
Las sucesivas subas de la tasa de interés de referencia, y con ella la de los depósitos a plazo fijo minoristas, pelearon durante todo este convulsionado 2023 contra las permanentes dudas que genera en los ahorristas el futuro del peso argentino. A días de un balotaje presidencial que opone a un candidato oficialista que no ha dado muestras claras de cómo va a intentar revertir la tendencia hacia la licuación del peso y un opositor que directamente promete eliminarlo en un futuro indefinido y a un precio “de mercado”, la autoridad monetaria ha tenido que subir los rendimientos de los depósitos a niveles siderales.
El último retoque a las tasas de interés las llevó del 118% al 133% nominal anual empezó a regir el 12 de octubre. Se dio en medio de la dolarización acelerada de carteras que precedió a la primera vuelta presidencial del 23 de ese mismo mes. Y en medio de una abrupta caída nominal del stock de pesos colocados a plazo fijo en el sistema.
Entre el 20 de septiembre y el 20 de octubre, la cantidad de pesos colocados en esos depósitos había caído de $13,92 billones a $12,43 billones. Casi un billón y medio de derrumbe. En términos reales, si se tiene en cuenta que la inflación marchaba encima del 12% mensual en los dos períodos involucrados, el derrumbe era mucho mayor.
La entidad conducida por Miguel Pesce enfrentaba una acelerada dolarización de carteras y aspiraba a una suba de tasas aún mayor. El derrumbe era así de preocupante. Pero desde el Ministerio de Economía que dirige Sergio Massa moderaron esas pretensiones.
En las dos oficinas pueden decir que tuvieron razón. En el Banco Central porque la suba de tasas no alteró nada. La salida de depósitos a plazo fijo se mantuvo firme en los días que siguieron, por lo que pueden argumentar que se necesitaba una suba mayor. Y en el quinto piso de Economía porque la suba de tasas no pareció ser la clave para alterar la tendencia.
La divisoria de aguas se ve de manera precisa en los datos monetarios que publica el Banco Central. Fue el 23 de octubre, el día de las elecciones. Superar la cita con las urnas fue clave. En los días posteriores a los comicios, los plazos fijos se volvieron a renovar. Y se empezaron a colocar nuevos.
Con el último dato disponible, correspondiente al 2 de noviembre, se ve que el stock nominal de depósitos a plazo fijo trepó a $13,32 billones. Un rebote de $890 mil millones en pocos días que está lejos de alterar la tendencia en términos reales -esos pesos cada día valen menos- pero al menos frenó la corrida en términos nominales.
“La suba en la tasa de interés de los depósitos a plazo se dio en un contexto de caída de los saldos de estos instrumentos en pesos del sector privado, tanto en términos reales como nominales. (...) Con posterioridad a la suba de tasas se revirtió parcialmente la tendencia”, consignó el último informe monetario mensual del BCRA, que sólo analiza datos hasta el cierre de octubre.
“Con todo, las colocaciones a plazo fijo habrían experimentado en octubre una contracción de 12,5% a precios constantes, y de esta manera acumularían una caída del orden del 27% en el año”, analizó el mismo reporte.

La entidad profundiza un poco más. El pánico que llevó a desarmar plazos fijos fue, principalmente, minorista. El segmento de depositantes que más plazos fijos desarmó fue el que tiene colocados menos de $1 millón. El 18% de esos depósitos, en términos reales, salieron del sistema en octubre. Casi uno de cada cinco.
También fue pronunciado entre quienes tenían de $1 millón a $20 millones. Salió el 12,8%, en términos reales. En colocaciones más grandes hubo también salidas, del orden de uno de cada 10 pesos, también en términos reales.
¿Cuánto paga el plazo fijo?
Con la nueva tasa de interés que el Banco Central fija para los depósitos a plazo fijo el rendimiento mensual llega al 10,9 por ciento. Menos que la inflación de septiembre y menos que la de octubre (aunque es probable, no seguro, que haya superado a la inflación de noviembre).
Así, colocar $100.000 a 30 días pasó de resultar en un resultado –capital más intereses– de $109.698,63 a premiar con $110.931,51 pasado un mes. Lejos de ser una variación de relevancia.
Con una elección más por delante, aunque parece haber amainado la salida de depósitos de pánico, la tendencia a la caída de tenencias en pesos a algo de plazo se mantiene. Y eso es porque o los ahorristas desarman depósitos o la inflación los licúa de todas formas.
“Comienza a hacerse cada vez más palpable la preferencia por la liquidez, donde los fondos comunes de inversión de renta fija perdieron 5 puntos de participación respecto a un año atrás, mientras que los money market ganaron terreno”, dijo un informe de la consultora LCG, que refleja que las tenencias que hasta hace poco iban con destino a plazos fijos ahora tienden a preferir colocaciones más cortas como fondos comunes o las cuentas remuneradas de billeteras digitales.
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