Trump “tarde o temprano chocará con Sánchez”, pero “no es el fin del mundo para España”, apuntan analistas internacionales

Las primeras declaraciones de Trump sobre España parecen predecir unas relaciones tensas, aunque los expertos llaman a la calma

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Donald Trump y Pedro Sánchez.
Donald Trump y Pedro Sánchez. (Montaje Infobae)

El acto de investidura de Donald Trump ha supuesto toda una declaración de intenciones de lo que será su segunda legislatura. El 47º presidente de Estados Unidos juró el cargo rodeado de los grandes magnates tecnológicos de Silicon Valley, entre los que se encontraba el titular del Departamento de Eficiencia del Gobierno, Elon Musk; y de grandes figuras de la derecha europea, entre ellos el líder de Vox, Santiago Abascal.

Tras prometer, una vez más, “poner a Estados Unidos en primer lugar”, no hubo tiempo que perder para el nuevo mandatario: en menos de 24 horas, Trump ha derogado 78 órdenes ejecutivas de Joe Biden, congelado las contrataciones de funcionarios, firmado la retirada del Acuerdo de París, la salida de EEUU de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y ha proclamado una emergencia nacional en la frontera con México... “Todo es cuestión de sentido común”, declaró en su discurso de investidura.

Donald Trump en el despacho
Donald Trump en el despacho oval. (REUTERS/Carlos Barria)

En esta productiva jornada para la política americana e internacional, España encontró un lugar entre las menciones del presidente Trump, aunque fuese de forma negativa. El mismo día en que Pedro Sánchez llamaba desde el Foro de Davos a unirse contra la “tecnocasta” y la “internacional ultraderechista” que rodea al nuevo Gobierno estadounidense, Trump amenazó con imponer aranceles del 100%.

Especialmente punzantes han sido las críticas a la inversión en defensa. Para Trump, las aportaciones españolas a la OTAN son “muy bajas”. Para rematar, se ha deshecho del chef español José Andrés como asesor presidencial.

La OTAN y la inversión en defensa

Imagen de archivo: El presidente
Imagen de archivo: El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, interviene en una rueda de prensa en la segunda y última jornada de la Cumbre de la OTAN 2022 en el Recinto Ferial IFEMA MADRID, a 30 de junio de 2022, en Madrid (España). (Eduardo Parra - Europa Press)

Las relaciones con la nueva administración estadounidense parecen comenzar de forma convulsa y es justo la inversión en la OTAN el principal punto de tensión que puede surgir entre ambos países. “Esa idea que tiene Donald Trump de que España es el país, en términos porcentuales del PIB, que menos invierte en defensa, es uno de los temas más importantes para España y más problemáticos en esa relación con EEUU”, valora David Gómez, analista de El Orden Mundial.

En su pasado mandato, Trump exigió a sus aliados aumentar al 2% del PIB sus aportaciones a la OTAN, un objetivo que ahora ha aumentado al 5%. España apenas gasta un 1,28% actualmente. “España tendría que asumir una reorganización del gasto público enorme para cumplir con las demandas de EEUU. A corto plazo, es muy difícil de asumir”, dice Gómez.

Desde el Real Instituto Elcano, sin embargo, llaman a la calma y a esperar a ver los siguientes pasos del nuevo presidente. La investigadora Carlota García Encina no tiene tan claro que esta inversión en la organización transatlántica vaya a marcar las relaciones internacionales. “Nosotros pagamos un 1,2% e Italia, el 1,5%. Es algo más, pero está por debajo del 2%. Y, sin embargo, Italia tiene una relación cordial con la administración”, valora. El aumento de la inversión en la OTAN es, de hecho, una reclamación que se remonta a Barack Obama, “o incluso mucho antes”, recuerda la investigadora.

Un choque ideológico

Entre Italia y España hay una diferencia clara y es el corte ideológico del Gobierno. “Pedro Sánchez representa uno de esos pocos líderes socialdemócratas que quedan en la Unión Europea y sobre los cuales seguramente Elon Musk va a poner el foco”, recuerda Gómez. El magnate tecnológico, ahora titular del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) ha comenzado a dar pasos en apoyo a las corrientes ultraderechistas europeas y ha hecho llamamientos a “hacer Europa grande de nuevo”, paralelismo con lema trumpista Make America Great Again. Desde la presidencia, “Trump representa una serie de tendencias que el Gobierno de España está radicalmente en contra”, valora Gómez, que entiende que la administración americana “tarde o temprano, chocará con Pedro Sánchez”.

Es algo que se ha visto en el mismo acto de investidura, al que acudieron líderes como Meloni, Orbán o Abascal, aunque para García Encina, las invitaciones del pasado lunes no determinan “con quién se va a llevar bien o mal el nuevo presidente”. “A partir de ahora es cuando tenemos que empezar realmente a prestar atención con quién se reúne, con quién está, con quién habla y con quién negocia”, aconseja la investigadora del Real Instituto Elcano. “No ha llegado el fin del mundo para España”, asegura.

Tampoco es motivo para confiarse. En el plano internacional, las acciones de Estados Unidos ponen en peligro la posición de España. “El apoyo de Estados Unidos a Marruecos puede envalentonar de nuevo a la diplomacia marroquí y generar tensiones”, advierte Gómez.

Aranceles del 100% para productos españoles

Imagen de archivo de varias
Imagen de archivo de varias botellas de aceite de oliva en un supermercado. (Adobe Stock)

Trump no solo ha metido de forma errónea a España entre los BRICS, sino que le ha incluido en la posibilidad de imponer aranceles del 100% a sus negocios con Estados Unidos. De llegar a implantarse, el sector agroalimentario sería el más afectado, con productos como el vino, la aceituna negra o el aceite de oliva, que ya sufrieron en el primer mandato de Trump. “España era el principal exportador a Estados Unidos de este producto. Después de los aranceles [impuestos en 2019], fue el cuarto y Túnez se puso por delante”, recuerda el analista de El Orden Mundial.

El sector farmacéutico y las energías renovables también podrían sufrir, al igual que el sector automovilístico, aunque de forma indirecta. “España exporta maquinaria, productos y piezas a otros países de la Unión Europea que después sí exportan estos bienes finales a Estados Unidos. De esta forma, indirectamente también va a afectar”, explica Gómez.

García Encina, en cambio, cree que España será de los menos perjudicados, a excepción del sector agrícola, y no considera que los nuevos aranceles anunciados sean definitivos. “Esas cosas están sobre la mesa y se están negociando”, asegura.

Próximos pasos en la diplomacia hispano-americana

Trump desmantela el legado de Biden con una ola de decretos que inauguran su mandato.

Pese a las diferencias, el Gobierno español parece optar por la prudencia. Por el momento, Sánchez ha felicitado a Donald Trump por su investidura y espera trabajar “para fortalecer la relación estratégica entre nuestros países”. Según explica Gómez, es una actitud que ya mantuvo en el anterior mandato, “una estrategia de pragmatismo” en la que, aunque “a nivel interno endurece un poco más el tono”, evitará la confrontación abierta “de puertas para fuera”.

Y es que, como apunta García Encina, la falta de afinidad política “no es una novedad” entre las dos naciones. “Lo vimos en la primera administración [de Trump], cuando llegó Pedro Sánchez al Gobierno”, recuerda. Para la investigadora, a partir de ahora, la apuesta de la diplomacia española debe sustentarse en dos patas: “La defensa, con tropas y con capacidades americanas tanto en Rota como en Morón; y la situación económica, sobre todo, de las empresas españolas, que es fantástica allí. Eso no va a cambiar y se va a mantener estable, tiene buenas perspectivas”, expresa.

Por ello, insiste en la necesidad de “mantener la comunicación” y “poner todos los recursos posibles”, sobre todo en las relaciones con el Capitolio, “donde se hace la política norteamericana”. “Hay que hablar con senadores, con la Cámara de Representantes y hay que estar muy presentes. Creo que ahí hay una carencia desde hace muchísimos años y es importante que lo hagamos”, valora la investigadora.

“La relación entre España y Estados Unidos es una relación asimétrica, entre un gran país, una gran potencia que está en todas las mesas de negociaciones; y una potencia media europea. No somos ni una prioridad ni un problema para Estados Unidos y, por lo tanto, no estamos en el ojo del huracán", valora.

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