Medios de pago y pandemia: radiografía de la billetera de los argentinos

La digitalización de los intercambios y del vínculo con los clientes es un proceso que se ha acelerado debido al COVID-19

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Las distintas restricciones que trajo la cuarentena a raíz de la pandemia han cambiado los hábitos y costumbres de consumo de los argentinos. Ese proceso nos muestra con mucha fuerza el reemplazo de los medios de pago tradicionales por los digitales, incluso en muchas personas que acceden a los mismos por primera vez.

Mucho se ha dicho ya sobre eso, pero una mirada cuantitativa realizada sobre un universo de individuos con acceso al menos a un producto financiero o medio de pago, aporta una visión complementaria para dimensionar este fenómeno. Para ello, comparamos los resultados de dos estudios que realizamos en AMBA y las nueve ciudades más grandes del interior, con una muestra de 900 casos cada uno. El primero, realizado en diciembre 2019 y el segundo, en agosto de 2020.

Como ya sabemos, el auge de las billeteras digitales, la masificación en el uso de pagos con código QR, la aparición de nuevos players y el crecimiento de los ya existentes; son algunas de las tendencias que aceleró la cuarentena.

En primer lugar, ¿qué pasó con el efectivo? Su uso frecuente como medio de pago disminuyó en un 26%. Antes de la pandemia, alcanzaba el 96% en forma complementaria con otras opciones de pago; mientras que hoy se ubica alrededor del 70%. Aun así, el efectivo está lejos de desaparecer: incluso aquellos que declaran no usarlo, están forzados a hacerlo en determinadas transacciones. Junto con el efectivo, otro de los medios de pago afectados fue la tarjeta de crédito que disminuyó en todos los perfiles analizados, sobre todo entre los jóvenes de 18 a 24 años.

En su reemplazo, crecieron la tarjeta de débito con casi 30% de incremento en su uso, los pagos digitales (celular, billeteras digitales y QR) con 44% de aumento y las tarjetas prepagas que, si bien todavía en niveles bajos, triplicaron su uso. Lo paradójico de este comportamiento, es que se vio muy marcado en personas de 45 a 65 años y en el GSE D1, grupos tradicionalmente más reacios a incorporar la tecnología en su vida cotidiana.

Caída del efectivo por rubro

Si analizamos el reemplazo del efectivo por rubro, observamos que es transversal a todos independientemente del monto de la compra. En aquellas categorías donde el efectivo era usado en forma frecuente por más del 75% de las personas en la pre pandemia, luego de la misma se observaron caídas superiores al 50% en Clases, Cursos, Servicios de Esparcimiento, Servicios Profesionales, Peluquerías, Materiales para la Construcción y Ferreterías. En la categoría Almacenes y Supermercados de barrio, donde el uso de efectivo también era muy significativo, la caída es sustancialmente menor, del orden del 20%.

En los rubros Electro, Hipermercados, Muebles y Decoración de hogar, donde el efectivo ya tenía una importancia más baja -del orden del 40%-, la cuarentena consolidó la tendencia, cayendo su uso a la mitad dejándolo en un rango del 10 al 20%.

Nos queda por responder si este cambio forzado por la situación se mantendrá a lo largo del tiempo. Si nos atenemos a lo que piensan los entrevistados, más del 80% de las personas opina que es un cambio positivo y declaró que mantendrá estos hábitos en la “nueva normalidad”. Quienes se muestran más enfáticos son las personas que tuvieron su primer contacto con las billeteras digitales durante la cuarentena.

Atributos más valorados según medio de pago

Entre los atributos más valorados, al igual que en la pre pandemia, al efectivo se le reconoce aceptación, rapidez de pago y descuentos; en el caso de la tarjeta de débito, el gran cambio fue el aumento de su aceptación; mientras que la tarjeta de crédito sigue siendo valorada por la posibilidad de compra en cuotas. Las tarjetas prepagas también han tenido un fuerte impulso durante la pandemia: además de tener el mismo nivel de aceptación que las de crédito, los usuarios valoran mucho la seguridad dada por el límite del saldo cargado. Paradójicamente, ésta es simultáneamente su principal falencia, dado que el monto cargado es todo lo que puede gastar, dado que en la práctica se comporta como una tarjeta de compra y no de crédito.

Por último, los pagos con app/celular fueron los grandes ganadores de este proceso y siguen siendo valorados por la rapidez de pago y porque permiten llevar un registro y control de los movimientos.

La digitalización de los pagos y del vínculo con los clientes es un proceso que se ha acelerado con la pandemia, pero los desafíos siguen siendo los mismos: inclusión financiera, digitalización, universalidad e interoperabilidad.

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