La innovación argentina nunca despegará sin una protección adecuada

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En el día de hoy, en todo el mundo, se conmemora el Día de la Propiedad Intelectual. En otras palabras, esta fecha es una ocasión para celebrar a las grandes mentes de nuestras sociedades: la creatividad de nuestros científicos, ingenieros y artistas. Son ellos, y su capacidad de trabajo mancomunado, quienes mueven la rueda del progreso, los que permiten que, con el correr del tiempo, mejore la calidad de vida de las personas y los avances logrados se extiendan cada vez más a la población.

Que esta efeméride se lleve a cabo el 26 de abril no es aleatorio. Hacia 1970, en esta misma jornada, entró en vigor el Convenio de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), al cual la Argentina adhirió diez años más tarde. A pesar del paso del tiempo, el conocimiento sobre cómo el sistema de propiedad intelectual contribuye al florecimiento de la industria y a fomentar la innovación tecnológica dista de ser de conocimiento general.

Actualmente, los mecanismos de protección de la propiedad intelectual que se aplican en casi todos los países del mundo tienen como objetivo reconocer el ingenio y la originalidad de creadores e inventores. De este modo, al resguardar la inversión de los procesos creativos, se cumple con el propósito de garantizar la retribución correspondiente de los beneficios derivados de estos, generando ni más ni menos que incentivos económicos claves para alimentar este círculo virtuoso.

Desde AmCham Argentina, hace más de dos décadas que trabajamos para que nuestro país mejore los estándares legales de propiedad intelectual en las diferentes industrias que como Cámara de comercio bilateral brindamos servicio.

En este sentido y tan solo a modo de ejemplo, entre el puñado de países que no son parte del Tratado de Cooperación en materia de Patentes (PCT), figuran, junto a la Argentina, Venezuela, Afganistán y la República Democrática del Congo. La firma de este instrumento internacional, tan requerido por el entramado productivo, es uno de los pasos imprescindibles para afianzar la estrategia de búsqueda de nuevas inversiones.

En relación con lo anterior, no resulta sorprendente que, según los datos estadísticos de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), las solicitudes de títulos de patentes y marcas no hayan variado significativamente en la última década. Incluso, a nivel comparado en la región, se observa para el período 2017 que Brasil triplica las solicitudes de títulos de marca y supera diez veces el número de solicitudes de títulos de patentes. Aun un mercado considerablemente más reducido que el argentino, como es el chileno, exhibe un mejor desempeño en esta materia.

A los fines de aumentar la competitividad de nuestro país —que posee ventajas considerables en varios sectores de la economía—, es contraproducente continuar postergando también una actualización normativa en materia de criterios de patentabilidad, normativa establecida desde 2012 y que genera incentivos negativos a la innovación. Este tema, al igual que la protección de datos, también pendiente, merecen ser incorporados entre las prioridades de la agenda económica, brindando de tal modo un estímulo al crecimiento a través de las inversiones del sector privado.

Si la política pública tiene por objetivo promover el desarrollo económico y el bienestar de los ciudadanos, a la par del desarrollo de la infraestructura física, la generación de un clima que privilegie el surgimiento de nuevas ideas, nuevas creaciones, debe ser una meta. Las estadísticas de la OMPI, en este sentido, constituyen un indicador valioso a considerar.

La renombrada inserción inteligente de Argentina al mundo, con sus numerosos logros, no será completa hasta alcanzar un ambiente de negocios adecuado en el cual la eficiente protección de la propiedad intelectual sea comprendida como una premisa, y no como un obstáculo.

Tales acciones no solo incentivarán la innovación, sino que provocarán un incremento de los flujos comerciales y de la inversión. Por esta razón, desde AmCham Argentina continuaremos aportando insumos y generando entornos de diálogo público-privado para propiciar el desarrollo sustentable de nuestro país.

La autora es directora de Gestión de AmCham Argentina.