Silvia Severino, psicóloga: “Cuando el amor dolió antes, la mente desconfía de todo aquello que se parezca a esa situación”

La experta señala que, en este contexto, el problema no se trata de falta de conexión o de que la persona haya perdido la capacidad de volver a enamorarse, sino del miedo y el bloqueo emocional

Guardar
Tras malas experiencias en relaciones,
Tras malas experiencias en relaciones, las personas pueden sufrir un bloqueo emocional. (Freepik)

Hay personas que, tras una o varias malas experiencias en el amor, dejan de confiar en que pueda llegar alguien para ellas. No siempre ocurre de forma consciente; a veces no es una decisión explícita, sino una sensación que se instala poco a poco: una especie de cansancio emocional que lleva a pensar que el amor, tal como se imaginaba antes, ya no está disponible.

En ese punto vital, muchas personas siguen deseando compartir su vida con alguien, pero algo cambia en la forma de vincularse. Aparece la duda constante, la vigilancia emocional, la sensación de estar siempre un paso atrás. El corazón quiere avanzar, pero la mente levanta barreras invisibles que no siempre se saben explicar.

Este conflicto interno suele ir acompañado de culpa o de autoexigencia: “No estoy preparada”, “me he vuelto fría”, “algo no funciona en mí”. Sin embargo, desde la psicología se insiste en que ese diagnóstico suele ser erróneo. No se trata de incapacidad para amar, sino de una respuesta de protección ante el dolor vivido.

La psicóloga Silvia Severino, a través de un vídeo en su cuenta de TikTok (@silviaseverinopsico), pone palabras a esta experiencia emocional que muchas personas atraviesan tras una ruptura o una relación dañina. “No es que no puedas confiar, es que todavía no sanaste”, afirma. La frase apunta directamente a una confusión habitual: interpretar la desconfianza como un rasgo permanente de la personalidad, cuando en realidad es una herida abierta que aún no ha cicatrizado.

En este contexto, el miedo
En este contexto, el miedo a volver a sentir dolor impide entrar en una nueva relación. (Freepik)

Un bloqueo emocional que busca evitar el dolor

En la misma línea, Severino subraya que el problema no está en la falta de disposición para amar, sino en la relación con uno misma. “No es que todavía no estés lista para amar otra vez, es que todavía no te reconciliaste contigo”. La reconciliación personal aparece así como un paso previo imprescindible antes de volver a vincularse desde un lugar seguro.

La psicóloga también desmonta etiquetas que suelen aparecer tras una decepción afectiva. “No es que haya algo malo en ti, no eres fría ni frío, no eres complicada ni complicado”. Estas palabras buscan aliviar la carga de juicio que muchas personas interiorizan cuando sienten que ya no aman como antes o que algo se ha bloqueado en su interior.

Según explica Severino, el origen de ese bloqueo tiene que ver con la memoria emocional. “Es que sufriste en una relación de pareja y hay partes de ti que aún no se sienten seguras”. El cuerpo y la mente aprenden del dolor, y su función principal pasa a ser evitar que vuelva a repetirse.

De ahí que, incluso cuando aparece una persona distinta, con actitudes sanas y coherentes, algo no termine de encajar por dentro. “Cuando el amor dolió antes, la mente desconfía de todo aquello que se parezca a esa situación, incluso de lo bueno y de lo sano”. No se trata de falta de interés real, sino de un sistema de alarma hiperactivado.

Algunas actitudes que tenemos, pueden ser señales de lo que somos según los psicólogos

Esa contradicción interna se traduce en un cierre emocional difícil de explicar. “Entonces, llega alguien a tu vida y crees creerle, quieres creerle, pero algo dentro de ti se cierra”. No porque no exista conexión, aclara Severino, sino porque “hay heridas que todavía están activas, están abiertas”.

Es en ese momento cuando surgen las grandes preguntas. “¿Será que no estoy lista? ¿Será que el amor ya no es para mí?”. Dudas que, según la psicóloga, parten de una premisa equivocada. “La verdad es otra: no es el amor el problema, es el miedo. Es la herida que sigue sin calmarse. Es esa parte tuya que solo quiere sentirse a salvo”.

Desde la psicología, el abordaje pasa por dejar de forzarse a sentir y empezar a escuchar lo que duele. Sanar implica tiempo, autocompasión y, en muchos casos, acompañamiento terapéutico. No se trata de lanzarse de nuevo al amor como prueba de valentía, sino de reconstruir primero la seguridad interna, algo fundamental para recuperar la autoestima y aprender cuáles son los límites propios en el amor.