
El Avellino, un club de fútbol italiano con una larga tradición, ha marcado un fenómeno único a lo largo de más de seis décadas: cada vez que celebra un ascenso importante en el ámbito deportivo, ocurre un cambio significativo en el Vaticano, ya sea la muerte de un Papa o, excepcionalmente, una renuncia al pontificado. Esta curiosa coincidencia, que ha llamado la atención de aficionados y observadores, comenzó en 1958 y no ha dejado de repetirse.
La historia de esta serie de paralelismos comenzó el 9 de octubre de 1958, cuando el Papa Pío XII falleció tras casi 20 años como líder de la Iglesia Católica. Ese mismo año, el Avellino había alcanzado el ascenso de la cuarta división a la Serie C, marcando un momento notable en la historia del equipo. Poco después, Juan XXIII asumió el trono papal, dando inicio a un pontificado breve, pero determinante, que culminó en 1963.
Esa misma fecha, 1963, resultó significativa tanto para el Vaticano como para el club italiano. Juan XXIII falleció, y en paralelo, el Avellino, que en temporadas previas había descendido, logró regresar a la Serie C. En este contexto, Giovanni Montini fue elegido como el nuevo Papa adoptando el nombre de Pablo VI. Su papado se extendió durante 15 años, hasta su muerte en 1978.
Sin embargo, 1978 resultaría ser un año extraordinariamente particular. En cuestión de meses, no solo falleció Pablo VI, sino también su sucesor, Juan Pablo I, conocido como “el Papa de los 33 días” por lo breve de su pontificado. Al mismo tiempo, el Avellino vivía uno de los momentos más importantes de su historia deportiva: lograba, por primera vez, el ascenso a la Serie A, el nivel más alto del fútbol italiano.

Con el inicio del largo pontificado de Juan Pablo II, que lideraría la Iglesia Católica hasta 2005, el patrón no se detuvo. Ese año, conmovido por la muerte del Papa polaco tras 27 años de liderazgo, el Avellino protagonizó otro capítulo de su historia de ascensos. El 19 de junio de 2005, el equipo venció al Napoli 2-1 en la final de los playoffs para ascender a la Serie B. En ese partido, destacó Raffaele Biancolino, quien hoy es el técnico del equipo.
El siguiente hito ocurrió en 2013, un año que se aparta de las muertes papales, pero sigue encapsulando eventos trascendentales en el Vaticano. Benedicto XVI se convirtió en el primer Papa en renunciar al cargo en más de seis siglos. Ese mismo año, el Avellino, tras años en la tercera división, consiguió ascender nuevamente a la Serie B.
El Papa Francisco y el ascenso del Avellino a la Serie B
La última coincidencia se produjo en 2025. El 19 de abril, dos días antes de la muerte del Papa Francisco, el Avellino selló matemáticamente otro ascenso a la Serie B, consolidando esta cadena histórica de momentos paralelos entre el ámbito deportivo y el eclesiástico. A lo largo de los años, esta sucesión de hechos ha constituido un fenómeno llamativo.
Para la afición del Avellino, estas coincidencias significan, al mismo tiempo, la alegría de los éxitos deportivos y la solemnidad de los cambios trascendentales en la Iglesia Católica. Ahora, mientras el club celebró un nuevo ascenso, el recuerdo de esta particular tradición sigue vivo y continúa sorprendiendo tanto a devotos como a seguidores del fútbol.
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