
Leticia Martin (Buenos Aires, 1975) comenzó a releer a Nabokov, en particular Lolita. Quería entender cómo una novela que parte de un tema tan escabroso había logrado convertirse en una de las cumbres de la literatura. Entonces comenzó a darle vueltas a una idea: ¿y si la protagonista fuera una mujer y el menor abusado un niño?
Al mismo tiempo hubo un par de casos en Buenos Aires que le impactaron mucho, sobre todo el de una mujer que abusó del hijo de su pareja y el niño terminó muriendo a causa de la continua violencia sexual a la que era sometido. “Esa historia me conmocionó mucho y me puse a investigar y tenía amigos que, de alguna forma habían sido acosados. Pensé que era un material incendiario, pero muy narrable. Eso sí, no quería caer en el morbo”, cuenta la autora a Infobae España. “Lo que quería era abordar el tema del abuso cuando lo ejerce una mujer y reflexionar sobre eso”.
Y entonces, ocurrió el Apagón que afectó a Argentina, Uruguay y Paraguay en 2019. Tres países en los que se colapsó la red de suministro eléctrico generando el caos y el pánico en la población. Un momento de incertidumbre que decidió incluir en la novela y que obliga a tres personajes a vivir encerrados juntos, en este caso durante días, como si se tratara de una distopía apocalíptica.
Te puede interesar: Las 10 mejores novelas negras para leer este otoño: de Stephen King a Juan Gómez Jurado
Feminismo, micromachismos y cultura de la cancelación
Así surgió Vladimir, que ha ganado el Premio Lumen en su primera (nueva) edición. En ella, una joven, Guinea, tiene que huir de Estados Unidos después de haberse descubierto que mantenía relaciones con uno de sus alumnos, así que decide regresar a Argentina, la tierra de la que huyeron sus progenitores y que ella no había nunca vuelto a pisar. Justo cuando aterriza, se produce el ‘apagón’ y, totalmente desorientada, acepta la oferta de un hombre para llevarla a un lugar seguro en el que vive con su hijo Vladimir, de unos 16 años. Allí, tendrán que aprender a convivir en una atmósfera de lo más extraña, mientras que Guinea comience a sentir deseo hacia Vladimir.
“Nabokov también hizo coincidir tres personajes en un mismo espacio, y para mí esta idea de lo desconocido que pasa de puertas afuera me permitía que se sintiera la amenaza en estado latente todo el rato”, continúa la autora.

Poco a poco iremos descubriendo más cosas sobre Guinea, así como sus contradicciones, sus miedos, pero también su lado oscuro. ¿Podría haber escrito un hombre esta novela? Y, si lo hubiera hecho, ¿deberíamos desconfiar por si sus intenciones fueran prejuiciososas o maliciosas?
Te puede interesar: Un año de la muerte de Javier Marías: homenajes y la reedición de uno de sus grandes libros
En este sentido, resulta inevitable hablar también de la cultura de la cancelación. “Yo quería valorar de qué manera una obra literaria puede convertirse en algo amenazante para la sociedad. Toda esa cuestión de la censura me interesa mucho, porque, ¿hasta qué punto estamos protegiendo a la gente de algo o tenemos simplemente miedo? Me gusta poner el dedo ahí para molestar un poco y, en todo caso, no debemos olvidar de que se tratan de obras de ficción, no literatura en primera persona”.
La autora cree que las mujeres debemos liberarnos del paternalismo y que el feminismo debería ser menos punitivo, más inteligente a la hora de elegir las peleas, porque hay discusiones que no merecen la pena. “Estamos luchando por una sociedad más igualitaria por lo que habría que provocar menos al otro, porque parece que el micromachismo nos tapó el bosque, cuando lo importantes es: ¿por qué no cobro yo igual que un hombre? Las batallas que importan no es la chiquita, sino la grande”.
Leticia Martin se crio leyendo a Alejandra Pizarnik, a Alfonsina Storni, a Marguerite Duras, a Marguerite Yourcenar o Clarice Lispector. “Ellas me han enseñado a decir las cosas sin miedo. Y pienso en mi hija adolescente y que va a vivir en un mundo distinto, porque hemos avanzado mucho con respecto a ellas, que tenían que esconderse más. Así que cada vez me siento menos pesimista. Además, ahora a las mujeres que escribían se las calificaba de locas con tendencia depresiva, y ahora una madre normal como yo puede escribir una novela”.
Últimas Noticias
Ni una vez a la semana ni cada dos días: esta es la frecuencia con la que deberías lavarte el pelo, según los expertos
Los especialistas desmontan mitos antiguos y explican por qué, con el calor y la contaminación, lavarse más a menudo no es un error sino una necesidad

Renta individual o conjunta, ¿qué es mejor?
Un asesor fiscal detalla cuándo conviene más la renta conjunta o individual y cómo afectan los ingresos y la composición familiar a las deducciones disponibles en el IRPF

Resultados de la Triplex de la Once: sorteo 2 de las 12:00
Con las loterías de Juegos Once no solo tienes la capacidad de ganar varios euros en premios, sino que parte del dinero recaudado se destina a beneficios sociales

Qué es la dieta de Nurai, la alimentación que sigue el rey Juan Carlos: “Todo el mundo me felicitó por mi forma física”
El rey emérito confiesa seguir el patrón alimenticio de la isla de Nurai, donde ha establecido su residencia tras marcharse de España

Este es el motivo por el que muchos conductores utilizan mal las luces de emergencia
El Reglamento General de Circulación marca límites claros sobre su uso



