Algunas especialidades de médicos están acostumbradas a enfrentarse a situaciones de máxima tensión en las que se deben tomar decisiones en segundos para salvar la vida de los pacientes. A los médicos se les instruye en que, en cada intervención, deben comportarse como profesionales porque la vida de la otra persona depende de su trabajo. Pero, cuando la persona que está en una situación de vida o muerte es un ser querido o conocido del profesional sanitario, las emociones pueden jugar una mala pasada.
Choque fatal contra un camión
La tragedia ha tocado de lleno al Hospital Central Louis Pasteur en Dole, Francia. Desde el pasado 2 de diciembre, los miembros de este hospital galo están guardando luto, después de que una de sus compañeras falleciera a causa de un accidente de tráfico en la carretera D905, al este del país y cerca de la frontera con Suiza.
Cualquier pérdida de un ser humano es dura de asimilar, pero, en este caso, es todavía más impactante por la temprana edad de la víctima y, por ende, toda la vida que tenía por disfrutar.
Anna D., de 24 años y natural de Arbois, era una estudiante de Medicina, que se había incorporado como residente al servicio de urgencias del hospital de Dole. Cuando se dirigía a comenzar su primer turno en urgencias, Anna tuvo un accidente con su Fiat 500, el cual acabó con su vida.
Según la gendarmería francesa que acudió al lugar de los hechos, “estaba oscuro, llovía y las condiciones de la carretera eran difíciles. La víctima quiso adelantar, perdió el control de su vehículo y chocó de frente contra un camión”. La Fiscalía de Lons-le-Saunier será la encargada de examinar si la pérdida de control del coche se produjo a causa de un error humano o de un fallo mecánico del vehículo.
“Era una estudiante brillante”
Sus compañeros de hospital fueron los sanitarios que acudieron como respuesta a la emergencia y se encontraron con la triste confirmación de que la víctima era una compañera de profesión. Por ello, se ha habilitado una unidad de atención psicológica en el Hospital Central Louis Pasteur para ayudar en esta situación que “ha afectado a muchos compañeros”, según informan fuentes del hospital francés.
Las muestras de cariño no han cesado de llegar a las instalaciones hospitalarias, en las que se destaca que Anna era una “estudiante brillante”, que había logrado quedarse entre los 200 primeros puestos del concurso médico. Además, desde el hospital informan que Anna “llegó hace seis meses al hospital y a principios de noviembre a urgencias. Ya había podido ser apreciada humana y profesionalmente por sus colegas internos y médicos superiores”.
La muerte de esta joven francesa que tenía toda una vida por delante es un recordatorio más de la peligrosidad de las carreteras, y de la importancia de una conducción segura. En el caso del accidente de Anna, la dirección del hospital aseguró que “no había trabajado el día anterior” y que, por tanto, “el cansancio no provocó el accidente”.