Una española que vive en China cuenta cuatro hábitos que ha adquirido y en España no eran viables: “Es carísimo”

Desde costumbres en el hogar hasta caminando por la calle, la vida en el país asiático dista mucho de a la que estamos acostumbrados los españoles

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Chica española viviendo en China.
Chica española viviendo en China. (TikTok)

Después de seis años viviendo en China, Oihane (como se hace llamar en redes sociales), una joven española activa en TikTok, ha compartido en uno de sus vídeos algunos de los hábitos que ha adoptado desde que se mudó al país asiático. Desde costumbres domésticas hasta percepciones sobre la seguridad, su experiencia muestra cómo el entorno puede transformar comportamientos cotidianos.

“Vivo en China desde hace seis años y estos son algunos hábitos que ahora tengo que antes no”, comienza diciendo en el vídeo. Uno de los más destacados es el uso frecuente del taxi, algo que en España apenas hacía. “En España, la verdad, es inviable tomar un taxi porque es carísimo, pero aquí en China la verdad es que es muy barato”, explica. La accesibilidad del servicio de transporte en ciudades chinas la ha llevado a normalizarlo como parte de su rutina diaria: “A veces, cuando el recorrido es muy corto o el metro tarda más que el taxi, pues es conveniente tomarlo. Y aquí estoy acostumbrada a un día cualquiera tomar, yo qué sé, tres, cuatro taxis, la verdad, durante el día”.

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Otro cambio significativo en su vida tiene que ver con la relación con el agua y la salud, influenciada por la medicina tradicional china. “El segundo hábito es tomar agua caliente cuando estoy enferma, cuando me encuentro mal”, dice. Según cuenta, esta práctica tiene una explicación cultural muy extendida en el país. “Ellos dicen que el agua caliente es mucho mejor para la digestión, porque al final el agua caliente o tibia está en sintonía o a la misma temperatura que tu temperatura interior en el cuerpo”, comenta. “Entonces no interrumpe la digestión ni nada de lo que tenga que ver con tu estómago”.

En el plano doméstico, Oihane también ha integrado una costumbre fundamental en los hogares chinos: quitarse los zapatos al entrar a casa. “Creo que esta es obvia, es que no uso zapatos dentro de casa”, afirma. “Yo, de hecho, tengo como unas balditas que dejo fuera de casa en la puerta de entrada, donde dejo todos mis zapatos, y luego tengo unas zapatillas de casa para mí y para los invitados para que puedan usarlas dentro de la casa”. Como señala, se trata de una práctica ampliamente asumida en el país: “Aquí en China nadie utiliza zapatos dentro de casa. La verdad que está muy, muy mal visto, así que es algo que definitivamente hago”, dice entre risas.

“Es un lugar muy seguro”

Mujer andando por Beijing, Chin.
Mujer andando por Beijing, Chin. REUTERS/Tingshu Wang

Quizás el cambio más profundo que ha experimentado Oihane tiene que ver con su percepción de la seguridad en el espacio público. “Otro de los hábitos que tengo es la falsa seguridad que me ha dado China”, admite. Según explica, el hecho de vivir en un entorno seguro le ha hecho bajar la guardia en exceso.

“Yo no presto atención a mis alrededores, no presto atención a mi teléfono, no presto atención a quién pueda estar detrás mío, porque China es un lugar muy seguro”. Esta confianza, sin embargo, le ha jugado alguna mala pasada en otros países: “Es algo que me ha pasado malas jugadas cuando he viajado fuera de China, porque obviamente, pues no todos los lugares son así y yo a veces voy muy confiada pensando que va a ser igual que mi ciudad de aquí y, pues no lo es”.

Para Oihane, volver a España u otros países donde se requiere más atención y precaución en la calle supone un pequeño proceso de reajuste. “Es algo que tengo que recordarme a veces cuando vuelvo a España o cuando voy a otro país que a lo mejor, pues no es tan seguro o a lo mejor simplemente, pues tienes que tener un poquito más de cuidado. Pero sí es algo definitivamente de lo que peco”, concluye.