Basta de creer que la inflación es un fenómeno multicausal

El problema inflacionario de una economía puede resumirse en la fortaleza o debilidad de una moneda para afrontar la demanda que el mercado le exige y de su velocidad de circulación

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Vista general del frente de Banco Central (EFE/ Fabián Mattiazzi/Archivo)
Vista general del frente de Banco Central (EFE/ Fabián Mattiazzi/Archivo)

Cómo en cualquier mercado, el equilibrio monetario tendrá lugar dónde se igualen la cantidad ofrecida y la cantidad demanda de dinero. Cómo la oferta de dinero responde esencialmente a acciones del banco central, el funcionamiento de este mercado dependerá del tipo de política que la autoridad monetaria esté llevando adelante.

Se dice que un banco central controla los agregados monetarios de un país cuando establece, en cada momento, un determinado nivel de oferta de dinero. Esta oferta de dinero, claramente, se modifica según los cambios que decide la entidad en la cantidad de dinero ofrecida. Sí aumenta la cantidad de dinero, estaríamos frente a una política monetaria expansiva. Por el contrario, sí el banco contrae la oferta de dinero, estaríamos frente a una política monetaria contractiva.

La pregunta que podemos hacernos es ¿por qué querría el banco central alterar la cantidad de dinero? Analicemos en base a lo que sucede actualmente en Argentina y gran parte del mundo.

Cuando el Banco Central local decide inyectar dinero en la economía, esa inyección de dinero representa un aumento de la oferta monetaria lo que podría sentirse cómo que las personas tienen más dinero en sus bolsillos. Este suele ser un método muy usado para “reactivar el consumo”. El problema es que esta inclinación falla desde sus principios. ¿Qué sucede si el dinero inyectado no es demandado?

Acá nos encontramos con un axioma principal: sí la demanda de dinero no ha aumentado, ante una nueva inyección monetaria estamos claramente frente a un exceso de oferta monetaria. Concretamente, que la cantidad de dinero sea mayor que la demanda, quiere decir que hay personas que tienen en sus bolsillos más dinero del que “desean” (en términos cuantitativos).

Ahora bien, si hablamos de un exceso de oferta de dinero para el total de la economía, ello significa que hay más gente queriendo desprenderse de pesos que tratando de obtenerlos, esto quiere decir que tratarán de cambiar ese exceso de pesos por otros bienes o activos. Esta asimetría entre quienes quieren desprenderse de los pesos y quienes quieren obtenerlos impacta de manera diferente en cada uno de los activos y agentes económicos.

Que la cantidad de dinero sea mayor que la demanda, quiere decir que hay personas que tienen en sus bolsillos más dinero del que “desean” (en términos cuantitativos)

Acá entra en juego la famosa Teoría Cuantitativa del Dinero –M*V=P*Q– y con esto el primer acercamiento al concepto de la inflación. En su libro “A monetary History of the United States, 1867-1960” (Una historia monetaria de los Estados Unidos, 1867-1960), Milton Friedman establece que la inflación sólo puede ser producida por un incremento más rápido de la oferta monetaria que de la demanda monetaria. Este supuesto está basado en el hecho de que la cantidad de dinero multiplicada por la velocidad de circulación es igual al volumen de transacciones multiplicado por los precios.

En palabras más simples: cuando el nivel general de precios sube, con cada unidad de moneda se adquieren menos bienes y servicios.

Bajo esta premisa, podemos establecer que lo único que genera inflación es la creación de dinero no demandado, producto de una expansión de la oferta monetaria. Tomemos una situación hipotética: un determinado país con existencia de banco central decide aplicar políticas de expansión monetaria para estimular y reactivar la economía local; para ello, el banco se dedica todo el día a crear dinero y ponerlo en las calles. En un primer momento, a corto plazo, muy posiblemente los responsables de desarrollar este sistema económico se encuentren con que estas acciones realmente están reactivando el consumo, por lo cual, consideran mantener este programa a largo plazo.

Miguel Pesce, presidente del Banco Central
Miguel Pesce, presidente del Banco Central

El problema con el ejemplo antes planteado es muy simple: si un país decide aumentar la base monetaria que circula en sus calles, con una misma cantidad fija de bienes en el mercado, inevitablemente en el largo plazo su moneda terminará acomodándose a su valor real de mercado. Por lo tanto, el valor de la moneda caerá y se necesitará una mayor cantidad de billetes para comprar la misma cantidad de bienes previo a la inflación. Indefectiblemente, podemos observar que la inflación es provocada por la caída del valor del dinero, que es producida por el exceso monetario.

¿Por qué la inflación refleja los mismos efectos que un impuesto aplicado por el gobierno?

Como ya mencionamos, la inflación deprecia el valor del dinero, esto quiere decir que lo que se compraba con cierta cantidad de billetes en el año 1, por ejemplo, necesitará mayor cantidad de billetes para poder volver a comprarse en el año 2. Si los ciudadanos decidiesen guardar sus ahorros debajo de un colchón con el deseo de mantener sus saldos reales inmutables, inevitablemente deberán acumular mayor dinero a lo largo del tiempo para que el ahorro inicial no pierda su valor real. Así, si se guardase $100 en el año 1 y durante 12 meses el país experimenta una inflación del 100%, en el año 2 deberé tener $200 guardado para poder comprar lo mismo que compraba en el año 1 con $100 (ahorro inicial). Habiendo inflación, las adiciones de dinero nominal para mantener el stock de dinero real constante del año 1, corresponden al impuesto inflacionario.

Mientras más fuerte sea una moneda, mayor será su demanda y menor será la velocidad en que las personas se desprenden de ella

Podemos observar que el problema inflacionario de una economía puede resumirse en la fortaleza o debilidad de una moneda para afrontar la demanda que el mercado le exige y de su velocidad de circulación. Mientras más fuerte sea una moneda, mayor será su demanda y menor será la velocidad en que las personas se desprenden de ella.

Un ejemplo histórico que representa la negatividad de una expansión monetaria desmedida es lo ocurrido en el período 2002/2005 con la mega devaluación del peso frente al dólar.

Argentina todavía es uno de los pocos países donde se discute si la inflación la genera la emisión monetaria o si es un fenómeno multicausal. En el proceso, nos siguen obligando a demandar una moneda prácticamente sin valor en el mercado y nos someten a un impuesto inflacionario, que cada vez nos hace perder mayor valor real de nuestros salarios.

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