
Para este 2025, la temporada de huracanes en el Atlántico, que oficialmente comienza el 1 de junio y se extiende hasta el 30 de noviembre, se perfila como una de las más activas de los últimos años. Según el pronóstico de la Universidad Estatal de Colorado, se anticipan 17 tormentas importantes. Este aumento en la actividad ciclónica representa un desafío significativo para las cadenas logísticas y el comercio internacional, afectando directamente las cadenas de abastecimiento.
El impacto de los huracanes en la logística es multifacético. Desde la interrupción de rutas marítimas y aéreas hasta el cierre de puertos y la destrucción de infraestructuras clave, estos fenómenos naturales pueden paralizar el movimiento de mercancías a nivel global.
Pronósticos y condiciones climáticas
El pronóstico para esta temporada anticipa una actividad superior al promedio, con la formación de 17 tormentas con nombre, de las cuales 9 podrían convertirse en huracanes y 4 alcanzarían la categoría 3 o superior. Este aumento en la actividad se atribuye a temperaturas de la superficie del mar superiores al promedio en el Atlántico tropical y subtropical, así como a condiciones de La Niña en enero-febrero.
Se espera que las condiciones de ENSO neutral o una La Niña débil se presenten este otoño. Estas condiciones climáticas, combinadas con temperaturas de la superficie del mar mucho más cálidas de lo normal, aumentan la probabilidad de una temporada de huracanes intensa.
Impacto en la logística y el comercio internacional
Tormentas de temporadas anteriores permiten afirmar que los huracanes generan interrupciones significativas en las cadenas de suministro globales. Por ejemplo, el huracán Milton en 2024 provocó el cierre temporal de Port Tampa Bay, un punto clave para el comercio internacional, afectando el transporte de bienes esenciales hacia América Latina, Europa y Asia.
Otro posible efecto colateral es el aumento en los costos operativos. Durante los primeros meses posteriores a un huracán, las pequeñas empresas pueden experimentar ciertas subas en este rubro debido a la escasez de suministros y a los problemas en la distribución.
En Latinoamérica, la infraestructura portuaria y vial es particularmente vulnerable. Las tormentas pueden dañar carreteras, puentes y almacenes, dificultando el transporte terrestre y aumentando los tiempos de entrega. Además, las interrupciones en los puertos marítimos pueden afectar la exportación e importación de productos clave, como alimentos, medicinas y componentes electrónicos.

Estrategias de planificación logística
Ante estos desafíos, las empresas están adoptando diversas estrategias para mitigar el impacto de los huracanes en sus operaciones logísticas. Entre ellas se incluyen:
- Diversificación de rutas y modos de transporte → Utilizar rutas alternativas y combinar diferentes modos de transporte (terrestre, marítimo y aéreo) para evitar zonas afectadas por huracanes.
- Almacenamiento estratégico → Ubicar centros de distribución en áreas menos propensas a desastres naturales para garantizar la continuidad del suministro.
- Tecnología de monitoreo → Implementar sistemas de seguimiento en tiempo real para anticipar interrupciones y ajustar las operaciones en consecuencia.
- Planes de contingencia → Desarrollar protocolos de emergencia y capacitar al personal para responder eficazmente ante eventos climáticos extremos.
Impacto en el consumidor final
Más allá de las implicaciones económicas, los retrasos logísticos desencadenados por huracanes afectan también a los ciudadanos. La interrupción en la cadena de suministro puede provocar escasez de productos básicos, como alimentos, agua potable y medicinas. Además, los daños a la infraestructura pueden dejar a comunidades enteras sin acceso a servicios esenciales, como electricidad, transporte y comunicaciones.
En este contexto, es fundamental que las autoridades y las empresas trabajen conjuntamente para fortalecer la resiliencia de las infraestructuras y garantizar una respuesta rápida y eficaz ante desastres naturales. La preparación y la adaptación son clave para minimizar el impacto de los huracanes en la logística y, por ende, en la vida cotidiana de las personas.
En síntesis, la temporada de huracanes de 2025 representa un desafío significativo para la logística global y la vida diaria de millones de personas. La combinación de condiciones climáticas propicias para la formación de huracanes y la creciente interdependencia de las cadenas de suministro globales exige una planificación y preparación meticulosas. Solo a través de la colaboración entre gobiernos, empresas y comunidades se podrá mitigar el impacto de estos fenómenos naturales y garantizar la continuidad de las operaciones logísticas y el bienestar de la población.
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