
Aún faltan algunos meses para que México comience a sentir los estragos del fenómeno de La Niña y aproximadamente el 60.45% del territorio nacional se encuentra en alerta por la sequía, de acuerdo con el Sistema Meteorológico Nacional (SMN), situación que se agrava frente a la crisis hídrica que también atraviesa el país.
El último reporte, publicado el 5 de febrero, señala que durante la última mitad del mes de enero de 2024, el país experimentó una serie de fenómenos meteorológicos.
Desde el 27 hasta el 31 de enero, llegaron cinco frentes de aire frío acompañados por otros fenómenos como los eventos de “Norte” y áreas de baja presión que se combinaron con otras condiciones para cambiar el clima.
Todo esto, junto con la humedad de ciertas corrientes de aire, causó lluvias en el noroeste, norte, noreste y en las costas del Golfo de México. Estas lluvias ayudaron un poco a reducir la sequía en algunas áreas específicas del norte y sur de Veracruz y en la Península de Yucatán. Pero, a pesar de que hubo humedad extra del océano Pacífico, no fue suficiente para solucionar el problema de la sequía.
La mayoría de los estados de México tuvieron menos lluvia de lo normal, sobre todo en las costas del Pacífico y en el centro del país. Esto hizo que aumentaran las zonas con sequía en lugares como Sonora, Sinaloa, Durango, la región de las Huastecas y Oaxaca.
Al finalizar enero de 2024, el 60.45% del territorio mexicano sufría de sequía en algún nivel, un porcentaje solo un poco menor al reportado a principios de ese mismo año. Sin embargo, el futuro no es alentador, según expertos.
Según el monitoreo del SMN, Baja California, Baja California Sur, Quintana Roo, Campeche y Yucatán son los estados sin sequía.
Los estados en donde el territorio está anormalmente seco son Tlaxcala, Guerrero, Colima, Chiapas y Zacatecas. Por otro lado, en Morelos hay sequía moderada.
La Ciudad de México, que además enfrenta una crisis por agua ante los bajos niveles del Sistema Cutzamala, presenta una sequía severa.
En tanto, estados del norte como Sonora y Chihuahua; así como más céntricos como Aguascalientes, Guanajuato, Michoacán, Querétaro, Hidalgo presentan sequía extrema. Finalmente, Durango presenta una sequía excepcional.
El fenómeno de La Niña

El fenómeno de La Niña es un evento climático que forma parte del ciclo natural conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENOS). Se caracteriza por el enfriamiento inusual de las aguas superficiales del océano Pacífico ecuatorial, en contraste con El Niño, que implica un calentamiento de estas aguas. Este enfriamiento tiene repercusiones significativas en los patrones climáticos globales.
La Niña típicamente impacta el clima en diversas maneras, como el aumento de precipitaciones en algunas partes del mundo y sequías en otras. Por ejemplo, puede provocar fuertes lluvias en el sur de Asia y Australia, mientras que puede resultar en condiciones más secas y cálidas en partes del sur de América del Norte.
Además de estos efectos, La Niña puede influir en la temporada de huracanes en el Atlántico, potencialmente aumentando el número y la intensidad de estos eventos. De manera general, La Niña y El Niño son críticos para comprender las variaciones climáticas interanuales en el planeta y su conocimiento ayuda a mejorar las predicciones meteorológicas y climáticas a largo plazo.
Cómo afectará a México

Según expertos, México se alista ante un cambio climático sustancial provocado por la potencial emergencia del Fenómeno La Niña, que podría desencadenar un aumento de las temperaturas y sequías en varias regiones del país.
Actualmente, el país está sintiendo los efectos del Fenómeno El Niño, así como la incidencia de frentes fríos y tormentas invernales. Sin embargo, se anticipa que estas condiciones de frío darán paso a un ambiente de calor intenso y sostenido con la llegada de La Niña.
Según Chris Hyde, meteorólogo de Maxar en Estados Unidos, se espera que la transición hacia La Niña ocurra en la segunda mitad del año 2024.
Esta situación podría favorecer un aumento en las lluvias en localidades como Australia, el sudeste de Asia, India y diversos puntos del continente americano, incluido México.
Aunque todavía es pronto para especificar la magnitud de los efectos en México, se prevé que los estados del norte, las áreas costeras y la región central del país padezcan de un clima cálido persistente, acompañado de sequías y alzas en las temperaturas.
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