
En una sesión con USD 287,1 millones negociados en el segmento de contado, el BCRA se alzó con compras por USD 84 millones este lunes, una cifra que significó el 29,3% del volumen operado. Esto fue un recorte en la absorción de divisas a manos de la entidad, pues venía captando entre el 46% y el 77% del total, ahora con un margen mayor para las compras a cuenta de los importadores.
Luego de tocar un máximo intradiario de $1.230, el dólar libre finalizó operado a $1.225 para la venta, con una mínima ganancia de cinco pesos en el día. En enero avanza 200 pesos o un 19,5 por ciento. El billete llegó a operarse el jueves 25 a un récord de $1.260 para la venta.

Ramiro Marra, legislador de la Ciudad de Buenos Aires por La Libertad Avanza y presidente del partido, afirmó a través de su cuenta en la red social “X” que “para los que dudaban, la dolarización está a la vuelta de la esquina” y destacó que los pasivos en pesos en el balance del Banco Central se redujeron a la mitad debido a la devaluación, tendencia que acerca la posibilidad de alcanzar este objetivo en un corto plazo.
El dólar “blue” gana diez pesos en el día, a 1.230 pesos. En enero avanza 205 pesos o un 20 por ciento. El billete llegó a operarse el jueves 25 a un máximo intradiario de $1.260 para la venta. Con un dólar mayorista que se acomoda en los $825,20, la brecha cambiaria alcanza el 49,1 por ciento.
Las primeras posturas de venta en el segmento mayorista del dólar marcan un precio de $825,30 por unidad, es decir 1,80 peso por encima del cierre del viernes pasado. En enero el tipo de cambio oficial asciende 16,85 pesos o un 2,1 por ciento.

En la economía argentina subyace desde hace décadas una batalla solapada entre los pesos y los dólares. La sobre abundancia relativa de los primeros y la supuesta escasez de los segundos trae oleadas recurrentes de alta inflación y desmesuradas devaluaciones, eventos excepcionales en la mayoría de los países del mundo, pero frecuentes en la Argentina, con mayor o menor violencia y velocidad, y con las consecuencias ya conocidas para los habitantes: drástica pérdida del poder adquisitivo, desplome de la actividad económica, crisis social y un “barajar y dar de nuevo” desde la política para resurgir de las cenizas, ya con el daño consumado.

El viernes a la mañana el mercado estaba eufórico. En particular, el cambiario, que abrió con demanda. Fue un movimiento corto, porque enseguida se puso rotundamente vendedor sin que aparecieran compradores; que estaban entusiasmados con el Bopreal (el bono para cancelar deuda con los importadores).

La eliminación de todo el capítulo fiscal de la ley ómnibus, una de las columnas sobre las que se apoyaba el plan de déficit cero de Javier Milei podría implicar un tropiezo para la credibilidad del programa económico del gobierno libertario, que deberá ahora poner en marcha recortes más drásticos en otras áreas para llegar al mismo resultado, sin el aporte de subas de impuestos.

Desde 1991, cuando estuvo por primera vez a poco del lanzamiento del plan de convertibilidad, Robert Citrone, visitó 58 veces la Argentina. Estuvo en agosto pasado, en ocasión de las elecciones primarias que ganó el actual presidente, Javier Milei. Y ahora, cuando apenas llegado fue de Ezeiza al Ministerio de Economía a saludar a Luis “Toto” Caputo, a quien conoce desde hace más de 30 años, cuando Citrone trabajaba en los Fondos Fidelity y el hoy ministro de Economía argentino lo hacía en J.P.Morgan, en Nueva York.

El ministro de Economía Luis Caputo defendió la operatoria del bono Bopreal que el Banco Central comenzó a emitir en las últimas semanas y que está destinado a importadores que tengan deuda con proveedores del exterior. El funcionario aseguró que el impacto en las reservas -dado que es un título que se suscribe en pesos pero que paga en dólares- no será considerable y que muchas empresas lo usarán para descontar pago de impuestos, una posibilidad que está contemplada.




