Borges, el perro que se quedó ciego y una campaña por él contra la pirotecnia

En vez de gastar en petardos, regalá libros. Esa es la propuesta. Por este animal y todos los demás

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Borges está ciego y ahora
Borges está ciego y ahora lo asustan las explosiones.

Parece una ironía de la literatura, pero cuando rescatamos a ese pequeño cachorro desnutrido, callejero y perdido y le pusimos el nombre de “Borges” él veía perfectamente; hoy, ahora, no ve nada de nada por una condición genética.

Adorable y sobreviviente como es, Borges deslumbra su destino perruno con lo que le toca, pero la maldita pirotecnia detona su circunstancia. Por eso el lanzamiento de la campaña #RuidoDeLibros: porque el único ruido que queremos en estas fiestas es el de un libro abriéndose. Esto que contaré es la historia de Borges el perro, a quien los petardos lo dejan con las pulsaciones de un maratonista y lo hacen colapsar. Pero la razón de estas palabras, al contar la historia singular de Borges, es tratar de generar una concientización colectiva sobre la problemática de la pirotecnia e invitar a sumarse la campaña poniendo su firma en change.org/ruidodelibros. Uno más uno podemos ser muchos.

“Me dio a la vez los libros y la noche”

Borges tiene ocho años. Hablamos del perro Borges, por supuesto, que en estos años ha debido aprender si se refieren a él o al otro -al escritor- cuando estoy ensayando recitados de sus textos, dando clases u organizando el festival BorgesPalooza. Y cómo no se va a dar cuenta si tiene un oído Marvel, que lo capta todo, que lo entiende todo, sobre todo después de que esta ceguera congénita le quitara hace un año la posibilidad definitiva de ver.

La campaña por más libros
La campaña por más libros y menos pirotecnia.

Y sí, Borges el perro también se quedó ciego. La ironía es una continuidad de la vida por otros medios. Él, sin embargo (él es el perro), asume su papel de vida como si nada, camina como si viera, es feliz básicamente. La gente en la calle, al verlo con esos ojos Bowie -uno blanco y el otro negro, ambos nulos- le dicen que “uy”, “que pobrecito” y esas cosas, pero la verdad que Borges siempre fue al frente desde que lo rescatamos de la calle cuando tenía 6 meses.

Es por eso que camina adelante como si viera, con su porte intacto, porque de algún modo sabe que vivir es vivir con lo que toca en cada momento, no con lo que debería ser. Vivir es improvisar vida. Borges no da lástima, da vida.

De todos modos, algo sí cambió desde que quedó ciego por completo: el pánico a la pirotecnia. Al agudizar sus otros sentidos, sus orejas reciben el sonido como si los decibeles salieran de unos parlantes Marshall de un riff de ACDC. Y lo asusta. Y lo paraliza. Y lo hace temblar. Entonces intenta subirse arriba tuyo, protegerse como sea, primitivo, ancestral, materno, desesperado por una piel conocida. Hay noches que no puede -no podemos- dormir. Y es quedarse abrazándolo hasta que se tranquiliza.

El autor de la nota
El autor de la nota y su perro, Borges.

Por supuesto Borges está con un tratamiento multidimensional por esto, con adiestradora y tratado por una etóloga. Pero este no es solo el problema de Borges, sino de todos los animales y personas que padecen esto y no tienen ni siquiera la posibilidad de pagar un tratamiento.

#RuidoDeLibros

Como cada fin de año, la pirotecnia produce un sinfín de problemáticas en las distintas capas de la sociedad: daños a las mascotas, a niños y niñas con sensibilidad auditiva, quemaduras, contaminación sonora, potenciales incendios en geografías secas y cualquier otro riesgo derivado de esta peligrosa práctica.

Por estas razones lanzamos la campaña #RuidoDeLibros no solo para concientizar sobre la urgente necesidad de “pirotecnia cero”, sino también proponer reemplazar ese gasto por algo más productivo para la sociedad: la inversión en libros.

Simple: en vez de gastar en pirotecnia, regalá libros. Me fijé los precios: hay pirotecnia que vale lo que un libro y más también, mucho más. Compren un libro mejor: el mejor sonido es el que sale de ahí adentro.

¿Hace falta la pirotecnia?
¿Hace falta la pirotecnia?

No nos oponemos a la celebración, sino todo lo contrario: leer es celebrar la imaginación, la vida, la ficción, el futuro que empieza. Y, sobre todo, es apoyar la cultura de un país.

¡Sumá tu firma y compartí!

Ya tenemos 689 firmas en la campaña #RuidoDeLibros y sigue creciendo con el correr de las horas. Es alentador.

Son números, sí, “no hace la diferencia”, pensará alguno; sin embargo, cuanto más alcance tenga mayor posibilidades hay de concientizar. Por eso hay que seguir. Nadie es la Patria y todos lo somos, decía Borges (el escritor). Esta no es una campaña que tenga ningún lucro y, por el contrario, está pensada para que cada uno, con su historia, la haga propia. Esta campaña no es de nadie y es de todos.

Somos nosotros ahora los que lo escuchamos y pedimos que no jodan con la pirotecnia. Se puede celebrar sin joder a nadie.

Ojalá él y todos los que padecen estos ruidos puedan tener unas fiestas en paz. Ojalá ustedes, lectores, puedan tomar esta causa y hacerla propia.

No sé cuál de los dos Borges escribe este ladrido.