Escribir un poema se parece a un orgasmo: la obra social e intimista del poeta de la “generación de los niños de la guerra”

“Escribir un poema se parece a un orgasmo:

mancha la tinta tanto como el semen,

empreña también más en ocasiones.

Tardes hay, sin embargo,

en las que manoseo las palabras,

muerdo sus senos y sus piernas ágiles,

les levanto las faldas con mis dedos,

las miro desde abajo,

les hago lo de siempre

y, pese a todo, ved:

¡no pasa nada!

Lo expresaba muy bien Cesar Vallejo:

“Lo digo y no me corro”.

Pero él disimulaba”.

(Poema A veces)

¿Cómo definir la poesía? O mejor, ¿es posible definirla? Si así lo fuera, Ángel González, el escritor que marcó la poesía social, así lo hizo con uno de sus poemas más importantes A veces. Sus aproximaciones fueron de tal talante que le permitieron traspasar las fronteras de su lugar de origen, España, y ofrecer conferencias sobre poética en países de Latinoamérica.

Este es un recorrido por su vida

González nació en Oviedo el 6 de septiembre del año 1925, en una familia marcada por la Guerra Civil. En su memoria sumarían hechos como el asesinato de uno de sus hermanos, el exilio de uno de ellos y hasta la prohibición de enseñar dictada a su hermana. Esta hostilidad que afectó a su familia, también serviría de inspiración para su obra poética.

Hijo y nieto de educadores, su acercamiento a la cultura y a la literatura se dio desde sus primeros años de vida. Posteriormente estudió magisterio a la par que cursaba la carrera de Derecho.

Tras obtener su título de licenciado en 1949 ejerció como maestro durante varios meses en una aldea, se desempeñó como crítico musical, aunque no sin dolencias, pues fue por esta época que la tuberculosis se manifestó en su cuerpo, junto con una insuficiencia respiratoria que le recortó los días. Sin embargo, esto no apagó su intención de continuar su formación e ingresó a estudiar Periodismo y se aficionó aún más por la lectura de poesía.

Ya para entonces Ángel González había iniciado su camino en la escritura con la composición de varios poemas que hasta la fecha no se había atrevido a publicar. Mientras se preparaba como periodista conoció al poeta Vicente Aleixandre, quien lo motivó a publicar sus escritos.

“Áspero mundo”, de Ángel González

En este, su primer libro de poemas, retrató su experiencia como hijo de la guerra, una obra que le hizo merecedor del Premio Adonáis de Poesía. Desarrolló a partir de ese momento una poesía que mezclaba lo social y lo íntimo con un toque irónico a la hora de describir asuntos cotidianos con un lenguaje coloquial.

En 1954 ejerció ingresó al Ministerio de Obras Públicas; fue destinado a Sevilla y luego a Barcelona, tras solicitar una excedencia. Allí conoció a poetas vinculados a lo que se conoció como la “Generación del 50″, también conocida como “Generación de los niños de la guerra”.

A ella se unieron escritores nacidos entre los años 1929 y 1950 que buscaban en sus escritos crear mundos fuera de la realidad mientras reflejaban los conflictos sociales de la época. Entre ellos estaban José María Valverde, Claudio Rodríguez, José Hierro, entre otros.

Su incursión en este movimiento amplió su panorama, a la par que le permitió construir una carrera literaria provechosa. Fijó su residencia en Estados Unidos y fue invitado a dar múltiples conferencias, al tiempo que ejerció como profesor invitado.

Fue reconocido con los premios Príncipe de Asturias de las Letras, Internacional Salerno de Poesía, Julián Besteiro de las Artes y las Letras, Internacional de Poesía Federico García Lorca y fue elegido miembro de la Real Academia Española en el sillón “P”.

Los días para González terminaron la madrugada del 12 de enero de 2008; a los 82 años una insuficiencia respiratoria crónica apagó su corazón para siempre.

Algunas de sus obras: Sin esperanza, con convencimiento, Procedimientos narrativos, Palabra sobre palabra, Grado elemental, Tratado de urbanismo, Deixis en fantasma, Lecciones de cosas y otros poemas, La primavera avanza, Antología de poesía para jóvenes, Palabra sobre palabra.