
Takeshi Kitano reaparece en Cannes la próxima semana con una nueva historia de samuráis, muy esperada por el público, pero el cineasta japonés de culto asegura a la AFP que se esfuerza por permanecer “indiferente” al éxito.
Kitano, que saltó a la fama como cómico antes de ser aclamado como director de cine de autor, dijo en una entrevista exclusiva a AFP que hace las cosas a su manera.
“Si recibo reconocimiento en el extranjero, me alegro, pero quiero ser lo más indiferente posible”, dijo en Tokio antes de partir hacia el festival de cine francés.
“Me alegraría mucho si algo de lo que he rodado recibiera buenas críticas. Pero eso no significa que vaya a intentar agradar”, apunta.
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Kubi es el primer largometraje en seis años de este cineasta de 76, cuya ecléctica carrera incluye etapas como actor, autor, pintor y presentador del concurso en televisión El castillo de Takeshi.
Aunque su última obra cuenta con un presupuesto mayor que las películas de gánsteres por las que se dio a conocer, la originalidad sigue siendo crucial para Kitano.
A pesar de ser un gran admirador del maestro del cine japonés Akira Kurosawa, a la hora de rodar Kubi evitó ver las escenas de combate de los clásicos del director, como Los siete samuráis o Ran.
“Odio que me influyan”, dijo Kitano. “Intenté no ver las escenas de combate de las películas de Kurosawa, para no dejarme influir por ellas”.

“Si son parecidas, probablemente teníamos las mismas ideas”, asegura.
“Intento dejarlo”
Kubi narra la muerte en 1582 del señor feudal más poderoso de Japón en una trampa mortal en un templo de Kioto, en lo que se conoce históricamente como el Incidente de Honno-ji.
La película no compite en Cannes, pero se estrenará en el festival el martes. Es la primera aparición de Kitano en Cannes desde 2010, cuando la película de yakuzas Outrage se presentó en la competición oficial.
Sin embargo el director –sentado en un sofá de su camerino de la cadena japonesa TV Asahi, tras haber grabado el programa de política que presenta desde hace décadas– resta importancia a su regreso a la gran pantalla.
“Llevo mucho tiempo intentando dejar la televisión y el cine”, dice, explicando que está tratando de tomárselo con calma, jugando al golf en su segunda residencia.
Pero incluso sin la presión de producir, Kitano se encontró de nuevo en el plató. “Pensé que ésta sería mi última película”, afirma. “Pero cuando terminamos de rodar, los actores y el equipo dijeron que era una buena película”, y ese reconocimiento es “lo más importante” para él.
Beat Takeshi
Tras estudiar ingeniería y “temas relacionados con el espacio” en la universidad, el entretenimiento fue la segunda carrera de Kitano.

Durante décadas fue uno de los presentadores de televisión más populares de Japón, conocido como Beat Takeshi, y realizaba sketches disfrazado de cualquier cosa, desde un luchador de sumo hasta un cartón de leche gigante.
Todo lo contrario de sus películas, llenas de personajes torturados y humor negro, como los thrillers sobre gánsteres Sonatine, Brother y Hana-Bi, que se llevó el primer premio en el Festival de Venecia de 1997.
El mayor éxito comercial de Kitano, Zatoichi (2003), también era una película de samuráis, y Kubi es su película más cara hasta la fecha, con un coste de producción de 1.500 millones de yenes (11 millones de dólares).
Kubi habla de la lealtad, la traición y los códigos de honor japoneses pero también de las relaciones entre personas del mismo sexo. “El drama histórico japonés rara vez muestra la homosexualidad masculina”, dice Kitano, aunque “era común en esa época”.
Fuente: AFP.
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