Toni Montesinos retrata a Emerson como un profeta del optimismo

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Alfredo Valenzuela

Sevilla, 10 jun. El poeta, filósofo y escritor Ralph Waldo Emerson (1803-1882), considerado el fundador de las letras norteamericanas, nunca se arredró ante las peores circunstancias y fue un profeta del optimismo y del entusiasmo, según lo retrata Toni Montesinos en su ensayo biográfico "Ojos llenos de alegría" (Ariel).

Autor de medio centenar de libros, crítico y periodista cultural, Montesinos, que ha presentado su libro en Sevilla, ha asegurado que su máxima aspiración en la vida es rodearse de bondad y amabilidad, lo que tal vez lo llevó a seguir los pasos de Emerson, quien siempre alentaba a "practicar la felicidad moral", si bien sus escritos -ha advertido- son lo más opuesto que pueda imaginarse a lo que hoy se entiende por "autoayuda".

"El optimismo fue su gran credo", según Montesinos, quien ha recordado cómo el neoyorquino Jim Valvano, legendario entrenador de baloncesto, adoptó como lema vital una frase de Emerson: "Nada grandioso puede lograrse sin entusiasmo".

En torno a Emerson se agruparon intelectuales como Henry David Thoreau, adelantado de la desobediencia civil y de la abolición de la esclavitud, el poeta Walt Whitman, que cantó la homosexualidad, el narrador Nathaniel Hawthorne, el revolucionario pedagogo Bronson Alcott, la pionera del feminismo Margaret Fuller y el abolicionista capitán John Brown.

"Estados Unidos tuvo la oportunidad de escucharlos a todos ellos; si la sociedad norteamericana les hubiera hecho caso ahora tendrían otro tipo de vida, ojalá su pensamiento sirva para regenerar el país y acercarse a lo que podría haber sido", ha señalado Montesinos sobre el momento histórico crucial en el que se cruzó la vida de estos creadores e intelectuales y lo que su obra supuso para los nacientes Estados Unidos.

Fueron unos intelectuales que "amaron tanto la verdad y fueron tan valientes en defenderla que, sin duda, hoy en día estarían todos ellos cancelados", ha señalado el autor, para quien Emerson, sin duda, "es el personaje de la historia", en un momento tan crucial como el que le tocó vivir.

"Emerson estimula tanto el raciocinio como lo espiritual; creía en la inmortalidad del alma y en los seres buenos, fue una personalidad heroica y también un provocador pero que siempre lo hacía con elegancia y destreza; siempre buscó la verdad y eso subyace en sus textos; y estuvo convencido de que el dios más poderoso es cada uno de nosotros", ha descrito Montesinos la inabarcable personalidad de Emerson.

"El núcleo de su mensaje es la seguridad en uno mismo y en que tenemos que depositar una fe inquebrantable en nosotros mismos; considera que la fe en nosotros mismos era algo majestuoso; tenía el orgullo de ser, de descubrir y de ver lo sobrenatural en lo natural", ha añadido el autor, quien durante los siete años en los que ha trabajado en esta -como también ha definido su libro- "biografía ensayística" ha visitado todos los lugares en los que vivió el pensador norteamericano.

Emerson "tenía el convencimiento de que lo que es verdadero para ti lo es también para los demás" y de que "la verdad es nuestra única armadura a lo largo de la vida y a la hora de enfrentarse a la muerte" y, según Montesinos, se lamentaba "de que empleemos este maravilloso intelecto que tenemos en leer crónicas de sucesos y en elegir chalecos y corbatas".

Pese a este ideario, Emerson, ha advertido Montesinos, "tuvo motivos para todo lo contrario" porque se quedó huérfano muy joven, se le murió un hijo con 5 años, tuvo dos hermanos con problemas psíquicos y enviudó cuando su mujer, Ellen, era muy joven.

No obstante, Montesinos, para el título de su libro, se ha inspirado en la frase que Ellen dijo a Emerson en su lecho de muerte, como mejor modo de reflejar el espíritu del sabio norteamericano: "No he olvidado la paz ni la alegría". EFE

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