Fue hace nueve años. Leonardo Grosso (35) convocó a sus tres hermanos en su casa de San Martín. ¿El motivo? Contarles sobre su elección sexual, aunque el asunto se extendió más de lo que pensaba. "No me animaba a encarar el tema", recuerda el diputado nacional por el Movimiento Evita.
"Los invité a comer y no sabía cómo estirarla: me puse a hacer milanesas y le di al pan rallado como cuatro horas. Todos estábamos nerviosos… Ellos no sabían para qué los había reunido, hasta que rompí el hielo: 'Tengo que contarles algo…'. Fue un segundo… Cuando terminé de explicarles mi elección, y que tenía un chico para presentarles, mi hermana me dijo aliviada: '¡Ay, boludo! ¡Pensé que te ibas a vivir a otro país!'".
Aquello ocurrió hace casi una década, cerca de las Fiestas. Unos días después llegó el turno de los padres. Esta vez, la cosa fue con menos rodeos. "El 31 de diciembre, a las cinco de la tarde, les conté… ¡y a las ocho estaba con mi compañero sentado en la mesa de Fin de Año! Mis viejos estuvieron divinos: hasta se sentían mal por no haberse dado cuenta", sigue el diputado de origen peronista, que hace dos semanas fue trending topic porque decidió dar el paso definitivo: "Soy Marica y así elijo nombrarme. Como decía el compañero (Carlos) Jáuregui, en una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política", posteó en su cuenta de Instagram después de la Marcha del Orgullo. Y así se sacó una mochila que cargó durante décadas.
–¿Por qué sentiste la necesidad de revelar tu sexualidad?
–Salir del closet es un proceso, no una decisión. Es parte de todo. Hace nueve años, con el consenso que se creó por la discusión del Matrimonio Igualitario, le conté a mi familia, como le pasó a un montón de gente. Aunque ese impulso no alcanzó para relajar del todo esa situación y contarla abiertamente para todo el mundo. Pero de un tiempo a esta parte tengo la sensación de que ha habido un ataque a ese clima de no discriminación.
–¿Ves un retroceso en ese tema?
–Sí, es un ataque que se ve por distintos lugares. Hace tiempo echaron de un bar a dos pibes por besarse, sumado a las dos chicas que fueron detenidas en la estación Constitución por el mismo motivo. Una de ellas está procesada por resistencia a la autoridad y los que las atacaron siguen en funciones. Y hace poco hubo una condena a tres chabones que golpearon a un pibe al grito de "¡puto de mierda!" en pleno centro.
–Eso parecía haber empezado a cambiar desde las leyes de Matrimonio Igualitario e Identidad de Género. ¿Qué análisis hacés?
–Veo dos cosas. No hay un correlato constitucional. Hace unos años, cuando golpearon a Peter Robledo (Director Ejecutivo del Instituto Nacional de la Juventud) porque estaba con su novio, la presidenta de la Nación, del partido contrario al que él pertenecía, lo recibió en la Casa Rosada. Eso no resuelve el tema que le compete a la Justicia, pero es una señal. El Estado da sentido con la política pública y con acciones, no sólo con leyes. Esto no pasó en ninguno de estos casos. Y el contexto general tampoco no ayuda.
–¿La crisis económica genera intolerancia al distinto?
–Yo creo que la frustración permanente de no poder resolver tus problemas empuja siempre a buscar culpables. Está estudiado en el mundo: el retroceso en la calidad de vida de las mayorías genera odio y brotes racistas. En la Argentina, ese retroceso generalizado de las mayorías populares provoca mucho malestar. Y como consecuencia, odio. Nosotros no reclamamos tolerancia, porque no queremos que nos toleren, sino que nos respeten.
–¿Qué podés hacer desde tu lugar?
–La discriminación es total, incluso económica. Yo no la sufro, porque soy diputado y por ser un varón blanco. Pero si vamos a una chica trans, hoy no tiene posibilidad de conseguir un trabajo. Nosotros hicimos un proyecto de ley para establecer el cupo laboral trans. El oficialismo impidió su tratamiento, lo que muestra que hay una mirada fuerte ahí. En lo que va del año, ya van 61 compañeras travestis y trans asesinadas.
SALIR DEL CLOSET. La charla con el diputado Grosso tiene lugar en su casa de San Martín. En este distrito nació. Después se mudó a Tres de Febrero, donde estudió en la escuela Almirante Brown, "muy cercana a Fuerte Apache". Empezó a militar a los 17 años. "Un compañero se desmayó por hambre y arrancamos a movernos para cambiar esa situación", recuerda.
¿Cómo siguió su camino político? "Nos unimos al Movimiento Evita, con Emilio Pérsico… Tras la crisis de 2001 vimos que teníamos que trabajar con el kirchnerismo", detalla Grosso.
El día que decidió dejar la casa de la familia (compuesta por Guillermo –58–, su papá, carpintero, su madre Claudia –55–, ama de casa, y sus tres hermanos: Emiliano –23–, Facundo y su melliza Renata –35–), Leonardo decidió volver a su lugar de nacimiento, San Martín, donde está reformando la casa que compró para vivir con Guillermo Castro, su pareja desde hace tres años y medio.
Además, Guillermo es el protagonista de la famosa foto del blanqueo. "Yo creo que fue una segunda salida del closet. Había mucha gente a la que no le había contado y me vino muy bien en ese sentido también", dice. Además, junto a la pareja comparte techo un perro llamado Domingo –"le pusimos así porque llegó ese día de la semana y por Perón, claro"– y la gata, Juana –"por Juana Azurduy"–. Ahora seguimos hablando con Leandro.
–¿Cómo fue crecer ocultando tu sexualidad?
–Yo creo que siempre lo sabés, pero te vas dando cuenta en el camino. Nuestras infancias no fueron tan libres como las que tienen los chicos hoy. La sociedad te formatea desde el principio. Te preguntan si tenés novia. Cuando sos muy chico no te preocupás y cuando empezás a ser adolescente no te queda otra que escudarte en la timidez. "Es callado, no cuenta", dicen, sin siquiera pensar que pueden no gustarte las chicas,
–Hace unos días Olivier Giroud, campeón del mundo con Francia en Rusia 2018, dijo que en el ambiente del fútbol es imposible declararse homosexual. ¿La política es igual de machista?
–Muy. Yo pienso que el poder es patriarcal y, por lo tanto, machista. Y la política es una forma de organizarse para acceder al poder y, en mi caso, ponerlo al servicio de la gente. Pero en estos días prefiero recalcar que todo el arco político, desde la izquierda hasta el peronismo más conservador, se solidarizó y congració conmigo. Después de ese posteo, tanto mi compañero como yo sólo recibimos buena onda y un abrazo colectivo, de la política y de la sociedad entera.
–Hace dos semanas escribiste: "Salir del closet no es ser un héroe, es ser más libre". ¿Realmente te sentiste así?
–Sí, estoy mucho más relajado. Me siento más sincero: yo sentía una responsabilidad por todo ese odio que estaba resurgiendo. Y tengo un lugar de privilegio al ser diputado nacional. Un lugar de responsabilidad política: quiero que todo lo que haga sea para ayudar a la gente. Sobre todo a los que no tienen voz, ni a nadie dentro del Congreso. Antes no podía hablar tranquilo de estos temas, sincerarme. Me saqué una mochila.
Por Julián Zocchi.
Fotos: Maxi Vernazza e Instagram.
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