La Iglesia de Maravillas en el centro de Madrid: resistió a Napoleón pero le está costando sobrevivir al vandalismo de la actualidad

Tras resistir conflictos armados y cambios de régimen, el emblemático templo católico de Malasaña enfrenta hoy una batalla con las pintadas, grafitis y falta de recursos

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La iglesia de Malasaña que sufre el vandalismo a diario. (Wikimedia Commons)

La iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Maravillas y los Santos Justo y Pastor, ubicada en la plaza del Dos de Mayo, constituye uno de los testimonios más antiguos y significativos de la historia madrileña. Su construcción se consolidó bajo la dirección de arquitectos como Juan Gómez de Mora, Antonio de Herrera y Alonso Carbonel. La iglesia, fechada en 1628, no solo destaca por su arquitectura barroca y posteriormente neoclásica, sino también por su papel clave en uno de los episodios más recordados de la capital: la defensa de Madrid ante la invasión napoleónica en mayo de 1808.

El edificio actual, originado como convento de Carmelitas Calzadas, sobrevivió a la agitación política y urbana. La tradición sostiene que el nombre del templo proviene de la imagen de un Niño Jesús hallado entre flores conocidas como “maravillas” en el jardín del antiguo beaterio. Con el paso de los años, la iglesia se transformó en un punto de referencia espiritual, culminando en una reforma neoclásica en 1770, liderada por Miguel Fernández y Francisco Gutiérrez, este último conocido también por su participación en la fuente de Cibeles y la Puerta de Alcalá.

La iglesia de las Maravillas ha soportado embates históricos que pusieron a prueba su integridad y su relevancia en la vida madrileña. Sin embargo, en la actualidad, el edificio enfrenta un peligro diferente, nada de la magnitud napoleónica pero igualmente devastador: el deterioro provocado por el vandalismo. Esta paradoja, en la que un monumento capaz de sobrevivir a conflictos armados y cambios de régimen lucha hoy por defenderse de agresiones cotidianas, marca el punto de partida para comprender tanto su pasado heroico como los nuevos desafíos que amenazan su futuro.

Vandalismo y retos de conservación en el siglo XXI

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La Iglesia de Malasaña que tras siglos de historia lucha con el vandalismo. (Wikimedia Commons)

La permanencia de la iglesia de las Maravillas hasta la actualidad representa una excepción en el panorama del patrimonio arquitectónico madrileño. Sin embargo, el edificio enfrenta hoy un desafío distinto al de las invasiones extranjeras o los cambios estructurales: el vandalismo. La fachada, caracterizada por el ladrillo visto y los detalles en piedra, sufre continuos ataques mediante pintadas y grafitis, una problemática extendida en el barrio de Malasaña.

La composición de los materiales complica las tareas de limpieza y restauración, según Tellería, historiador experto de la capital. El ladrillo y la piedra, al ser altamente porosos, absorben la pintura y dificultan su eliminación, lo que puede ocasionar daños irreparables en la superficie. La acumulación de intervenciones vandálicas no solo deteriora el aspecto visual del templo, sino que también genera una sensación de abandono y tristeza entre los vecinos y defensores del patrimonio.

La localidad es una de las ciudades más importantes de la Edad Media italiana. Además, en sus calles ha nacido uno de los compositores de ópera más importantes de la historia

El entorno inmediato de la iglesia, que en otro tiempo constituyó el núcleo de la resistencia y la vida comunitaria, se ve hoy afectado por el descuido y la falta de respeto hacia uno de los pocos edificios históricos que aún se mantienen en pie en el centro de Madrid. Las demandas para proteger el templo y garantizar su conservación se han intensificado en los últimos años, aunque los esfuerzos resultan insuficientes ante la persistencia de los actos vandálicos.

El testimonio de la Iglesia de las Maravillas revela la tensión entre la memoria histórica y los desafíos contemporáneos. El templo, que resistió invasiones y cambios de régimen, libra ahora una batalla cotidiana por su supervivencia en el tejido urbano de la ciudad.