El best seller de una actriz adolescente que fue furor en Amazon: así empieza “Casi amor”

Chiara Francia Citterio no solo es conocida por interpretar a Heidi en la telenovela infantil de Nickelodeon, también publicó un libro a sus 16 años que se convirtió en un éxito de ventas.

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Chiara Francia Citterio, estrella de la telenovela infantil Heidi de Nickelodeon, publicó "Casi amor" a sus 16 años y se mantuvo por dos semanas en el primer puesto de los más vendidos en Amazon.
Chiara Francia Citterio, estrella de la telenovela infantil Heidi de Nickelodeon, publicó "Casi amor" a sus 16 años y se mantuvo por dos semanas en el primer puesto de los más vendidos en Amazon.

La joven escritora, actriz y cantante argentina Chiara Francia Citterio tuvo su debut actoral a la sorprendente edad de dos años en la telenovela Amor en custodia. No es de extrañar que, con apenas 16, se haya decidido a publicar de manera independiente su primer libro, Casi amor.

Lo que sí llama la atención es que este libro, que había publicado en una plataforma gratuita con la que llegó a tener75 mil lecturas en un mes, alcanzó el puesto número 1 en el ranking de los más vendidos de Amazon y se mantuvo por más de dos semanas. Nada mal para una escritora novel tan joven, ¿no?

Casi amor cuenta la historia de Emma, una chica de 16 años que, en una noche de descontrol, pierde la virginidad con Nate, su mejor amigo del que está enamorado, y queda embarazada. Poco tiempo antes, Emma perdió a su papá y sigue sin poder superarlo. Se viste enteramente de negro y no llora porque es “un puto iceberg”.

En medio de todas esas malas noticias, tiene que dejar a sus amigos para irse de vacaciones a Los Angeles, Estados Unidos, para conocer a la nueva pareja de su madre, algo que no la entusiasma en absoluto. Pero ahí conocerá a Theo, “el chico más sexy, imprevisible y complicado del mundo”.

Embarazada de uno y enamorada de otro, Emma se verá a sí misma atrapada en una situación que no podría ser más complicada. ¿O sí? A veces la calma no es más que el ojo de la tormenta.

Así empieza “Casi amor”, de Chiara Francia Citterio

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CAPÍTULO 1: Madre joven

Positivo.

Mierda. Una no puede cometer un error, que ya tiene un bebé. Eso de que por ser la primera vez no quedarás embarazada, es mentira.

Hace un mes, tuve mi primera vez y, aquí me tienen, con un embrión en la panza.

Aquel día, estaba con mis amigos. Tomábamos, nos divertíamos y ahí estaba él: mi mejor amigo, Nate. Ese del que estoy enamorada, pero nunca me he animado confesárselo.

Esa noche, los dos bebimos de más. Fue un instante. Nos miramos como nunca antes lo habíamos hecho, las caricias accidentales nos quemaban y sobraban las palabras. Cuando me estaba por ir, fui a su cuarto para recoger mis cosas. Apareció él, me tomó de la cintura y me dijo al oído: “quédate”. Me paralicé. Nate comenzó a darme besos en el cuello y yo giré: nuestras bocas quedaron juntas. Nos miramos y perdí la cordura, me dejé llevar. Nos tiramos en su cama, esa misma en donde tantas veces nos habíamos juntado a mirar Friends, esa misma donde lo cuidé cuando tuvo sarampión, esa misma donde me quedé una noche entera sin dormir porque Nate deliraba por la fiebre. En esa misma cama, y sin pensarlo, nos sacamos los pantalones el uno al otro y con locura. No sé en qué momento nos dormimos.

Y así sucedió mi primera vez. Sin preservativo. Fue el mayor error de mi vida. No solo por el bebé, claro. Sino porque cuando abrí los ojos, él me estaba mirando. Esperé que me dijera “te quiero”, pero él me dijo “perdón”. Así, sin anestesia.

Y agregó algo aún peor: “Si pudiera, volvería el tiempo atrás y anularía esta noche”.

Muy romántico, ¿no? “Por qué no se lo dices al bebé que está creciendo ahora en mi panza?”, pienso en este momento.

Por suerte, mañana me iré de Londres, mi ciudad natal.

Viajaré a Los Ángeles a pasar todo el verano. Estaré alejada de Nate. No se lo diré hasta que esté a 8750 kilómetros de distancia.

Siento náuseas.

Otra vez no, por favor.

Pero sí: vuelvo a vomitar.

¡Qué hermoso día para morir!

***

Me limpio la cara e intento peinar mi pelo negro azabache. Yo creo que tiene vida propia, independiente de la mía. Un poco de humedad y ya soy un globo aerostático.

Bajo a devorar mi tarro de Nutella. Me duele mucho la cabeza.

Por suerte, mi mamá no está en casa.

¡MI MAMÁ! ¿Cómo le voy a contar que estoy embarazada?

Decírselo ahora y arruinar su viaje sería como un suicidio.

Tan solo esperaré hasta que no pueda ocultar la panza. Tengo tres, cuatro o hasta cinco meses, con suerte.

“Entonces… ¿decido seguir con el embarazo?”, pienso. La otra opción sería abortar. Podría ir sola o decirle a mi amiga Bella que me acompañe, ¡mi mamá ni se enteraría! Pero esa idea no me gusta. No sé por qué. No me parece mal abortar. Es solo que no sé si yo quiero hacerlo.

Me digo que tengo tiempo para pensarlo. Al menos, unas diez semanas. Si me arrepiento, puedo abortar en Estados Unidos.

Nunca pensé que esto me estaría pasando. Siempre me creí una chica responsable. Buena manera de darme cuenta de que no lo soy, ¿cierto? Sé que podría haber tomado la pastilla del día después, pero no lo hice. Fui ingenua y pensé que no me pasaría a mí.

—Tonta, tonta, tonta, tonta —me digo frente al espejo.

No puedo tener un hijo. ¡Solo tengo diecisiete años! Quiero terminar la preparatoria y estudiar medicina. Pero, ¿quién dijo que no podré hacerlo con un bebé?

Creo que lo mejor será que me tome un buen milkshake de chocolate y haga una lista de pros y contras.

Pero, ¿en qué estoy pensando? ¡Hablo de un bebé! No puedo hacer una lista como si me refiriera a una carrera universitaria o a las compras.

¡Me siento muy inútil!

Mi madre podría ayudarme, pero se podría decir que no estamos en nuestro mejor momento. Pedirle un favor hace que se me retuerzan los órganos. ¿O son los vómitos matutinos los que me producen esto?

De pronto, siento la cara mojada. Estoy llorando. Mucho.

No puedo parar. No son lágrimas de tristeza, son lágrimas de desesperación. Toda mi vida está cambiando después de lo que sucedió esa noche… La noche que los dos prometimos olvidar.

Será difícil con un niño o niña en el medio.

¿Debería decírselo a Nate? La respuesta es no. A él ni le importaría.

Cuando publicó "Casi Amor" por primera vez de manera independiente en una plataforma gratuita, el libro tuvo 75 mil lecturas en un mes.
Cuando publicó "Casi Amor" por primera vez de manera independiente en una plataforma gratuita, el libro tuvo 75 mil lecturas en un mes.

CAPÍTULO 2: Último día feliz

Ring, ring. El timbre. Un sonido que siempre me trajo libertad. Ahora, lo único que quiero hacer es pegarme la cabeza contra la pared y levantarme en otra dimensión.

Mi mejor amiga, Bella, viene y me abraza por detrás.

—Te voy a extrañar mucho, mucho, mucho estas vacaciones.

—Bella, por favor, no me dejas respirar.

Ella me suelta, su mirada es triste. Sus ojos verdes, que siempre están llenos de vida, hoy me miran con una melancolía enorme. Intento consolarla, pero como no tengo los mejores dones para la comunicación, hago las cosas peores.

Mi amiga es de esas chicas que uno dice: “¿cómo puede ser tan linda?”. Su cabello es rubio y le llega hasta la cintura. Y siempre sonríe. Bella es bella sin maquillaje, sin nada artificial. Parece de esas que tienen una playlist entera con boybands, pero no es su caso ya que es puro rock pesado lo que ella escucha.

—Vamos, Bella, no llores. —La abrazo—. Ni siquiera me fui y ya estás sensible. —Le doy unas palmadas en la espalda—. Tienes que ser un poco más fuerte. Si no, serás una triste hormiga rubia todo el verano…

Se despega de mí.

—¿Triste hormiga rubia? ¿Qué significa eso?

Cuando estoy a punto de responderle, Nate se acerca y me levanta por el aire.

—¡Suéltame ya! —grito.

Si no me suelta, sin dudas voy a vomitar.

—Nop —dice él mientras me coloca en su hombro—. Vas a estar en California todo el verano así que lo mínimo que puedes hacer por mí es estar así un tiempo. Y sin patalear.

—Si me bajas, te traigo esos chocolates americanos que tanto te gustan.

Mi mejor amigo mide un metro con ochenta y cinco centímetros, es rubio y sus ojos son almendrados. La mandíbula es de esas que piensas que fue tallada a mano, definida, recta, musculosa. Además, tiene un pack de abdominales increíble que va a juego con su gran sentido de la moda. Completamente perfecto.

Juega al fútbol y tiene un grupo de chicas que lo acompaña a donde sea. Lo normal sería que, al ser tan buenos amigos, los dos nos hubiésemos enamorado de forma profunda y hubiéramos declarado nuestro amor de una manera cursi y romántica.

Pero no. Obvio que no.

Nate sale con chicas que parecen Barbies humanas; y yo, con mi metro sesenta y ocho, y mi cuerpo bonito pero estándar, no soy suficiente. Tampoco ayuda que siempre esté vestida de negro.

Nate me baja de forma automática y me abraza muy fuerte. No puedo odiarlo. No me sale. Ahora, con él abrazándome y diciéndome lo mucho que me va a extrañar, no puedo. Yo estoy enamorada de Nate desde que tengo uso de razón, pero él no de mí. Me lo dejó claro después de esa noche.

De repente, me llega un mensaje de mi mamá al celular.

Hija, te estoy esperando en la puerta. Sal pronto, por favor, si no, llegaremos tarde al avión.

—Amigos queridos, es la hora de mi partida. Deséenme suerte o morirán.

Los dos me abrazan y, en ese instante, siento que estoy a punto de llorar. Pero no lloro, soy un puto iceberg.

Camino hasta subirme al auto de mi mamá. Me cuesta mirarla. Estoy muy enojada con ella por lo que me está haciendo. Bajo la ventanilla y saludo a mis amigos. Nate está abrazando a Bella, que llora. Creo que él también tiene los ojos llorosos o quizá son ideas mías.

Suspiro.

¡Dios, cuánto voy a extrañar a estos dos!

Mientras observo por la ventana, pienso en mí. Ahora, tengo los ojos grises. Eso de que los ojos pueden cambiar de color con el tiempo, es cierto. Antes eran celestes como el mar y ahora son esto que me queda; es como si las lágrimas se hubiesen llevado todo el color.

Mi papá murió hace dos años y yo sigo sin superarlo. Nunca voy a poder hacerlo. Pero mi mamá sí, ya lo hizo. Ella es abogada y viaja mucho por su trabajo. En su último congreso, conoció a un productor de Hollywood y se enamoró de él. Bastante rápido, diría yo. Por eso, pasaremos las vacaciones en Los Ángeles.

¡Yey!

Es sarcasmo.

Odio a los norteamericanos y, más aún, a sus estúpidas playas.

No solo voy a tener que pasar mi verano allí y conocer al novio de mi mamá, sino que también a su hijo.

Diversión… allá vamos.

Quién es Chiara Francia Citterio

♦ Nació en Buenos Aires, Argentina, en 2003.

♦ Es escritora, cantante, actriz y estudiante de la Carrera de Artes.

♦ A los dieciséis años publicó Casi Amor, su primera novela, en una plataforma gratuita con la que alcanzó 75 mil lecturas en un mes.

♦ Es la protagonista de la telenovela infantil de Nickelodeon Heidi, bienvenida a casa.

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