La historia de Mukhtar, el ‘Hachiko de Crimea’ que esperó a su dueño más de una década junto al mar

El perro se convirtió en un miembro muy estimado de la ciudad costera, acompañando tras su pérdida a un músico local en el malecón que jamás abandonó

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El canino esperó durante doce
El canino esperó durante doce años el regreso de su dueño en la costa de Yalta. (X: @Trollstoy88)

El conmovedor relato de Mukhtar, conocido como el ‘Hachiko de Crimea’, comenzó en el año 2011, cuando su propietario perdió la vida en un trágico accidente mientras trabajaba como socorrista en la costa del Mar Negro. Desde aquel momento, el fiel perro se acercaba a la orilla cada día, esperando el regreso de su compañero humano sin saber que nunca volvería.

Durante los doce años siguientes, los habitantes de la ciudad de Yalta, ubicada en la península de Crimea, fueron testigos de la inamovible lealtad del animal. Así, Mukhtar se convirtió en un personaje conocido del paseo marítimo, donde solía caminar de un extremo a otro con la esperanza de reencontrarse con su dueño, relató el diario español 20Minutos.

“En cierto modo, Mukhtar se transformó en el alma de Yalta” escribió la publicación del mediterráneo, debido a que, tras la pérdida de su amo, el perro entabló una amistad especial con un músico callejero, el trompetista Víktor Malinovski. Según diversos testimonios, mientras el artista interpretaba melodías de Frank Sinatra, el can acompañaba el ritmo con ladridos.

De acuerdo con el periódico ruso La Verdad del Komsomol (Komsomolskaya Pravda), el intérprete solía tocar canciones melancólicas, y Mukhtar desarrolló sus propias preferencias musicales. Entre sus temas favoritos estaban Souvenir de Demis Roussos, Extraños en la noche (Strangers in the Night) de Frank Sinatra y Solo hay un instante (There Is Only a Moment) de Alexander Zatsepin.

Aquellos momentos en el malecón se convirtieron en parte de la identidad de Yalta, donde tanto turistas como residentes se detenían a escuchar al “perro cantor” y su talentoso amigo humano.

Los últimos días del Hachiko crimeano

Tras perder a su dueño,
Tras perder a su dueño, el animal encontró consuelo en la música y en la compañía de un artista callejero. (X: @Trollstoy88)

Con el paso de los años, el cuerpo de Mukhtar comenzó a resentir el peso del tiempo. Los vecinos de Yalta notaron que, en el último mes de su vida, apenas podía caminar. Tenía dificultades para moverse, pasaba largos periodos acostado y mostraba signos de enfermedad. De acuerdo con los lugareños, citados por La Verdad del Komsomol el leal can había alcanzado los 15 años de edad, una cifra avanzada para su especie.

El grupo de medios ruso RBC, compartió la experiencia de Víktor Malinovski durante dicho periodo, una noche después de tocar en el terraplén. “Mi esposa y yo lo envolvimos en una manta y lo llevamos (al apartamento). Bebió un poco de agua. Al día siguiente vino el veterinario, lo auscultó y le puso una inyección antiinflamatoria para apoyar su corazón, ya que tenía arritmia. Se suponía que iba a mejorar”, compartió.

Sin embargo, pese a su situación, Mukhtar continuó regresando al mismo lugar junto al mar, apoyando su cabeza sobre la barandilla mientras miraba el horizonte. Era su manera de mantener viva la esperanza de volver a ver a su amo.

Finalmente, en agosto de 2023, el cuadrúpedo falleció el día 16 de dicho mes, “exactamente al mediodía”, según compartieron los habitantes de Yalta en redes sociales, citados por la prensa rusa. Con su partida, la ciudad perdió a uno de sus miembros más entrañables, un perro cuya historia recordará por siempre la fuerza del amor y la lealtad.

Hachiko, el perro japonés

La estatua de Hachiko en
La estatua de Hachiko en Shibuya y la memoria de Mukhtar en Yalta perpetúan el valor universal de la lealtad canina. (X: @Trollstoy88)

La historia de Mukhtar inevitablemente evoca a Hachiko, conocido mundialmente como “el perro fiel”. Este Akita de color crema se hizo famoso en Japón por esperar cada día en la estación de Shibuya a su amo, el profesor Hidesaburo Ueno, incluso después de su muerte.

Nacido en la ciudad japonesa de Odate el 10 de noviembre de 1923, el animal recibió su nombre por la forma de sus patas delanteras, que recordaban al carácter japonés para el número ocho (八), pronunciado “hachi”, explicó DW.

Tras la muerte repentina de su dueño a causa de una hemorragia cerebral, el ejemplar de cuatro patas continuó esperando su regreso cada día, a la misma hora y en el mismo lugar, durante casi diez años.

Su actitud lo convirtió en una figura querida por todo el vecindario, donde falleció en 1935. En honor a su memoria, se erigió una estatua de bronce que aún hoy se encuentra junto al famoso cruce de Shibuya. La primera versión fue realizada en 1934 por el escultor Teru Ando, pero fue retirada durante la Segunda Guerra Mundial. La segunda, inaugurada en 1948, fue creada por su hijo Takeshi Ando y es la que permanece en la actualidad.

Así como Hachiko, Mukhtar encontró en su espera el propósito de su vida; aunque su amo no volvió del mar, el perro de Crimea dejó una huella imborrable en el corazón de Yalta, demostrando que la lealtad, cuando nace del amor verdadero, puede desafiar incluso el paso del tiempo.