El problema de las cámaras apagadas

Cómo involucrar activamente a los alumnos en las clases virtuales

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Con una desigualdad tan grande en nuestro país, y con tantos millones de alumnos que no pueden acceder a la virtualidad, capitalizar lo que nos brinda la tecnología es fundamental. Aun así, uno de los reclamos de muchos docentes durante las clases virtuales es el tema de las cámaras apagadas.

Sin vínculo no hay aprendizaje. Esto significa que yo, como docente, debo conectar emocionalmente con mis alumnos para que ellos puedan aprender.

Ahora bien, si mis alumnos apagan la cámara en las clases de zoom, ¿cómo hago para poder anticiparme, para poder acompañarlos, para darme cuenta si entienden o no, si están frustrados o me necesitan, o inclusive, si están ahí, detrás de la cámara?

No todas las situaciones son iguales.

Desde ya, debemos comprender situaciones como las de aquellos alumnos que no tienen cámara, o que, por falta de buena conectividad, necesitan tenerlas apagadas. También es cierto que a algunos alumnos el zoom les genera un cansancio extremo o mucha ansiedad. Todas estas razones deben ser consideradas. Empatía ante todo.Pero no siempre cuando un alumno tiene su cámara apagada es por estas cuestiones que debemos contemplar, y ahí, el adulto, debe intervenir.

Para que una clase virtual sea exitosa, entre otras cosas, debemos verificar que:

1. La clase sea interesante y significativa.

2. Los alumnos interactúen entre ellos.

3. Las cámaras estén prendidas (salvo excepciones).

4. Haya una participación activa por parte de los estudiantes.

5. Los alumnos estén preparados.

6. Que puedan mantenerse en el tema.

Imposible olvidarme que en el último año, habiéndome pasado todo el tiempo hablando acerca de la importancia de las cámaras prendidas a quien quisiera oírme, al finalizar uno de mis talleres, voy a ver a mi hija, que estaba en clase de zoom en su habitación, y la veo con la pantalla apagada. Taquicardia. Cuando termina su clase le pregunté por qué tenía la cámara apagada, y su respuesta fue esclarecedora: “porque todos las tienen apagadas”. ¡Gulp!

Cuando comprendemos el porqué de la necesidad de las cámaras prendidas, debemos raspar un poquito para ver qué se esconde detrás de la cámara apagada.

¿Por qué apagan las cámaras?

- ¿Por temas de conectividad?

- ¿Por miedo al bullying?

- ¿Para que no les saquen fotos?

- ¿Por no mostrar sus casas?

- ¿Por vergüenza?

- ¿Porque nadie les dice nada?

- ¿Porque no hay un protocolo para las clases virtuales?

- ¿Otra razón?

Si la razón es por miedo al bullying, o miedo a que los expongan, claramente el problema no es la cámara. El problema es que el aula es un lugar poco seguro para los alumnos. Una clase exitosa pide altos aprendizajes y baja amenaza. Es decir, ningún alumno que se sienta muy nervioso, expuesto, que crea que lo van a humillar o cualquier otra razón, va a poder desplegar todo su potencial creativo. Un aula sana es un lugar en donde nada malo puede pasar. Debemos trabajar desde el día uno en generar las mejores condiciones para que los alumnos puedan aprender.

Si otro motivo es no querer mostrar sus casas, algo perfectamente entendible, podríamos enseñarles a utilizar un filtro virtual.

Y si, por otro lado, las tienen apagadas, simplemente porque nadie les dijo que deben tener las cámaras prendidas, ¿por qué deberían saberlo?

Debemos crear un protocolo que hable acerca de los requisitos de la clase virtual. El tema de la cámara, sin duda, será uno de esos temas a tratar.

La participación en clase (virtual o presencial) no es opcional. Lo chicos deben poder involucrarse cognitiva y emocionalmente para poder aprender. Un alumno que no se involucra, pierde la motivación y se desconecta. Literalmente también.

Mostrarles qué hacer, o qué significa algo, no implica que el alumno pueda hacerlo por sí mismo cuando lo necesite. Una cosa es que sepan acerca de la natación y sus diferentes estilos, pero otra es que pueden meterse al agua y nadar. Para nadar bien, tengo que practicar. Los alumnos aprenden mucho más haciendo que viendo o escuchando. Y cuando lo hacen, yo, docente, tengo que ver qué y cómo lo están haciendo para acompañarlos y darles una devolución. ¿Cómo saber si el alumno está a un paso de frustrarse si tiene la cámara apagada?

Sin razones de peso, como las que mencionábamos antes, tener la cámara apagada en la clase virtual es análogo a participar de una clase presencial detrás de una columna. Tratar de enseñar con cámaras apagadas es como enseñar en un cuarto sin luz. Necesitamos ver y conectarnos con los alumnos. Los alumnos necesitan verse a la cara e interactuar entre ellos y con el docente. Ya lo decía Winston Churchill, “nunca dejes que una crisis se desperdicie.” Generemos las condiciones de seguridad física y emocional para que nuestros alumnos puedan capitalizar sus clases y aprender.

Laura Lewin es autora, capacitadora y especialista en educación. Es oradora TEDx y ha escrito numerosos libros, entre los cuales podemos destacar su más reciente libro, La Nueva Educación, de editorial Santillana (2020).

Facebook: @LauraLewinOnline

Instagram: @lauralewinonline