El nuevo esquema del Banco Central es la confesión de que ya no quedan reservas para sostener al dólar

Hay demasiada desorientación y dudas entre los inversores. La idea de que la devaluación esté cerca sigue pero a la vez se afianza el desdoblamiento del mercado cambiario

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(Foto: Franco Fafasuli)
(Foto: Franco Fafasuli)

La realidad va ocupando el espacio que había abandonado por un día en los mercados. Apenas una rueda duró la pausa. Superado el cierre del lunes, el Banco Central volvió a lo acostumbrado y a lo que más detestan los inversores: los controles.

El comunicado del lunes de la Comisión Nacional de Valores dictado por Miguel Pesce, el titular del Banco Central, fue una confesión a corazón abierto de que no hay reservas para sostener al dólar. Por eso liberaron a los dólares en la plaza cambiaria donde intervienen con el bono AL30D. Los precios oficiales de los dólares financieros volaron. El MEP cotizó más que la versión libre.

Claro, fue un alza con escasos negocios porque el objetivo del nuevo cepo es maniatar a los inversores. El dólar MEP operó apenas USD 2 millones. Hasta el viernes pasado movía entre USD 20 y 30 millones diarios. Por supuesto, no hubo necesidad de intervenir. Ahora los inversores solo pueden hacer una operación semanal de USD 50 mil nominales que equivalen a USD 16.000 en efectivo.

El cierre del MEP en este mercado inexistente en volumen, marcó un alza de casi $ 12 (+6,1%) a $ 200,30. Lo irónico es que el dólar oficial ahora es más caro que el libre que se negoció contra el GD30D a $ 199,92 (+$ 2,30). El “blue” o dólar libre, aumentó $ 1 a $ 200,50. Está más caro que el que se opera contra el bono GD30D.

El contado con liquidación también subió en la plaza oficial, pero los negocios aquí fueron inexistentes por lo que su precio de $ 204,92 (+$15,88) no es representativo. En la plaza libre cotizó a $ 208 contra el GD30D y a $ 211 contra certificados de acciones que cotizan en Nueva York. En ambos casos, el precio marca una suba de $ 2 y es una señal de que el mercado del dólar se está recalentando.

El mazazo final vino del lado de la calificadora de riesgo Moody’s que elogió al Gobierno por enviar un plan económico al Congreso, pero descree que, tras el acuerdo con el FMI, pueda cumplir las metas. La advertencia mostró que hay un nuevo obstáculo y que acordar con el organismo multilateral no significa el final de una serie de pesadillas ni el principio de un paraíso para invertir en los mercados financieros.

A la mente de las manos grandes vino la posibilidad de que, ante las exigencias del FMI, el Gobierno que trata de mostrar una unidad que no existe en la trastienda, tenga problemas. Un importante integrante del Grupo más cercano a la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner, mostraba esa preocupación porque se corte el débil hilo que une a todos. “El momento clave será el acuerdo con el FMI”, dijo en una conversación reservada.

Por eso los bonos de la deuda tuvieron bajas de hasta 4% y la menor caída de los títulos más gravitantes, evitó que el riesgo país volara más alto de lo que voló. Después de la caída del día anterior, por las compras de oportunidad de los inversores, el riesgo país aumentó 22 unidades (+1,3%) a 1.705 puntos básicos. Si bien está más bajo que en los días previos a las elecciones, mostró una volatilidad que de aquí en más perseguirá a todos los activos argentinos.

En la plaza mayorista, donde se aceleró el ritmo de devaluación, el dólar subió 11 centavos a $ 100,31 y retomó el promedio de alzas de 4 centavos diarios computando el sábado y domingo pasado. En esta oportunidad, el Banco Central pudo comprar USD 50 millones, pero fueron insuficientes para evitar una caída de las reservas de USD 63 millones a 42.459 millones. El préstamo del Banco de Basilea se está pagando.

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Las acciones fueron la muestra de lo que sucedió tras el pesimismo de Moody’s. Con una caída de 25% de los negocios, se operaron $ 1.974 millones. El S&P Merval, el índice de las acciones líderes, se desplomó 3,57% y en dos ruedas acumuló una baja de 5,70%. Las mayores pérdidas, al igual que la rueda anterior, la soportaron los bancos. Macro (-7,45%), Transportadora Gas del Norte (-7,24%) y Galicia (-7,23%) fueron los mayores perdedores.

Los ADR’s -certificados de tenencia de acciones que cotizan en las Bolsas de nueva York- operaron la mitad de lo habitual. Los negocios alcanzaron a $ 2.460 millones y las caídas fueron absolutas. No hubo alzas entre los certificados argentinos. Los más afectados fueron Central Puerto (-8,55%), Banco Macro (-8,55%) y Galicia (-7,42%).

Para hoy existe la posibilidad de que se vea el fenómeno del “rebote del gato muerto”, como se llama en la jerga a la suba que sigue al derrumbe. En cuanto al precio de los dólares, pocos son optimistas. Hay demasiada desorientación y dudas en el mercado. La idea de que la devaluación esté cerca sigue, pero creen que el desdoblamiento del mercado cambiario será fatal para los bonos atados al dólar oficial (dollar linked) por eso bajaron hasta 0,70%. El día anterior habían perdido 1%. Los favoritos ahora son los bonos atados a la inflación. Los Boncer subieron hasta 1,16%.

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