Un vecino de Boadilla (Madrid) encuentra los restos mortales de un brigadista de la batalla de Brunete cuando paseaba junto a unas madrigueras de conejos

Junto al cuerpo se ha hallado un casco Adrián, el modelo utilizado por las fuerzas republicanas

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Exhumados los restos mortales de
Exhumados los restos mortales de un posible brigadista fallecido en la batalla de Brunete (Gobierno de España)

Un vecino de Boadilla del Monte, un municipio de Madrid, estaba caminando junto a unas madrigueras de conejos cuando se encontró algunos huesos al descubierto. Este hallazgo reveló la existencia de unos restos mortales de un posible brigadista de la batalla de Brunete. El descubrimiento, que ha sido notificado por el Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática, ha tenido lugar en una zona cercana a los intensos combates que tuvieron ligar en julio de 1937 durante la Guerra Civil española.

Ante el yacimiento, los especialistas de la Facultad de Ciencias de la Universidad Complutense de Madrid se desplazó este lunes, 22 de diciembre, hasta el lugar para realizar la exhumación del cuerpo. Aunque las primeras hipótesis señalan a un posible soldado del Ejército Popular de la República, la investigación continuará recabando pruebas genéticas para intentar determinar la identidad de los restos, según la información de Europa Press.

Junto al esqueleto se ha hallado un casco Adrián, un modelo utilizado de forma masiva por las fuerzas republicanas. Este descubrimiento se efectuó poco después de que la entidad Arqueoantro notificara a la Secretaría de Estado de Memoria Democrática la presencia de huesos al descubierto. Los resultados de los análisis del cuerpo y los materiales encontrados en el recinto causan expectación ante la posibilidad de que aporte una información relevante sobre las causas de la muerte y los combates desarrollados en ese enclave.

Los soldados llegan a Brunete
Los soldados llegan a Brunete para la batalla (Ayuntamiento de Brunete)

La batalla con la que los republicanos casi recuperan la capital

De confirmarse la identidad del posible brigadista, se podrá conocer si el soldado fue uno de los hombres bajo el mando republicano que, tras la caída de las provincias vascas en manos del ejército nacional, buscó una forma de desviar la atención del enemigo desde la capital. Estos milicianos, especialmente inscritos en el sector comunista, decidieron lanzar una ofensiva en Brunete, un enclave que no destacaba por su importancia estratégica, pero que fue seleccionado para intentar romper el asedio nacionalista sobre Madrid y aliviar la presión sobre la capital, tal y como resume el Ayuntamiento de Brunete en su web.

Antes del 6 de julio de 1937, el municipio estaba bajo el control de los sublevados y contaba con poco más de 1.500 habitantes, lo que revela la baja relevancia en cuanto a comunicaciones. No obstante, la misión diseñada por el general Matallana, dibujó el frente en una línea que unía Navalagamella, Villanueva del Pardillo, Las Rozas y Madrid. Así, en el pueblo, situado a unos 40 kilómetros de la capital, se concentraron dos cuerpos de ejército republicano, con cerca de 85.000 soldados, 40 carros blindados, 300 aviones, 130 tanques y más de 220 piezas de artillería.

Los tanques llegan a Brunete
Los tanques llegan a Brunete para la batalla (Ayuntamiento de Brunete)

Concretamente, el ataque republicano sorprendió a los nacionales de la División 71 -compuestos en su mayoría falangistas y soldados marroquíes- con un bombardeo coordinado de aviación soviética y artillería. Gracias al factor sorpresa, Brunete quedó rodeada en pocas horas. Por su parte, los nacionalistas enviaron refuerzos desde el norte, junto con la Legión Cóndor alemana, famosa por su intervención en Guernica meses antes.

En la comarca, pequeñas guarniciones nacionales resistieron el asedio republicano mientras ambos bandos movilizaban grandes contingentes. El combate fue intenso y prolongado. El fuego arrasó campos y viviendas, y la falta de agua agravó la situación de los soldados. Finalmente, el 13 de julio, tras una semana de duros combates, los republicanos pusieron fin a su ofensiva, logrando avances al sur de Brunete y debilitando el cerco sobre Madrid.

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37.000 bajas y la destrucción casi total del pueblo madrileño

A pesar de las trincheras y fortificaciones levantadas, el ejército nacional reunió nuevas fuerzas y, el 18 de julio, lanzó una contraofensiva. Las divisiones de los generales Sáenz de Buruaga, Asensio y Barrón irrumpieron en Brunete, apoyadas por la aviación alemana. La batalla se extendió hasta el 22 de julio, con intensos combates urbanos y altas temperaturas. A pesar de que el bando nacional recuperó el control del pueblo, los republicanos tomaron el dominio de las localidades cercanas.

El balance de la batalla fue devastador: 20.000 bajas republicanas y 17.000 nacionales, además de la pérdida de material bélico y la destrucción casi total del pueblo. Las Brigadas Internacionales quedaron diezmadas y el ánimo republicano sufrió un golpe irreparable. Aunque, su reconstrucción de Brunete fue asumida por el organismo Regiones Devastadas, que imprimió el estilo herreriano a los nuevos edificios, destacando la Plaza Mayor y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.