas en las deliberaciones previas al cónclave del 2013; y en segundo lugar, que en el plano de la diplomacia cuenta con una herramienta que es “el mejor diplomático que conocí…”, según Francisco afirmó de su Secretario de Estado, Pietro Parolin y su equipo para las Relaciones con las Naciones.

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