Los castillos más impresionantes de A Coruña: de imponentes fortalezas al borde del mar a murallas que cuentan batallas

Estas construcciones reflejan la importancia militar e histórica de la región

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Castillo de San Felipe, en
Castillo de San Felipe, en Ferrol (Shutterstock).

Imponentes piedras, murallas que han resistido siglos y leyendas que se entrelazan con las brisas del Atlántico. A Coruña no solo fascina por sus costas salvajes, sus acantilados vertiginosos o sus rías salpicadas de playas, sino por un valioso patrimonio monumental donde los castillos y fortalezas son protagonistas indiscutibles. Estos gigantes de piedra emergen tanto en enclaves costeros como en el interior, testigos de batallas, asedios y alianzas durante épocas convulsas como las Guerras Irmandiñas o frente a incursiones extranjeras, especialmente ante las amenazas de la flota inglesa.

Monumentos como el Castillo de San Antón, el Castillo de Vimianzo o las enigmáticas Torres de Mens invitan hoy a sumergirse en un viaje inmersivo por la historia gallega. Quien se aventura a recorrer la provincia, encontrará una ruta marcada por siete castillos excepcionales, repartidos por los paisajes de A Coruña, cuya visita revela secretos de arquitecturas bélicas, escenarios medievales y leyendas inagotables.

Castillo de San Felipe: guardián de la ría de Ferrol

Dominando la zona norte de la ría de Ferrol, el Castillo de San Felipe es un coloso defensivo cuya primera piedra se colocó a mediados del siglo XVI bajo el reinado de Felipe II. El aspecto que conserva hoy se lo debe a la ampliación del siglo XVIII, que lo integró magistralmente en la defensa costera con la construcción de un vasto hornabeque. Este enclave resultó decisivo tanto en el siglo XVI como durante el XIX para detener los intentos de la armada inglesa de conquistar el puerto de Ferrol.

Con posterioridad, sirvió como prisión militar tras la Guerra Civil y, actualmente, pertenece al Ayuntamiento de Ferrol. Su estado de conservación y alto valor cultural han motivado su declaración como Bien de Interés Cultural, reforzando su atractivo para el viajero curioso por la historia y la arquitectura militar.

Castillo de Vimianzo: fortaleza medieval en el corazón gallego

Castillo de Vimianzo, en A
Castillo de Vimianzo, en A Coruña (Adobe Stock).

En el interior de la provincia, el Castillo de Vimianzo se alza como una de las fortalezas más espectaculares de A Coruña. Erigido originalmente entre los siglos XII y XIII, conserva restos de su primitiva torre del homenaje en el actual patio de armas. Sin embargo, el esplendor que exhibe hoy responde a la ampliación acometida en el siglo XV, momento en que adquiere su planta poligonal, murallas, foso y cuatro torres cuadradas. La ubicación estratégica de este castillo permitía el control de todas las rutas comerciales del norte, siendo por ello escenario de conflictos y episodios cruciales como las Guerras Irmandiñas.

Tras un incendio en 1965, la fortaleza fue rehabilitada y hoy funciona como museo de artesanía, con demostraciones de cestería, olería y encaje, sumando además un centro de interpretación de A Costa da Morte. El visitante, entre muros centenarios, revive la vida y oficios tradicionales de la Galicia rural.

Torres de Mens: el legado reconstructivo de las Irmandiñas

En la pequeña aldea de Mens, en Malpica de Bergantiños, las revueltas Irmandiñas propiciaron el rearme y fortificación en el siglo XV sobre un antiguo castro. El conjunto monumental está formado por tres torres cuadradas de sillería, una vivienda central y el inevitable abrazo de una muralla. Reconstruido con esmero en los años noventa, recibió el premio Europa Nostra y fue declarado Monumento Histórico Nacional. Supone una de las mejores muestras de la arquitectura fortificada de la provincia y un verdadero salto en el tiempo para quienes pasean entre sus muros.

Castillo de Santa Cruz de Oleiros: una isla fortificada

El castillo de Santa Cruz
El castillo de Santa Cruz en Oleiros (A Coruña).

Frente a la ciudad de A Coruña y conectada por un puente de madera, la isla de Santa Cruz alberga un castillo peculiar, pequeño pero estratégico, erigido a finales del siglo XVI para reforzar la defensa de la ría y apoyar al cercano Castillo de San Antón. Al recinto principal se anexaron diferentes construcciones en el siglo XVIII, rodeando la isla de unos doscientos metros cuadrados con murallas y torreones.

Esta fortaleza singular fue residencia estival de personajes ilustres como Emilia Pardo Bazán. En la actualidad, alberga el Centro de Extensión Universitaria y Divulgación Ambiental de Galicia (CEIDA), realzando su función como enclave de aprendizaje y conservación.

Castillo de La Palma: historia y misterio frente al mar

Desde la localidad de Mugardos, el Castillo de La Palma se alza frente a San Felipe, creando un tándem monumental en la defensa de la ría de Ferrol. Su origen radica en un modesto puesto de vigilancia de finales del siglo XVI, que a lo largo de los siglos creció hasta convertirse en un formidable baluarte defensivo, cuyo aspecto actual responde a la restructuración decimonónica.

La fortaleza ha protagonizado episodios singulares en la historia reciente, al acoger como prisión a oficiales del ejército, incluido Antonio Tejero tras el fallido golpe de Estado del 23-F. Sumando el Castillo de San Martín al triángulo defensivo, ningún rincón de la ría quedaba fuera del control de estos bastiones.

Castillo de San Antón: vigía de la bahía coruñesa

Castillo de San Antón, en
Castillo de San Antón, en A Coruña (Adobe Stock).

En el mismo corazón de la ciudad, el Castillo de San Antón fue erigido en el siglo XVI sobre un islote, levantándose como defensa ante los ataques de la Armada inglesa junto a las fortalezas de Santa Cruz y San Diego. Aunque la edificación no se finalizó hasta décadas después, resultó indispensable durante los asedios históricos y fue pionero en las fortificaciones abaluartadas de la región.

En el siglo XVIII, se ampliaron las murallas y se añadió un palacete neoclásico junto a un faro. Después de servir como prisión y lazareto, hoy es sede de un museo arqueológico que custodia los hallazgos más destacados de la provincia, guardando la memoria en cada una de sus piedras.

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Castillo de Nogueirosa: la atalaya de Pontedeume

Sobre la peña Leboreira, en el interior de Pontedeume, el Castillo de Nogueirosa domina la desembocadura del río Eume. También conocido como Castillo de Andrade, la reconstrucción culminada en 1377 por el Conde homónimo le confiere un perfil más residencial que militar, aunque no faltan murallas, foso ni la obligada torre del homenaje, que con veinte metros de altura y perfil gótico alberga hoy una exposición permanente de grabado.

Entre las leyendas locales, hay quienes aseguran la existencia de túneles subterráneos que conectaban el castillo con la residencia del conde, tres kilómetros más allá en el centro del municipio.