Lupito, el cerdito activista de Puebla que busca el cambio en la sociedad

Junto a su dueño, Joaquín Osorio, Lupito visibiliza múltiples problemáticas que aquejan a la sociedad mexicana y apoya a colectivos de familiares de personas desaparecidas, agrupaciones de trabajadoras sexuales trans y cisgénero, así como a la comunidad LGBTTTIQA+

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Lupito es un cerdo activista
Lupito es un cerdo activista que lucha por los derechos ambientales, humanos y animales. (Instagram/lupito_elcerdito)

En el estado mexicano de Puebla, vive Lupito, un cerdo activista que junto a su dueño, Joaquín Sosa Osorio, busca formar parte del cambio mientras apoyan a diferentes causas sociales y ambientales.

Desde 2020, Lupito expone a través de redes sociales los problemas que aquejan a la sociedad mexicana, al mismo tiempo que apoya a grupos de familiares de personas desaparecidas, trabajadoras y trabajadores sexuales y a la comunidad LGBTTTIAQ+ a que su voz sea escuchada.

Su importante labor de activismo se extendió también a las comunidades rurales del estado, a las que apoya con una iniciativa llamada “El cine de Lupito”, que consta de una serie de proyecciones que buscan generar conciencia en las infancias sobre temas socioambientales, entre otros.

El cerdo que apoya a las causas sociales

Lupito es un cerdo activista
Lupito es un cerdo activista que lucha por los derechos ambientales, humanos y animales. (Instagram/lupito_elcerdito)

En febrero de 2020, Osorio conoció a Lupito por primera vez tras ser obsequiado por su hermana, quien a menudo observaba que se la pasaba viendo cuentas de redes sociales protagonizadas por cerdos. “Le decía que quería tener ‘puerquitos’ algún día y me lo regaló. Me volví loco con él y lo andaba paseando por todos lados”, relató en entrevista para Infobae.

Osorio relató que la convivencia con un cerdo sí es diferente, “pero no tanto”, ya que tienen muchas formas de comunicarse y son muy inteligentes y cariñosos.

“Cuando lo llevamos a ciertos lugares o con las familias él cambia. Le gusta que lo mimen, que lo toquen y hasta parece que posa en las fotos; es un animal que entiende muy bien todo”, expresó Osorio.

El hecho de ver a un cerdo paseando por la calle como una mascota más llamaba la atención de decenas de transeúntes que se veían encantados con la radiante personalidad de Lupito.

El cariño que la gente le expresaba a Lupito cada vez que salía a pasear le ayudó a Osorio a darse cuenta del poder de convocatoria que tiene su mascota y de todo lo que era capaz de lograr.

“Cuando nosotros paseábamos por el centro de Puebla, la gente no dejaba de seguirnos. Antes era super extraño ver a un cerdo tan chiquito y tan adorable en la calle. Una vez pasamos cerca de una manifestación y Lupito tenía más atención que las personas protestando; por eso pensamos que quizá sería bueno que el animal empezara a posicionarse en las agendas que apoyamos”, comenta Osorio.

Gracias al poder de Lupito de llamar la atención de las personas, Osorio y el cerdo empezaron a trabajar en conjunto con la comunidad de trabajadoras sexuales trans y cisgénero para crear una jornada de derechos sexuales y reproductivos, en la que ofrecen pruebas de VIH y sífilis gratuitas a la población.

“Nos poníamos cada fin de semana en el zócalo de aquí de Puebla a hacerlas. En total hemos realizado 3900 pruebas con esta campaña y las impulsamos con Lupito, necesitábamos un medio para visibilizar todo”, comentó Osorio.

Las pruebas se realizan con la finalidad de ofrecer un servicio alternativo “más amigable” que el que ofrece el sector salud, además de ofrecer acompañamiento gratuito a aquellas personas que resulten positivas.

Tras el éxito de las pruebas, Lupito y Osorio ofrecieron su apoyo al colectivo de familiares de personas desaparecidas a juntar cerca de 9.000 firmas para la ley de desaparecidos y a acompañarlos “en todo lo que se pueda”.

“Empezamos a ayudar al colectivo de desaparecidos para juntar firmas para que se aprobara, más que nada para ejercer presión porque no son vinculantes, ya que no existe una ley de participación ciudadana”, relata Osorio.

En 2021, la presencia en redes y la atención que logra atraer Lupito, ejerció la presión suficiente para que autoridades voltearan a ver el caso de Spike, el perro que cayó dentro de un socavón en Santa María Zacatepec. “Sentimos que sumó un poquito que el cerdo se presentara y que estuviéramos ahí”, dijo Osorio. “Fuimos ese día a ejercer presión para que lo sacaran”.

El derecho a la cultura impulsado por Lupito

Lupito es un cerdo activista
Lupito es un cerdo activista que lucha por los derechos ambientales, humanos y animales. (Instagram/lupito_elcerdito)

La iniciativa nació con el objetivo de generar conciencia en las infancias del país sobre temas socioambientales a través de la proyección de bloques de cine no comercial que expongan las problemáticas que aquejan a la sociedad actual.

“Llegamos a las colonias, hemos visitado varios estados y vemos necesario que se reconstruya el tejido social, ya que estamos normalizando mucho ciertas crisis de inseguridad”, menciona Osorio.

Recientemente, el cine de Lupito visitó a la comunidad de Cuacuila, en Zacatlán, Puebla, donde proyectaron material audiovisual sobre temas de salud, el cuidado y la higiene personal para más de 200 niños que hasta entonces no habían visitado ninguna sala de cine.

El éxito de las proyecciones entre la población es evidente. Tras una visita a la comunidad de Villanueva, los niños se acercaron a los organizadores para convencerlos de dar un taller de cine para que pudieran hablar sobre el nopal.

También se han presentado en Xalapa, Veracruz, donde estrenaron un documental sobre la desaparición de dos hermanos de Puebla. “La idea del cine es llegar al espacio público y a donde normalmente no se extiende. Lo hacemos en la calle o en espacios públicos sin costo alguno porque apoyamos el derecho a la cultura”, indicó Osorio.

La labor de Lupito que logró un cambio importante en la vida de muchas personas no se detiene, Osorio incluso espera que la labor de activismo de su amada mascota continúe y logre impactar en ciertas leyes y que consiga re dignificar lo que representa un cerdo.

“Hasta en nuestro vocabulario siempre ha estado ahí de forma muy negativa y L es todo positivo”, concluyó Osorio.