“Vivo completamente solo en un desierto”: a los 83 años, este hombre lleva una vida de ermitaño en su aldea abandonada

Hace poco se mudó un vecino a una zona cercana que le ayuda con la compra y se asegura de que no le falte de nada

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El hombre que vive completamente
El hombre que vive completamente solo en una aldea de Francia. (Imagen: Facebook)

El despoblamiento rural es un hecho caracterizado por la falta de habitantes en los pueblos y zonas alejadas de las grandes ciudades. Este proceso, comenzado a principios de 1950, supone una pérdida cultural y una escasez de recursos en las regiones afectadas, además de una intensificación en el envejecimiento de la población. No obstante, los hay que prefieren la tranquilidad del campo.

En el corazón de Trièves, una región situada el sureste de Francia, se encuentra la aldea de Sagne-Battute, un lugar donde el tiempo parece haberse detenido. Allí, entre casas de piedra y caminos silenciosos, vive Jean-Louis, un hombre de 83 años que ha dedicado su vida a preservar la memoria de este pequeño rincón olvidado.

Su historia se remonta a mediados del siglo pasado cuando, tras completar el servicio militar, que por aquella época era obligatorio, decidió regresar a sus raíces familiares en lugar de buscar una vida en la gran ciudad.

El objetivo era noble: restaurar la granja de sus abuelos. “Después del servicio militar, pasaba los fines de semana cargando sacos de cemento y quemando la hierba seca del caserío”, ha explicado Jean-Louis al medio francés, Dauphiné Liberé.

Con esfuerzo y determinación, consiguió renovar el granero, comprar tres vacas y un tractor y comenzar su vida en el campo. “Soy el último guardián de este país”, ha afirmado con orgullo de haber rescatado a este lugar del abandono.

Una vida de soledad y silencio

La aldea de Sagne-Battue es un espacio en el que predomina el silencio. Está situada al final de una estrecha carretera de cuatro kilómetros y cuenta con cinco chalets, todos deshabitados. Jean-Louis vive allí desde entonces y describe este pequeño entorno como su refugio particular.

Estoy muy contento de vivir lejos de los camiones, los trenes… aunque a veces pasan aviones sobre mi cabeza”, ha explicado el octogenario. A pesar de la soledad, Jean-Louis no está completamente desconectado del mundo. Aunque el correo puede tardar más de una semana en llegar, sigue las noticias nacionales e internacionales a través de la televisión.

Especialmente, le interesa los acontecimientos políticos globales, sobre todo las tensiones actuales entre los líderes actuales de las potencias mundiales. “Las historias entre el presidente estadounidense y el ruso son mi culebrón”, ha indicado el hombre. Y a veces, la enfermera llama a la puerta para visitarle y tomarse un café con él.

Vivo solo en el desierto, pero me interesa el mundo entero”, ha manifestado Jean-Louis. Por la noche, comparte su comida con los gatos callejeros, que se han convertido en sus compañeros más cercanos desde que decidió retirarse hace veinte años.

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Un nuevo amigo

La decisión de Jean-Louis de quedarse a cuidar de Sagne-Battute supuso un esfuerzo para mantener viva la memoria de su familia y su comunidad.

Sin embargo, no todo es aislamiento. Recientemente, un vecino se instaló en una zona cerca, lo que ha traído un soplo de aire fresco a su vida. Este vecino, que se ha convertido en un amigo, lo ayuda con las compras y se asegura de que no le falte de nada.