Educación: el diagnóstico de los políticos

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(Foto: NA)
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Sobre el comienzo de un año lectivo marcado por un paro nacional docente de 72 horas que dejó en casa a más de dos millones de chicos, y cuando está arrancando un electrizante año electoral, una ONG promueve entre los referentes de las principales fuerzas políticas un compromiso en torno a propuestas, definiciones y consensos para poner en marcha los cambios imprescindibles que demanda la educación en la Argentina para el siglo XXI.

Los consultados para este iniciativa de Fundación Cimientos fueron requeridos a expresarse en torno a tres ejes de análisis: las mayores urgencias que enfrenta la educación en nuestro país, las políticas activas que es necesario potenciar y aquellas que merecen ser modificadas, y la relación entre educación y empleo en un contexto de crisis económica y cambios tecnológicos disruptivos.

El punto de encuentro entre todas las fuerzas políticas permite alentar alguna esperanza: el acceso a una educación pública y gratuita de calidad es el gran igualador social para una sociedad atravesada por la inequidad. En este punto todos coinciden.

"Hoy la escuela ya no es la institución fuertemente igualadora que fue en el pasado, es un elemento confirmador y replicador de la situación social" asegura el diputado Mario Negri. "Esta situación no puede naturalizarse". Y agrega: "La escuela puede convertirse en una herramienta transformadora capaz de integrar en una sociedad democrática a todos sus habitantes, garantizando igualdad de oportunidades".

Sergio Massa, líder del Frente Renovador y precandidato presidencial por Alternativa Federal, opina que en la educación se manifiestan las desigualdades más grandes que tiene nuestro país y que conviven dos sistemas: "Uno muy deficiente que no contiene ni prepara para un trabajo digno y otro que forma ciudadanos hiperconectados con el mundo, pero más en contacto con lo que pasa afuera del país que con lo que pasa adentro".

Para Alejandro Finocchiaro, actual ministro de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la República Argentina, la formación debe ir en correlato con la necesidades laborales de cada región e impulsar la creación de empleo de calidad para los jóvenes: "Una de las prioridades es construir experiencias educativas y de formación profesional para el futuro, en línea con las necesidades del sistema productivo local, atendiendo también las demandas regionales. Trabajamos para articular las trayectorias académicas y laborales de los jóvenes".

Esta idea de que la educación de calidad de acceso público y gratuito a todos y todas es la más poderosa herramienta para restaurar los lazos en una sociedad desgarrada por la inequidad sobrevuela casi todas las respuestas. También se coincide en señalar que, para recuperar estándares de calidad en los distintos niveles, es indispensable que la economía crezca. No se puede desvincular la educación del desarrollo y no hay educación de calidad sin presupuesto e inversión.

El ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, describe un panorama poco alentador atento a datos económicos inquietantes: un ingreso per cápita del 2019 equivalente al de 2007, pérdidas en la capacidad adquisitiva para los sectores medio y medio-bajo de entre el 15% y el 20%, y los sueldos de maestros y profesores muy por debajo de la media de países con estructuras sociales comparables. A esto se le suma el hecho de que desde hace años no se llega a respetar la ley que obliga a 180 días de clases.

Miguel Ángel Pichetto, jefe del Bloque Justicialista de la Cámara Alta, hace hincapié en que "encarar una política de largo plazo exige un análisis serio y riguroso de cuánto cuesta la educación de calidad y cuál es la inversión por estudiante y por docente". Plantea ir al encuentro de un "acuerdo nacional de mayor inversión, mayor calidad y mayor inclusión social".

Pichetto propone crear una ley de consenso del Fondo Educativo Nacional, previo a la distribución de los impuestos nacionales entre la nación y las provincias, o sea, antes de la coparticipación. "Ahora bien, para aumentar la masa de recursos es imprescindible que la economía crezca", finaliza el precandidato presidencial por Alternativa Federal.

Para Daniel Filmus, ex ministro de Educación de la Nación y actual diputado de la Nación por FPV-PJ, existe una relación entre la crisis educativa y el desarrollo económico: "No se le puede pedir a la escuela que solucione todos los problemas que no resuelven el desarrollo económico y la caída del mercado laboral. La única forma de mejorar la calidad de la educación es ser consecuente con la aplicación de las leyes y sostener la inversión educativa. Hoy no se cumple con las leyes de financiamiento educativo, educación nacional, escuelas técnicas, educación sexual, ni con la que establece la obligatoriedad de los 180 días de clase".

Hay consenso en que no puede ofrecerse un servicio educativo de calidad con docentes mal remunerados. El salario docente hace a la dignidad del trabajo. "El docente es un socio de la política educativa, hay que hacerlo parte, valorarlo y devolverle su rol social" subraya el diputado Negri.

Myriam Bregman, dirigente nacional del Partido de los Trabajadores Socialistas y legisladora de la Ciudad de Buenos Aires, hace hincapié en que la última reforma educativa que proyectó el kirchnerismo no tocó lo esencial de la ley federal de educación menemista, que fue el financiamiento. Para ello, la abogada especializada en derechos humanos propone: "Un sistema educativo único y nacional, público y laico, donde se lleve el presupuesto educativo al 10% del PBI y se centralice lo financiero".

Otro punto de preocupación de la mayoría de los referentes políticos del país es la fuerte diferencia de recursos e inversión, y por lo tanto de calidad educativa, entre las provincias más ricas y las más pobres.

Sergio Massa atribuye buena parte de las dificultades del sistema al recorte presupuestario que impuso el Gobierno. Según el ex intendente de Tigre y precandidato presidencial, el recorte alcanza a un 70% de baja en la infraestructura escolar y un porcentaje similar para lo destinado a los jardines de infantes. Esta baja en la cantidad de recursos destinados a educación registra, a su vez, importantes desigualdades a nivel territorial. "El fracaso de Cambiemos en la nación profundiza cada vez más las dificultades que tiene cada provincia. Otra vez tenemos que volver a hablar de las desigualdades: hoy existen grandes diferencias interprovinciales en el gasto por alumno, que por ejemplo en CABA es cinco veces mayor al de Jujuy", asegura.

Ricardo Alfonsín propone políticas de seguimiento y control ajustadas a las particularidades de cada caso. Pide que se convoque a un nuevo Congreso Pedagógico Nacional que comprometa a todas las sociedad.

El director general de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, Gabriel Sánchez Zinny, señala que la necesidad de hacer de la secundaria una propuesta más atractiva para los jóvenes impulsó en la provincia la creación de las "Escuelas Promotoras", un programa que se implementó en 2018 e incentiva el aprendizaje mediante el desarrollo de proyectos que se elaboran en equipo.

Repasando las diferentes respuestas, a la hora de evaluar el estado de situación de la educación en la Argentina, los diagnósticos coinciden: la suerte de la calidad de la educación está atada al crecimiento de la economía y el reparto equitativo de los recursos. También parece haber acuerdos en relación con las políticas que es necesario implementar para mejorar la calidad de la educación. Los chicos en las aulas en la primera infancia, el respeto de los 180 días de clase, las estrategias para erradicar la deserción en el nivel secundario, la formación y el concurso para los docentes, y la doble escolaridad en zonas vulnerables, parecen conceptos que nadie está dispuesto a discutir. Tampoco aparecen diferencias frente a la demanda de cambios curriculares que preparen para enfrentar un mundo todavía impredecible en función de los cambios que aportan al mundo del trabajo y la producción la disrupción tecnológica.

En un año de elecciones presidenciales marcado por un escenario de extrema polarización, el principal desafío a la hora de construir un acuerdo a mediano y largo plazo pasa por despojarse de prejuicios, especulaciones electorales y visiones ideológicamente sesgadas para cerrar filas en torno en algunos puntos innegociables para todos los actores.