
Luego de un desfile de casi 70 testigos, y como cierre de la etapa probatoria, el juez porteño Juan Ramos Padilla escuchará, desde las 10 de este lunes, el testimonio del ex gobernador José Alperovich, imputado por abuso sexual contra su sobrina y ex colaboradora en un juicio que inició en febrero e ingresa ahora en su etapa final.
Tal como él mismo anunció al inicio del debate el 5 de febrero pasado, el exsenador declarará con toda la prueba ya producida, con un total de 68 testigos interrogados por las partes y a una semana de que comiencen los alegatos de clausura. Se prevé que su exposición dure al menos dos horas y que incluso acepte preguntas del fiscal Sandro Abraldes y los querellantes Pablo Rovatti, Carolina Cymerman y Esteban Galli.
El tres veces gobernador de Tucumán está imputado, en efecto, de haber cometido contra F.L., de entonces 29 años, tres hechos de abuso sexual -dos de ellos en tentativa- y seis sucesos de violencia sexual agravada por acceso carnal. Para los acusadores, el político habría cometido la totalidad de los delitos entre el 14 de diciembre de 2017 y el 26 de marzo de 2018 en las ciudades de San Miguel de Tucumán y Yerba Buena, y en un departamento de Alperovich en el barrio porteño de Puerto Madero, mientras su sobrina trabajaba como su asistente personal en la campaña electoral de 2018-2019 para regresar a la gobernación provincial.

“La prueba va a decir la verdad”, afirmó el exmandatario el primer día del juicio, a cargo del Tribunal Oral Federal 29, en cabeza del juez Ramos Padilla. “Sí, señor juez, mis abogados me piden que postergue la declaración para el final. (...) Sé que todos dirán lo mismo, pero yo quiero decirle, señor juez, que tengo 68 años, 11 nietos, 4 hijos… Quiero la verdad, porque esto me mató”, expresó entonces.
A su vez, precisó: “¿Voy a arruinar mi vida a esta edad? Yo no abusé de ella”, y sobre el origen del proceso penal en curso, añadió: “Esta causa fue armada”.
En rigor, la denunciante, hija de un primo hermano de Alperovich, que también declaró, estuvo al lado del acusado entre fines de 2017 y 2019, mientras él ejercía la senaduría nacional tras ser electo para ese cargo en 2015. El 24 de mayo de 2019, en plena campaña electoral para las elecciones gubernamentales, adonde el imputado puso el foco con el propósito de competir contra el entonces gobernador Juan Manzur, la joven decidió presentar su renuncia. En noviembre de ese año publicó una carta acusando de abuso sexual a su tío segundo, quien pidió licencia sin goce de sueldo en la Cámara Alta. Allí se abrieron dos investigaciones -una en Tucumán y otra en Buenos Aires- que luego se terminarían unificando por orden de la Corte Suprema de Justicia.

De acuerdo al requerimiento que lo llevó a Alperovich a juicio, durante la investigación preparatoria se comprobó “cómo el imputado utilizando su fuerza física, ejerciendo abuso intimidatorio de poder y violencia de género, reducía bajo su dominio a la víctima, y la ponía como un mero objeto de satisfacción sexual, de cosificación, sometiéndola de forma violenta, ultrajante y degradante, haciéndolo por el transcurso de un poco más de tres meses”.
En contraposición, la hipótesis que ha intentado consolidar la defensa en manos de Augusto Garrido, perteneciente al estudio jurídico Cúneo Libarona -de hecho el actual ministro de Justicia fue su abogado durante la instrucción-, apunta a que la denuncia por abuso se trató de una “maniobra orquestada” por miembros de la oposición política de su espacio en la provincia. Bajo ese marco se trató de vincular como responsables de impulsar las acusaciones a David Mizrahi, expareja de la denunciante al momento de los hechos, quien además pertenecía al dispositivo electoral del exsenador antes de saltar a las filas de Manzur, y al actual diputado nacional Carlos Cisneros, un hombre de peso dentro de la Asociación Bancaria de Tucumán y reconocido adversario político del exsenador. “Cisneros fue enemigo mío toda la vida”, aseguró Alperovich al inicio del debate oral.

Salvo la primera audiencia, Alperovich siguió el juicio desde su casa en San Miguel de Tucumán vía Zoom. La semana pasada, no obstante, el juez Ramos Padilla ordenó que el imputado asista durante las próximas jornadas a la sede del tribunal porteño, ubicada en la calle Paraguay al 1500. De esa manera, estará presente para los alegatos de la fiscalía y de la querella, programados para el lunes 10 de junio, y para los de su defensa, fijados para dos días después.
Luego de los alegatos, el juez deberá preguntarle al imputado “si tiene algo que manifestar” antes de dar cierre formal al debate, según lo estipula el Código Procesal Penal. A su término Ramos Padilla determinará la fecha para dar a conocer su veredicto.
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