El curioso tocado de la reina Camila en su encuentro con el Papa León XIV: una corona negra de hojas de laurel y un largo velo de tul

La mujer de Carlos III se ha reunido este jueves con el Papa León XIV en la Biblioteca Apostólica del Vaticano, tras una recepción oficial en el Patio de San Dámaso

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La reina Camila durante una
La reina Camila durante una visita a la Capilla Paulina el 23 de octubre de 2025 en la Ciudad del Vaticano. (Pool/Pool vía REUTERS).

La visita de Estado de los reyes Carlos III y Camilla al Vaticano ha dejado una imagen para la historia y un estilismo que ya marca tendencia. No solo porque se trata de la primera vez en cinco siglos que un monarca británico —y anglicano— reza junto al Papa, sino también por la elección del vestuario de la reina, que ha sabido combinar diplomacia, protocolo y moda con un inconfundible aire gótico que parece inspirado en la estética de Miércoles Addams, tan presente en las pasarelas de este otoño como en la propia boda de Stella del Carmen.

El encuentro con el papa León XIV ha tenido lugar este jueves 23 de agosto en la Biblioteca Apostólica del Vaticano, tras una recepción oficial en el Patio de San Dámaso. La expectación era máxima: nunca desde los tiempos de Enrique VIII un soberano británico había participado en una oración pública con el pontífice. Durante unos 45 minutos, el rey y el Papa mantuvieron una reunión privada antes de dirigirse a la Capilla Sixtina, donde presidieron una oración ecuménica dedicada a la defensa del medio ambiente, junto al arzobispo de York, Stephen Cottrell.

En cuanto al protocolo, la reina Camilla cumplió con todas las normas de etiqueta que exige una audiencia con el Santo Padre. Solo las reinas católicas —como Letizia de España— gozan del “privilegio del blanco”. En su caso, como reina consorte de un monarca anglicano, debía vestir de negro riguroso y cubrir su cabeza, algo que resolvió con elegancia y personalidad.

Para ello, la soberana ha optado por un vestido de seda negro de Fiona Clare, de manga francesa, falda midi y escote cerrado, que aporta sobriedad y sofisticación. Pero lo más comentado fue, sin duda, su tocado en forma de corona, una pieza del sombrerero real Philip Treacy, decorada con hojas metálicas y un delicado velo de tul que caía sobre su espalda. El resultado evocaba las coronas de laurel de la Antigua Roma y se alejaba de la mantilla tradicional que otras reinas han lucido en el Vaticano.

La reina Camila durante una
La reina Camila durante una visita a la Capilla Paulina el 23 de octubre de 2025 en la Ciudad del Vaticano. (Pool/Pool vía REUTERS).

Joyas con historia

El estilismo se completó con joyas de gran valor simbólico. Camilla eligió un collar de cuatro hilos de perlas con broche de topacio y diamantes, acompañado de pendientes a juego, un conjunto adquirido por Carlos III en una subasta de Sotheby’s en 2000. Estas piezas suelen reservarse para ocasiones de Estado, como bodas o ceremonias oficiales. Además, del Joyero Real rescató un broche en forma de cruz que perteneció a la reina Isabel II, conocido como Raspberry Pip, una joya heredada de la condesa de Strathmore, abuela de la difunta monarca, en 1881.

Más allá del protocolo, el look de Camilla ha sido interpretado como un guiño a la tendencia gótica que domina esta temporada, reforzada por el reciente estreno de la segunda temporada de Miércoles. La silueta entallada, los tejidos oscuros, el tul y el dramatismo del tocado reflejan esa estética romántica y sombría que ya se ha visto en celebridades como Stella del Carmen —que sorprendió con un vestido de novia con encaje— o Dakota Johnson, que lució un estilismo de dama de honor en negro.

La aparición de la reina también evocó inevitablemente la visita al Vaticano de Melania e Ivanka Trump en 2017, quienes se ciñeron al mismo código de vestimenta. Entonces, ambas eligieron vestidos negros midi con velos, aunque mucho más discretos que el tocado escultórico de Camilla. En esta ocasión, la esposa de Carlos III ha logrado ir un paso más allá, reinterpretando la etiqueta vaticana con una dosis de teatralidad británica.