
A sus 87 años, Rebecca sigue levantándose temprano para ir a trabajar. Ni la edad ni las dificultades físicas han conseguido apartarla del mundo laboral. La octogenaria, nacida en Nueva Orleans, necesita el dinero para seguir cubriendo gastos y saldar las deudas que arrastra desde hace tiempo.
La mujer ve la jubilación como una meta lejana o incluso inalcanzable. Sus ingresos se limitan a 720 dólares mensuales, lo que equivale a 610 euros. Después de pasar por diversos trabajos y pedir ayuda a familiares, la anciana ha confesado que espera poder jubilarse a los 90 años.
La vida de Rebecca no siempre estuvo marcada por esta necesidad económica. Durante décadas, disfrutó de estabilidad junto a su marido y pensó que el futuro estaba asegurado. Sin embargo, la muerte de su pareja y la acumulación de deudas, la obligaron a tomar decisiones difíciles y a seguir trabajando 20 años después de su supuesta jubilación.
Una vida de trabajo y cambios inesperados
Desde joven, Rebecca trabajó en el comercio minorista y más adelante logró un puesto poco común para una mujer de su época: fue gerente de crédito. Este trabajo le permitió conocer a su segundo marido, un marino con el que compartió años de estabilidad económica. Ambos ganaban buenos sueldos y nunca pensaron que el dinero sería un problema.
Durante esa etapa, Rebecca no se preocupó por ahorrar ni por prever el futuro. Cuando su marido falleció, la situación cambió por completo. Rebecca se enteró de que la casa donde vivían tenía una hipoteca que todavía no se había pagado. La cuota mensual suponía unos 1.000 dólares, y con la pérdida del principal ingreso familiar, las deudas empezaron a acumularse. Al final, tuvo que declararse en bancarrota y más tarde pudo mantener la propiedad gracias a la ayuda de sus hermanas.
En los últimos años, la salud de Rebecca también se ha visto afectada. Sufrió dos accidentes de tráfico en los que se fracturó un hombro. Estas lesiones la obligaron a recibir fisioterapia y a adaptarse a nuevas limitaciones físicas.
La mujer planea jubilarse a los 90 años
En la actualidad la anciana trabaja los lunes, miércoles y viernes, desde las 8:30 de la mañana hasta las 14:30 de la tarde. Se desconoce su empleo pero Rebecca ha revelado que factura 10 euros la hora. Como este sueldo no era suficiente, aceptó un trabajo extra en una tienda de dulces del Barrio Francés, que abandonó al poco tiempo por la dificultad para trasladarse hasta allí.

Rebecca también ayuda como asistente editorial a una mujer que escribe la historia de su marido. Este trabajo le permite sumar algunos ingresos, pero tampoco cubrir sus necesidades. Sus gastos mensuales incluyen la cuota del coche, la comida y el mantenimiento de la casa. Hace poco, tuvo que cambiar el techo por una plaga de termitas, lo que supuso un gasto extra.
Ahora, con casi 90 años, se encuentra en una situación en la que debe seguir trabajando para poder vivir. Es la única de su familia que aún no se ha jubilado. Tanto sus hermanas como sus amigos disfrutan ya de su retiro, pero ella debe esperar tres años más para poder saldar todas sus deudas.
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