El piloto absorbido en pleno vuelo: su tripulación le salvó la vida

La increíble historia de un milagro aeronáutico

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Aunque el avión es uno de los medios de transporte más seguros del mundo, no está exento de sufrir accidentes. De hecho, ha sufrido algunos de los siniestros más sorprendentes y trágicos de la historia. No obstante, estos negros sucesos han contribuido a mejorar siempre su seguridad, como ocurrió con este sorprendente caso.

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En 1990, un avión de British Airways que viajaba desde Birmingham, Inglaterra, hasta Málaga, España, sufrió un sorprendente accidente que casi acaba con la vida del piloto, el capitán Tim Lancaster, de 42 años.

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Aunque el vuelo había sido revisado de forma rutinaria y todo parecía correcto; solo 15 minutos después de despegar se produjo uno de los accidentes más esperpénticos de la historia de la aviación.

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De repente, el parabrisas del piloto se desprendió, provocando la descompresión de la cabina y la rotura de la ventanilla; haciendo que Tim fuera absorbido hacia el exterior a más de 7.000 metros de altitud.

Afortunadamente, quedó enganchado por las piernas y el asistente de vuelo Nigel Ogden, que se encontraba en cabina en ese momento, pudo asegurarlo rápidamente.

Aunque quedó enganchado, el fuerte golpe de su cabeza contra el fuselaje hacía presagiar lo peor.

Inmediatamente, el copiloto Alastari Atchison tomó el mando y comenzó las maniobras para realizar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Southhampton, Inglaterra.

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Tras unos minutos, Ogden comenzó a desfallecer en su tarea de sostener a Tim. El cansancio y las bajas temperaturas hacían mella en él. Aunque lo creían muerto, la tripulación se negaba a soltar a Tim por varios motivos. Primero, por respeto al capitán y su familia, ya que escapar de sus manos apenas no quedaría nada que poder honrar y enterrar. En segundo lugar, por la seguridad e integridad del vuelo; ya que existía la posibilidad de que su cuerpo pudiese golpear y destruir algún motor.

Ogden y Rogers continuaron turnándose hasta tomar tierra 20 minutos después del accidente, momento en el que pudieron recuperar su cuerpo y comprobar, con sorpresa, que seguía con vida
Tim estaba inconsciente, sufría síntomas de congelación y fracturas en sus extremidades, pero estaba fuera de peligro. Se incorporó al servicio solo 5 meses después del accidente.

Desde entonces, todos los parabrisas de los aviones se fijan desde el interior de la cabina y las ventanillas de los pilotos han sido reforzadas para evitar que este desastre pueda repetirse